El asesinato de Gianni Versace. Serie de Netflix

Serie estrenada en 2019 que dio bastante que hablar en su momento y que hasta ahora eludí visionar , quizá por eso mismo, su controversia y popularidad. Me parecía la historia lo suficientemente conocida para inspirar tensión y pensaba en el típico pastiche a mejor honra del muerto.

Me equivoqué de plano. Una fiesta local que alargó el fin de semana me puso ante la posibilidad del maratón seriefilo con un resultado más que  alentador. Claro que me predispuso a favor la producción de Ryan Murphy por su buen hacer y los temas que toca, así como la pasión que comparto con él,  por vivencias y juventud  de los años ochenta y noventa. Creo que la música, la locura divertida de esos años fueron culmen de una sociedad que caminó hacia el desastre con el final triste que le supuso el VIH y las tortuosas adicciones a las drogas que descalabraron a toda una generación. Fue bonita la fiesta…mientras duró.

El guión está elaborado de forma inmejorable, casi diría que sorprendente y sorpresivo porque evita el escollo del conocimiento de los hechos. Más que evaluar la vida

–sobradamente conocida- de Gianni Versace hace hincapié en el trazado psicológico del asesino Andrew Cunanan, con un actor (Darren Criss) que hace un verdadero prodigio de interpretación, dando matices cuidados, sin caer jamás en el prototipo o lo previsto, cosa harto difícil porque el personaje de Cunanan se presta a ello.

Al tratarse de hechos bien conocidos, al menos las que vivimos la época con intensidad, se ha resuelto de forma perfecta haciendo un relato a la inversa. Comienza con la muerte de Versace y cada episodio da marcha atrás hasta llegar a la infancia del asesino donde encontrarnos muchas de las claves de los inexplicables crímenes. Confieso el placer que encuentro en desmenuzar las mentes de los psicópatas por el atractivo que se siente ante un abismo de perturbadoras consecuencias. Creo a cualquier persona capaz de matar…tan solo se trata de saber en qué condiciones se realiza un crimen y qué causa la frialdad de enfrentarse a un baño de sangre sin pestañear. Como digo, el guión es impecable y no decae en ningún momento.

La interpretación de todos es magnífica, resaltando como indico más arriba la de Darrell con ese hipnótico Cunanan que una entiende el magnetismo que ejerce. Es reseñable comprobar que Ricky Martin borda el papel del elegante y bello compañero de Versace. Molesta mucho, leer que la prensa le adjetiva como amante del diseñador, siendo  la persona que compartió vida con Versace durante trece años,  mostró un amor y un duelo doliente por encima de cualquier falsedad. No podemos imaginar que de tratarse de una pareja heterosexual, se  le nominara como amante   al conviviente.

Penélope Cruz, tiene un papel complicado, porque su físico y el de Donatella difieren mucho, el dulce  encanto de Pe, no tiene nada que ver con la dureza de rasgos de la hermana pequeña del diseñador. Lo solventa con eficacia pero no vemos a Donatella. Cosa que no ocurre con la interpretación de Edgar Ramírez en el papel de Gianni. Edgar, no interpreta a Versace, es Versace. Nada difiere del genuino ni los gestos ni la fisonomía ni el cuerpo. Es de una perfección absoluta.

Los secundarios son un lujo que conforman unas interpretaciones perfectas…La ambientación y la fotografía muestra la ampulosidad y la exageración del diseñador, del gusto por el barroquismo más exacerbado que, en momentos, agobia  la pantalla por la demasía y el recargo de reminiscencias griegas. Vivir en las casas de Versace tenía que ser difícil si amabas el minimalismo, no me cabe duda.

Una gran serie que les aconsejo ver si no lo han hecho ya.

María Toca Cañedo©

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

Sé el primero en comentar

Deja un comentario