Terminamos el viaje, con pena matizada por la alegría de llevar conmigo la novela (es un decir porque llegará en unos días a su destino) Visita por Valencia capital,ciudad que aprecio y me gusta como urbanita irredenta que soy. Avenidas, arquitectura repujada como traje de fallera, olor a tierra seca y bodas de pamela y pluma a medio día saltándose el rigor del protocolo. Jamás en mis paseos por ciudades he visto tantas bodas, tanto sombrero y chaqué.
Seguimos ruta con la visita al balcón de Rita, más tarde complementamos con la sede de la Generalitat donde entraban los sastres del muy honorable Camps. Incluso nos llegamos a Capitanía recordando el canto de los tanques aquel lejano 23F.
Es triste comprobar los desconchones de los bellos edificios de La Ciudad de las Artes y las Ciencias, el blanco trencadis repuesto resiste como puede con permiso de Calatrava. Peor suerte padece el edificio de la Feria de Muestras, y el campo del Mestalla que muestran, como boca de vieja, sus penurias. Pobre comunidad, pobre ciudad que paga y soporta la megalomanía del dúo Pimpinela formado por Camps y Barberá.
Una se pregunta como es posible aguantar y seguir después de tanto desmán, tanto despilfarro y demencia. Y seguir votando…Quizá el aire tibio que mece está tierra temple y produzca conformidad y una docilidad que más que virtud es arte…
#MariaToca
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