Por qué me sangra el alma a cada rato
de las viejas heridas, suturadas
con hilo flameado de costumbre…
mientras las nuevas se abren, tal que fuera
estilete afilado que las hiere.
Por qué el dolor agita este costado
donde guardo pasadas amarguras
y también se almacenan las traiciones
mal camufladas de experiencia,
que se dicen…
Se guardan en esos tristes recovecos,
sin que, por mucho que lo intente,
se disuelvan y sean recubiertas
por la eterna nube del olvido.
Duelen y mechan una vida
de reservas, con leves y sutiles,
las defensas que levanto,
con fuerte y escarpada empalizada
por ver si sirve de duro parapeto
a fin de protegerme, de nuevas puñaladas.
Nunca se aprende lo bastante
sobre como maniobrar entre el bestiario
de feroces plagas que acechan
y cubren la tierra de despojos
con sangre de traiciones, aliñadas.
Y tanto duelen, las heridas,
tal que si fueran las primeras
en que se nos vence la vida, dando tumbos.
como de jóvenes, inocentes
pensando que la aflicción era breve,
pasajera, cual ave que se posa y luego vuela
para luego tener paz siendo feliz la vida entera.
Vano descorche, mentiras asumidas
porque las heridas, si son tales,
supuran, duelen, dejan huella,
las primeras…o las que llegan en refugio
de una vida aplacada por años
e inciertas pesadumbres.
Las nuevas y las viejas…todas ellas.
María Toca
Santander-31-12-2020. 20,33
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