DESDE MI VENTANA…

No sabe ni cómo ni cuándo su barco se fue a la deriva, quedó varado en la necesidad más perentoria. No se acuerda del ayer, de su infancia perdida, de su huida de aquella casa cuyas paredes rezumaban cada día dolor y violencia. Lo del sufrimiento, la soledad y la falta de dignidad prefiere llevarlo al día. No hay más dolor que el que le proporciona el presente, lo pasado ya lo sufrió, ya lo borró.
Hoy, sentado en el escalón del Super, ve pasar la gente atiborrada de prisas, con los carros repletos de deseos, de momentos por vivir, de recuerdos… Y piensa que no hay derecho, que no es justo, que él, un marginado, un desahuciado, lo sea esta noche más aún, porque, por no tener, no tiene ni derecho al recuerdo de lo vivido, sinónimo de lo sufrido.
Así que esta puta noche, tan señalada, la puta sociedad, la puta vida que lo condenó le obligará a digerir dos tazones del estigma de la soledad. Y mientras la gente no deja de entrar y salir, mientras percibe el murmullo y el calor del consumo, observa todo su patrimonio clasificado en unas cuantas bolsas recicladas, requisadas de algún contenedor. Y se consuela pensando que esta noche no es tan fría como aquellas de su infancia, en que, arrebujado en su camastro se cubría de las voces del alcohol y la necesidad, de las del desarraigo y la violencia, de las de la ausencia de cariño.
-Joder, algo bueno tenía que tener eso del cambio climático-
Algo que igual esta puta noche le permitirá improvisar el camastro sobre el cesped del pequeño parque de enfrente, arrebujado en su manta, la madre que lo abriga… Y mirará a las estrellas, todo un lujo, y soñará que, quizás, esta puta noche será la última, porque él se habrá quedado colgado de alguna de ellas, y podrá ver las cosas desde arriba, que, desde abajo, ya se las sabe de memoria.
Ahora, mientras la gente sigue entrando y saliendo, atiborrada de planes, de besos, de deseos y encuentros, el siente en su tuétano el vacío de la invisibilidad y no es capaz de recordar ni el tono de su voz ni el de su grito, aunque el estómago, con frecuencia, le recuerda que sigue siendo carne.
Poco a poco, el establecimiento se ha ido quedando vacío, los últimos en salir, los empleados que, entre risas y cansancio se desean lo mejor. La puta noche ya se ha adueñado de la ciudad desierta, y él, abrigado por su soledad, mira las luces multicolores de un escaparate donde alguien muy importante, sentado en un sillón, delante de un cuidado árbol de navidad, habla con rictus serio, sin que, ni siquiera, pueda imaginar qué coño estará diciendo…
Juan Jurado.
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Sobre JuanJ Jurado 81 artículos
Profesor de Lengua y Literatura española. Publicaciones en La prensa en el Aula. Octaedro. Cuaderno para la comprensión de textos. Octaedro. Ponente del Diseño curricular base para la enseñanza de la Lengua y la literatura española en la ESO, en Andalucía. He sido portavoz y concejal por el grupo municipal de IU en Úbeda. Actualmente no milito en ninguna organización política, pero si la calle me llama, voy.

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