La educación en la historia reciente de España, siempre ha sido uno de los retos mayores de la democracia y hablo en esos términos, sin duda, porque la educación es un pilar fundamental para cualquier estado que se autoproclame democrático.
Es importante decir que la educación mencionada en el artículo 27 de la constitución es, sin duda, uno de los artículos más controvertidos de la transición, ya que, no podemos explicar su desarrollo sin ubicarnos históricamente y poner el foco donde debiéramos.
Después de una dictadura de extrema derecha militarizada y ese pacto sin precedentes con el régimen anterior, es complicado -aunque no menos cierto- afirmar que ese artículo es muy de izquierdas y una gran conquista del bloque progresista. Probablemente algún o alguna jurista de hoy quiera golpearme con un tomo de sensatez, pero la realidad es que se manifiestan derechos y libertades -minuciosamente redactados- que explican un ánimo general, especialmente el de la libertad de enseñanza y al derecho a la educación.
La terminología es fundamental para entender ese artículo. Podemos leer el punto 4 que da garantía de gratuidad y obligatoriedad en la educación básica. Más allá del debate de qué es la educación básica, hay que entender que en la ley del 1970, ya al final de la dictadura, la educación básica era hasta los 14 años.
Lo controvertido, sin duda, no solo se manifiesta en el carácter presupuestario de esa ley, que de una manera planeada, la educación forma parte de los derechos fundamentales, tiene una vinculación directa con el presupuesto general. Es como poco llamativo que la salud o la dependencia, no lo sean. Se garantiza desde el derecho positivo y no desde el derecho subjetivo.
No deja de ser curioso, que un ciudadano de España pueda reclamar ante un tribunal una educación garantista, pero no una salud garantista. Precisamente por ese don dotado desde el diálogo más agresivo de la historia de España. Personas que hace dos días se querían matar y se odiaban, decidieron que los hijos de ambos, pudieran estudiar en función de sus convicciones.
No hay que olvidar que la redacción de la constitución fue protagonizada desde una balanza ideológica muy tendenciosa. Tres representantes de UCD, dos de Alianza popular, uno de PSOE y uno del Partido Comunista.
La cesión por la izquierda, con los militares entrando artículos de la constitución en sobres cerrados, fue una realidad. No se rompió con el régimen anterior y no se rompió con las dinámicas autoritarias, se actualizaron con el permiso de nadie. Aquellos que se fueron a dormir un día como fascistas, se levantaron al día siguiente dando lecciones de democracia.
Decenas de sobres llenos de artículos como el 2, han supuesto uno de los grandes retos del gobierno de nuestro país. Dejando claro que todo estaba atado y bien atado. Nunca os fieis de aquellos que dicen que la Constitución fue un avance, un cambio radical y una conquista colectiva, porque no lo fue. Y mucho menos de aquellos que se refieren a uno de los dictadores más sanguinarios de la historia contemporánea reciente como: “el Caudillo”.
Tampoco de aquellos medios que hablan de “gobierno conservador”, “gobierno pre constituyente” o “gobierno pre democrático” ahuyentándose de conceptos más descriptivos como: “régimen fascista” “represión” “autoritarismo” “despotismo” “dictadura” y que les cuesta tildar de asesino genocida a un asesino genocida.
No os equivoquéis, no es una manera de abordar el tema con sinónimos. Se le llama mentir.
No hay que subestimar la constitución, pero tampoco hay que sobreestimarla. La educación sigue estando en jaque y las dinámicas parlamentarias no permiten un debate proporcional a la magnitud de los acontecimientos. Supongo que deben estar demasiado ocupados rememorando momentos de la historia, que lejos de olvidarlos, los recordamos como nunca estos días.
La memoria histórica o la memoria histérica de algunos, no permite un debate profundo claro sobre la importancia de este hecho, por tanto, lo hacemos nosotros manifestando los retos que afrontamos y que este gobierno, y muy probablemente cualquier otro, no serían por desgracia, capaces de abordar.
Algunos de los retos mayúsculos que entendemos que debería desarrollar el sistema educativo, poniendo en valor las distintas legislaciones, desde la primera ley educativa, hasta la LOMCE es precisamente un reciclaje de ese propio sistema que, de alguna manera, se pudiera adaptar a las circunstancias actuales. Como si de alguna manera la política se adaptara al medio y no al revés, no solo en las nuevas formas de educar, sino desde la ciencia y las nuevas tecnologías.
Por un lado, la mejora de las competencias digitales tanto por alumnos como por docentes, al tiempo, que se promociona la adopción de enfoques de aprendizaje más activos, además de promocionar la evolución del docente como un papel mediador entre el alumno y el conocimiento, dejando de lado así, el papel tradicional del educador.
Por otro lado, entendemos fundamental configurar al alumno como centro del proceso de aprendizaje, modificar el sistema de evaluaciones para incentivar la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la comunicación, especialmente en las primeras etapas. En el mismo sentido, utilizar la innovación tecnológica como herramienta educativa y como facilitador de los procesos de aprendizaje.
En términos de colectivos sociales, impera la necesidad de desarrollar programas, proyectos y distintas acciones sociales encaminadas a la inclusión de colectivos vulnerables. Tanto en todo lo que se refiere a la amplia gama de etnias más o menos gruesas de nuestro país, como del colectivo inmigrante y, sin duda, de la diversidad funcional.
Hasta ahora, se han tomado algunas medidas al respecto, pero sin dotación material y presupuestaria suficiente, entendiendo que todas ellas son discursivas, pero no están garantizadas de pleno derecho y se quedan en la superficialidad.
El cambio del modelo de aprendizaje, las nuevas herramientas, el cambio de paradigma educativo, el cambio de papel del docente y del centro, además del abordaje de todos aquellos colectivos históricamente víctimas de discriminación, desde luego, supondría un avance progresivo de las aptitudes de sus alumnos y alumnas y reduciría, al menos teóricamente, cierto porcentaje de fracaso y absentismo.
Encaminar la educación a una proyección mucho más abierta y sana en materia de educación sexo-afectiva es esencial. Al tiempo, que es fundamental tratar y prevenir situaciones de acoso escolar, en su gran mayoría vinculados a comportamientos homófobos y machistas con el objeto de eliminar esas actitudes que generan tantos estadios de conflicto y desigualdad en las aulas.
Para acabar, entendemos que la política no está al servicio de la política, sino al servicio de los ciudadanos y ciudadanas. Por ello, es básico que las proyecciones y declaraciones de intenciones se materialicen siempre desde esa perspectiva. No conseguiremos poner al alumno en el centro de la educación si primero no ponemos al ciudadano en el centro de la política.
Parece ser que esos sobres cerrados llenos de artículos de la constitución española, ahora se llenan de dinero, para aquellos que un día fueron grandes protagonistas de un “gobierno pre democrático” y, por desgracia, no de propuestas políticas valientes. Se ve que es más importante el pensamiento único que el pensamiento crítico.
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