“Había cruzado la línea. Era libre, pero no había nadie para darme la bienvenida a la tierra de la libertad. Yo era un extraña en una tierra extraña”.
“Yo he liberado a miles de esclavos y habría liberado miles más, tan solo si ellos hubieran sabido que lo eran”.
“Había razonado esto en mi mente, había una de dos cosas a las que tenía el derecho, a la libertad o la muerte; Si no podía tener una, tendría la otra”
Harriet Tubman
Cuando nació esta mujer en una fecha imprecisa del año 1820 o 1821, se la nombró Araminta Ross. Nació esclava en la plantación Blucktown, en el estado de Maryland. Sus padres fueron Benjamin Ross, y Harriet Green Ross, que tuvieron un total de once hijos, todos esclavos, como ellos.
Siendo solo una niña de diez años pasó a trabajar en jornadas extenuantes en la plantación algodonera del amo. Las palizas con látigos, golpes e insultos fueron una constante en su primera juventud. La madre se empeñaba en conseguir que la familia permaneciera unida, pero el amo tenía otros planes. Vendió a tres de las hijas del matrimonio, Mariah Ritty, Soph y Linah. La familia tenía un hijo pequeño, al que la madre protegía de las garras del amo ocultándole entre el resto de esclavos cada vez que Brodess, el patrón, venía a por él para venderlo. Una de las veces buscó entre los escondites de la plantación hasta que le encontró lanzándose hacia él para llevarselo. La madre enloquecida ante la separación y venta de su hijo pequeño se reveló violentamente amenazando al amo con abrirle la cabeza si se le llevaba…Brodess se amedrentó, ante la fiereza desesperada de la madre y consintió que el pequeño se quedara.
La joven Harriet –para entonces, Aramintha había cambiado su nombre por el de la madre- observó la escena y el resultado de la rebeldía tomando buena nota de ella, es muy posible que ese brote violento de la madre la motivara más tarde para su liberación. Aprendió que no servía de nada ser servil y humilde cuando desde el poder se ejerce la crueldad. Seguían los golpes y los abusos de los amos y el trabajo abrumador en la plantación. En una ocasión, el amo lanzó un objeto pesado hacia otro esclavo dando en la cabeza de la joven Tubman, hiriéndola de gravedad . La enorme herida producida dejó graves secuelas en Harriet, como consecuencia de ello sufrió ataques cerebrovasculares, dolores de cabeza muy fuertes, visiones e hipersomnia durante toda su vida. Ferviente cristiana creía que el Creador le enviaba las visiones como premonición de futuro.
Cansada de humillaciones y golpes huyó de la plantación en 1849, cuando contaba 29 años. En su huida se guió por la Estrella Polar hasta llegar a Filadelfia. Harriet había escuchado murmullos sobre el Ferrocarril Subterráneo, que era una red de ayuda formada por esclavos libertos y gente blanca movilizada contra el esclavismo, que seguía las vías del tren hasta las ciudades del Norte abolicionista creando una tupida red que ayudó a multitud de esclavos a huir de sus cadenas, los llamados cimarrones.
La red del Ferrocarril Subterráneo, utilizaba jerga ferroviaria para nombrar sus acciones. Los conductores o maquinistas eran los “guías” que procuraban disfraces, mapas, instrucciones de donde hospedarse, sitios seguros donde descansar para seguir hasta la meta, el Norte .
Las Estaciones eran las casas donde se amparaba a los huidos, se les daba de comer, descansaban, curaban sus heridas.
Los Pasajeros, eran los esclavos huidos que transitaban por la vía trazada para conseguir la libertad
Harriet Tubman, consiguió llegar a la meta ansiada, Filadelfia, consiguiendo su libertad. Atrás quedaba su numerosa familia…No se resignó y una vez llegada a su destino deshizo el camino para liberar y conducir, primero a los miembros de su basta familia y luego a otros esclavos que necesitaban guía. Hasta diecinueve veces hizo el camino que atravesaba el país de punta a punta. Incluso llegó a conducirlos hasta Canadá. Fueron miles de personas las que consiguieron la libertad gracias al arrojo de esta mujer. El gobierno esclavista llegó a ofrecer 40.000 dólares por ella, muerta o viva. Siempre alardeó de que jamás perdió a un huido, conduciéndolos sanos y salvos hasta el destino de libertad ansiado.
Durante la guerra de Secesión tuvo una participación muy activa. Ayudó a John Brownes tras tomar este el arsenal de Harpers Ferry.
No contenta con su lucha contra la esclavitud al término de la guerra, conseguidao erradicar la lacra que anuló las vidas de los afroamericanos, se dedicó a luchar por el voto femenino. Viajó de forma incansable por Nueva York, Boston, Washington dando discursos que abogaban por el sufragio universal. Dedicó sus últimos años a la lucha feminista de forma incansable. En 1886 cuando se fundó la Federación Nacional de mujeres afroamericanas, Tubman ofreció el discurso de apertura.
Murió un diez de Marzo de 1913, debido a las secuelas de la vieja herida que el “amo” la produjo en su juventud. Una mujer indomable y valiente que forjó la libertad y un ejemplo de lucha incansable.
María Toca Cañedo©
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