A estas alturas se nos han agotado las palabras, los adjetivos y hasta los exabruptos que cincelen una crónica sobre la herida humana que supone el genocidio sionista sobre el pueblo palestino. Se ha dicho todo. Se ha clamado en todas las esquinas de un mundo que pocas veces ha mostrado tal capacidad de movilización. Nos hemos manifestado, gritado, enfurecido hasta el paroxismo y parece que hasta el último momento la sangrienta historia de este singular sinsentido continua por el capricho de un criminal que dirige un país condicionando la política mundial y hasta la decencia.
Nos entró la notica de la firma de un pacto entre ambos bandos a ultima hora de la tarde del miércoles, con el consiguiente regocijo por parte de millones de personas que seguimos sobrecogidas las masacres a hospitales, escuelas y sociedad civil que se encuentra enjaulada en un escaso pasillo al albur de bombas y agresiones varias. Incluso nos llegaron fotografías de niños saltando de alegría al pensar que acababa la pesadilla. Nos volvió la esperanza. Esperanza que parece navegar por zonas inconclusas porque el criminal juega al gato y al ratón con la paz y el cese del genocidio. Bombardeando en las últimas horas las bolsas de población civil. Comentan que han sido más de setenta muertos durante el día en que parece posible la paz. Poco antes de comenzar a escribir este artículo consulto las informaciones que llegan puntuales y parece que el sicario de Satán, Netanyahu complica las cosas, titubea y trapichea con el ritual de todo criminal que se precie. Poniendo palos en las ruedas de la paz.
El problema de que existan criminales gobernando un país, no es nuevo. Nunca lo fue, desde que el mundo es mundo parece ser que son los psicópatas los que alcanzan primero el poder para ejercerlo sin piedad, ni pudor.
Lo que obnubila y apesta a cualquier ser humano de bien, es la conformidad con que los países ¿civilizados? mantienen una neutralidad cómplice y tan criminal como quien empuña las armas y ordena los bombardeos a hospitales, escuelas y población civil.
A esta altura no nos sorprende que EEUU, tan cínico y perverso, no presione porque durante quince meses ha estado a por uvas, contemplando como el país hermano, su portaviones en la zona, manejara el gatillo contra un pueblo inocente como los gánsteres de la Ley Seca. Biden hizo dejación de funciones permitiendo la masacre palestina, imponiendo el veto en Naciones Unidas y no tomando por el gañote al gobierno sionista obligándole a una paz honrosa para las partes. ¿Qué decir de Europa? cerrando ojos y oídos con la cobarde complacencia de quien no se siente implicado en los más de 70.000 asesinados por el gobierno sionista. Nada. Silencio. Los gobiernos europeos han desoído, además de los gritos palestinos, los que proferimos millones de seres humanos con conciencia y humanidad lanzados desde cualquier parte del mundo. Europa, la civilizada Comunidad Europea ha virado la cara como si no fuera con ellos, cuando no ha brindado apoyo explícito.
Fariseos, sepulcros blanqueados, los llamaría aquél palestino profeta y crucificado.
Hoy seguimos en vilo sin saber qué pasará, cuando se firmará una paz…o un amago de tregua que será vapuleada y rota a la menor de cambio porque ha sido la constante de un problema que comenzó con una terrible injusticia, y solo ha hecho que empeorar al paso del tiempo, acumulando durante años vejaciones, humillaciones, masacres y torturas al imperialismo inicial.
Israel se fundó bajo la batuta de la mentira, del engaño, con la conciencia de una culpabilidad extrema por parte de los mismos que ahora les protegen y antes, como ahora, miraron para otro lado mientras gaseaban a su pueblo.
Las potencias occidentales, sobre manera los fariseos británicos (que nefasto imperio, que nefasto gobierno, que cumulo de malvados han sido siempre los educados british) pretendieron descargar la responsabilidad contraída con el pueblo judío otorgando tierras ocupadas por sus legítimos dueños y dejaron que una pandilla de exaltados -los sionistas- tomaran el poder y las conciencias de la ciudadanía que emigraba del resto del mundo con la percepción de ser paria y ardiendo en deseos de dejar de serlo. Y se les compensó con Palestina, obviando a un pueblo digno, orgulloso y pacifico que vivía allí desde el ancestro.
El resto, todas las justificaciones que nos aporten, son patrañas inventadas por los manipuladores sionistas que inventaron unos derechos salidos de la voz de Yahvé y escrito en un libro/cuento que ampara pederastias, violaciones, asesinatos, separa las aguas para que pase el pueblo elegido, reparte unas tablas con las leyes a seguir, hace construir un barco donde se embarcan animalitos de distintas especies mientras el mundo perece. O convierte en estatua de sal a la curiosa que contempla la ciudad que abandona…o una paloma fecunda a la mujer del carpintero para engendrar un Dios, que a ellos, los judíos, no les parece bien y prefieren seguir esperando. En la tierra que Yahvé –el del cuento- les prometió.
No nos engañan. No es guerra religiosa, es solo vil imperialismo con los aderezos de un racismo secular conformado en apartheid donde conculcan los más elementales derechos humanos. Los sionistas se consideran raza elegida. Raza superior frente a los inferiores palestinos (que bien aprendieron la lección impartida por los de la raza aria) por eso quieren y procuran exterminarlos o ahogarlos en desesperanza para ir invadiendo la totalidad de Palestina. Es su Anchluss.
Los mismos que no vieron los horrores de los campos nazis, que se tapaban la nariz ante el humo de crematorio, los mismos que torcieron la cara ante la guerra/invasión que nazi fascistas realizaron en el territorio español, propulsando el Pacto de No Intervención en la guerra civil española, como digo, son los mismos que no quieren mirar hacia Gaza dejando al criminal genocida seguir eliminando niños/as y población civil, o rendirles por hambre, sed, frio y enfermedades.
Lo hemos visto en directo. Nos han sangrado los ojos con la visión de los cuerpecillos rotos de bebés y niños pequeños, con las madres y padres abriéndose en canal ante el dolor de su perdida. Hemos visto el horror de cientos de Guernikas martirizadas. Nadie podrá olvidar que estuvimos contemplando el genocidio y nuestros gobiernos no hicieron nada al respecto.
Lo vivido en Palestina con el ataque sionista, va a convertirse en una de las grandes vergüenzas históricas, como lo fue el genocidio nazi, la esclavitud y el criminal colonialismo.
Y hoy, todavía el genocida parece dudar si seguir porque cree que no ha matado bastante. El genocida nos sigue teniendo en vilo ante lo que bien podría ser una paz precaria y (ojalá me equivoque) poco duradera. Porque sabemos que los sicarios del mal quieren el total exterminio del enemigo, no les basta con derrotarle. Su sueño húmedo es exterminarlo.
Me pregunto si será posible algún día la paz. Si será posible que los hijos de los hijos de la Nakba podrán retornar a un país donde crezcan los niños sin la amenaza de un bombardeo.
Seguimos esperando esa paz justa. Como seguimos esperando que al genocida Netanyahu y a sus sicarios les juzgue un tribunal por lo que son: genocidas.
Mientras tanto aguantamos la respiración en espera de que el criminal se calme. Penosos tiempos en que nadamos entre la maldad y la ignorancia.
María Toca Cañedo©
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