El crimen más antiguo del mundo se cometió en España hace 500.000 años. Recientemente aparecieron en una sima de Atapuerca los huesos de la víctima: Miguelón. Recibió dos golpes en la cabeza con un objeto inciso-contuso. Dicen que una piedra, pero tratándose de España bien pudo ser la quijada de un borrico.
Aquí los criminales han jugado siempre, sin saberlo, a favor del poder establecido. Cuando este se halla acorralado por cualquiera de sus múltiples fechorías o por varias a la vez, tira del criminal de turno y lo pregona, lo cacarea, lo agiganta y desorbita hasta convertirlo en leyenda fenomenal, en mito, en referente incuestionable de vileza y maldad. Sus hazañas sangrientas, su vida y la de sus víctimas se contarán a media voz en la mesa camilla, a la luz del quinqué, para no asustar a los niños ni atraer a los malos espíritus.
Solo pasarán a la historia aquellos monstruos cuyos crímenes coincidan con los más sonados de las élites. El poder ignora o considera las monstruosidades según sus intereses puntuales. Así hemos conocido en España al Mataviejas, al Tío del Saco, al Hombre Lobo Gallego, al Mendigo Asesino, al Vampiro de Gádor, al Jarabo, a la Viuda Negra, a la Reme, al asesino de Valdepeñas, al de la Baraja, al Monstruo de Machala, al Sacamantecas, al Arropiero… Como ellos hubo más, incluso peores, pero nunca alcanzaron la fama. El poder los olvidó, como a sus víctimas, y sus crímenes no se glosaron en las noches de verano, bajo las estrellas, tomando el fresco en la silla de enea. Ni causaron espantos ni reclamaron venganzas.
Ahora, cuando el olor a mierda y a corrupción es atafagante, los pregoneros del poder vuelven a susurrar crímenes en la mesa camilla nacional, a reclamar justicia en los platós, a todas horas, entre ayes y lágrimas, entre anuncio y anuncio de hipotecas y relojes. Y vuelve a visualizarse la España negra, los crímenes atroces y los grandes asesinos, los que siempre fueron, son y serán y que ahora conviene convertir en leyenda. Fuego de cobertura. Es el abecé de los trileros: mientras uno entretiene, otro roba la bolsa al respetable. O las pensiones, o las medicinas, o el paro, o las becas, o las libertades… Es el mercado, amigo.
Según Save The Children, un centenar de niños han sido asesinados en España en los últimos cinco años. ¡Un centenar! ¡Veinte al año! De las formas más atroces. Algunos sufriendo durante días las torturas más horribles. Hay que hurgar mucho en las hemerotecas para dar con los nombres de los inocentes o el llanto de sus familias. Para los grandes medios fue un dolor efímero. El poder gozaba de relativa salud.
José Antonio Illanes
Deja un comentario