Para realizar la biografía de esta mujer fascinante hemos recurrido, como los/as egiptólogas, a alguna suposición, imaginación o argumentos no consensuados que se prestarán, posiblemente, a cambio conforme avance la investigación en egiptología que siempre está abierta. Tal es así, que en el año 2004 en que viajé a Egipto, visitando entre muchas cosas, el Museo de El Cairo; nos mostraron una momia expuesta con honor, explicando el guía que era el/la faraón Hashepsut. Años después el prestigioso Zahi Hawass, posiblemente el hombre que más conoce del antiguo Egipto, sospechó que las cosas no eran tal como las mostraban, hizo traer un escáner TAC, donado por Siemens para la ocasión con el fin de examinar la momia con detenimiento. Habían descubierto un molar con una sola raíz que no encajaba en el cuerpo de la momia expuesta, descubriendo otra enterrada con ciertos honores, pero postergada a los sótanos del museo. Los canopos contenían un hígado que respondía claramente a lo que conocían de Hstshepsut, poco después, analizando la momia postergada descubren que en su encía está la raíz del molar encontrado, con lo que comprenden que esa momia postergada era la icónica de la faraón Hatshepsut y la otra, la que yo contemplé con admiración, era una nodriza enterrada con honor porque fue muy amada por la reina pero no eran los restos imperiales. El descubrimiento, según Hawass, era tan importante como el encuentro de la tumba de Tutankamón.
Esta mujer tan peculiar pertenecía a la dinastía XVII de Egipto, y fue la quinta gobernante entre 1513-1490 a.C. (efecto espejo con la reina española Isabel La Católica con quien se la compara)
Era hija del prestigioso faraón Tutmosis I, gran conquistador y exitoso gobernante a cuya sombra creció la futura sucesora. Tutmosis I no tuvo hijos varones con su esposa principal, pero sí con una secundaria, que reinó con el nombre de Tutmosis II, con el que Hashepsut contrajo matrimonio (sí, eran medio hermanos) que no tenía nada que ver con su padre, Tutmosis I, porque era débil, enfermizo y murió al poco tiempo sin haber engendrado un hijo varón a la esposa imperial, pero sí a la secundaria.
Hasehepsut tuvo una hija con él, Neferura, pero la preferencia jerarquica estaba de parte del que sería Tutmosis III, aunque su madre, Isis, no fuera la principal esposa.
Hashepsut, se convirtió en regente, aunque no fuera la madre del futuro faraón, maniobrando y conspirando de forma que tomó el poder completo nombrándose ella faraón, pero sin anular al joven heredero que creció cercano a ella y detentando un poder simbólico. Para ello, Hashepsut maniobró favoreciendo al clero de Amón y a los cortesanos poderosos, tanto como para declararse Hija y heredera directa de los dioses además de que portaba por línea directa sangre de Ahmose-Nefertari. Los grandes protectores de la faraón eran Hapuseneb y Senenmut, arquitecto real que luego dirigiría las obras del gran templo que ahora lleva su nombre,y con el que se la relaciona de forma poco segura, como pareja romántica.
Al principio de su reinado muestra, en los relieves y pinturas, atributos femeninos. Las imágenes la describen con senos y curvas, aunque ya se ha colocado la barba del faraón. Poco después las imágenes pierden las formas femeninas y la retratan masculinazada. En Egipto, el faraón debía ser masculino, no era posible que una mujer reinara, por eso, Hashsepsut, de forma un tanto ladina, se erige en hija de los dioses y trasmuta los géneros. Afirma que el dios Amon ha visitado el lecho matrimonial de su madre y la engendró a ella, por lo que todo le está permitido.
Lo curios y lo que intriga a los egiptólogos es que en ningún momento niega o ningunea al otro faraón, Tutmosis III, que sigue creciendo a su sombra y la cuando es mayor encabeza el ejercito para conseguir nuevas conquistas para el imperio pero jamás se revela contra ella. El desempeño de tareas militares está vedado a las mujeres. Lo que sí hace la faraón* es enviar emisarios comerciales a las lejanas tierras de Punt (antigua Somalia) que desde quinientos años atrás, no era visitada por los egipcios, consiguiendo traer al país grandes riquezas, oro, incienso, mirra, especias, telas hermosas…Con lo que el reino de Egipto vivió una gran prosperidad bajo su mandato. También mandó construir el templo de Satet, participó en las construcciones de la isla Elefantina y en Tebas, su ciudad, mandó construir la capilla roja de Amón en Karnak.
Pero la obra cumbre, de gran belleza y enormes dimensiones, es el templo de Deir el-Bahari, que fue construido por su arquitecto favorito, Senenmut, al que concedió la tutoría y crianza de su hija, quizá esperando crear una sucesión de mujeres gobernantes, pero que la temprana muerte de la hija, truncó.De hecho se ha llegado a sospechar que Neferura podría ser hija del arquitecto real.
Tutmosis III ya era mayor y presionaba para detentar el poder completo, mientras la salud de Hasepshut se resentía. Toda la familia de la faraón padecieron viruela dejando secuelas de marcas en su rostro, para lo que utilizaba productos cosméticos tóxicos que, es posible, potenciaran un deterioro físico importante, así como también sufría una osteoporosis grave, un tumor abdominal de considerables dimensiones y maligno, además de un absceso en la boca (la raíz del molar que determinó su identificación) por lo que debilitada y enferma, el otro faraón la postergó, pasando sus últimos años en soledad y abandonada de todos.
Hay una costumbre en el antiguo Egipto, que es borrar el pasado de los anteriores gobernantes. Por todos los monumentos se observan diferentes épocas porque más que realizar nuevas construcciones aprovechaban las anteriores, borraban los nombres y las imágenes de los antecesores, colocándose los presentes en el sitio destacado. Con Hasepshut ocurrió lo mismo, con más motivo, era mujer y se deseaba borrar su paso por la dinastía. Los egipcios pensaban que borrando el nombre y la imagen se conseguía eliminar el paso de las personas por la vida, eliminando casi todo rastro de la exitosa faraón. Su cara fue golpeada tal como muestras las estatuas que se mantienen en un museo…
La ventaja fue que no se emplearon tan fondo en eliminar los rastros de la faraón por lo que los estudiosos han podido recuperar la historia de esta singular mujer que gobernó durante veinte años el Egipto imperial con éxito y tino.
Los últimos descubrimientos de su momia nos permiten colocarla en el sitial de honor al que pertenecía, pero tal como decía al principio, los estudios y las investigaciones arqueológicas del antiguo Egipto nos dan sorpresas cada poco. Queda más por saber de lo que existe y se conoce.
María Toca Cañedo©
*La nombro como faraón porque así era proclamada. No existía en Egipto la posibilidad de feminizar el título y así es reconocida por los escritos de la época.
Acabo de venir de Egipto y me ha encantado tus explicaciones sobre esta reina. Lo cierto es que me ha parecido el inicio de las demás culturas