Lentamente
Deshacie
n
do
s
e…
entre las ágiles yemas de los dedos de tu mano
temblorosa
inclinado y dubitativo el instrumento
desgrana melancólicas notas,
viejas cantatas,
al acuno certero de tus brazos desnudos,
ayudado por la complicidad de una húmeda hojarasca de verano
y el blanco pálido vestido de tus paredes
casi vacías
siempre inmaculadas.
A un lado la ventana
abierta con holganza hacia la noche incierta
acariciada por una brisa que arremolina visillos,
tañendo de la cabeza a la música.
Al otro mi voz vigilante,
controlada por la sombra de tu mirada certera,
espera serena con la boca entreabierta
el grito roto y descarnado
del acorde pautado del pentagrama,
para volar de nuevo con esa guitarra voraz
que entre susurros consentidos y olor a canela
noche tras noche
la posee.
Enrique Ibáñez Villegas
Deja un comentario