«Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador, nuestro soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción, que verdaderamente haría la felicidad de mi vida, tanto por mi amor y afecto a la sagrada persona de S. M. como por mi sumisión y entera obediencia a sus intenciones y deseos”.
Palabras escritas por Fernando VII, estando en Francia, dirigidas a Napoleón. Mientras el pueblo español se desgarraba en la guerra de la Independencia. Así se las gastan los Borbones…
https://elpais.com/elpais/2019/05/22/icon/1558514221_775250.html
Sirvan mis primeras palabras como justificación por traer a este mosaico de grandes mujeres a una que durante poco tiempo fue reina de España, nacida princesa de Portugal , hija y esposa de reyes. Desde las páginas de https://www.lapajareramagazine.com hacemos fe republicana sin menoscabo de entender que doña Isabel de Braganza merece estar entre las nuestras, no por su condición real -más bien a pesar de ella- sino por gestar algo que consideramos de gran importancia en la cultura española: la creación del Museo del Prado, además de observar que se le ningunea tanto en la historia como en el propio museo, donde apenas hay constancia de lo importante que fue el criterio de Isabel en el nacimiento de la pinacoteca. Eso y el terrible fatalismo de una triste vida nos hacen entender que debe ser reconocida, como mujer de cultura y como mujer sometida.
Nació, Isabel, en el palacio de Queluz el 19 de Mayo de 1797, hija de Juan VI de Portugal y de la reina Carlota Joaquina. Hasta los diez años vivió plácidamente una infancia feliz en palacio, pero las huestes de Napoleón se abrían paso por Europa; en España una monarquía corrompida y nefasta les dejó pasar con la tranquilidad que da vender bien a la patria. Los monarcas españoles, Carlos IV, María Luisa de Parma y el nefasto hijo de ambos, Fernando VII marcharon a Francia dejando al pueblo español componiéndoselas con el francés. Los monarcas portugueses no vendieron la patria como los españoles, pero huyeron ante la llegada de Napoleón refugiándose en Brasil. Río de Janeiro fue el lugar escogido para residir hasta que el francés derrotado por el pueblo español dejó la Península camino de su derrota.
Volvieron lo reyes portugueses mientras en España tornó el vendido Fernando VII, que fue recibido como ¿héroe? de no se sabe qué. Durante la guerra de la Independencia el país, o parte del mismo, entendió que era momento de avanzar, de acabar con una monarquía autoritaria, conformando las Cortes de Cádiz que gestaron y votaron una Constitución moderna donde se reconocían derechos al pueblo, se recortaban las prerrogativas reales y de la iglesia. Como ejemplo se abolió la Inquisición, y se instauraron el sufragio universal así como el respeto por el voto popular en unas Cortes representativas.
El nefasto (no hay historiador que se atreva a defender ni a decir ni una sola cosa buena de este rey. Ni uno) rey Fernando VII, le faltó tiempo para con una mano jurar la Constitución y con la otra llamar a sus antiguos enemigos, los franceses, para restaurar la monarquía absolutista y anular las Cortes de Cádiz, así como perseguir y asesinar a cualquier enemigo de su capricho. Los aliados del maléfico rey le enviaron los Cien Mil Hijos de San Luis, para aplastar al pueblo que poco antes se había batido con heroísmo expulsando a los franceses y devolverle la corona.
Había quedado viudo sin descendencia y urgía dar un heredero al trono por lo que escribió a su hermana, la reina portuguesa , para desposar a una de sus hijas…La reina portuguesa, en un documento vergonzoso le oferta, cual si fueran animales, a las hijas y ambos deciden que Isabel que es afable, sumisa y tranquila, como esposa. A la vez, el hermano del rey Felón, Carlos María Isidro, del tirón solicitó a la otra sobrinica, María Francisca de Braganza, para él y ambas princesas, con dieciocho y dieciséis años respectivamente emprendieron viaje hacia España con el fin de matrimoniar con la morralla borbónica.
El padre de las infantas, rey de Portugal, no se llevaba bien con el cuñado y las envió sin dote, sin joyas, ni vestido que ponerse, por lo que al llegar, el sufrido pueblo español las recibió con chunga e insulto injusto: “Pobre, fea y portuguesa, chupate esa” decían los cartelones que recibieron a las infantas, de manera especial a la futura reina de España. Quizá si la ira o la chunga se hubieran vertido contra el que de verdad les sometía hubieramos tenido mejor futuro, pero esa es otra historia
Se cuenta el espanto que sintió Isabel, cuando al desembarcar y subir a carroza tirada por caballos algunos de los sumisos siervos españoles desenganchaban los caballos para tirar ellos del carro. Ya saben, los de ¡Vivan las caenas! Siervos o esclavos agradecidos de no se sabe bien qué. La pobre princesa debió entender la catadura de su reino, pasó quejas al Felón al llegar a Palacio que no atendió porque para él(los) Borbones la palabra de mujer no vale mucho y la sumisión del pueblo la dan por hecha.
Isabel se casa con Fernando VII en 1816 en boda doble, puesto que Francisca lo hace con Carlos María Isidro que luego la liaría fina al desdeñar el derecho al trono de Isabel II y proclamarse rey provocando con ello las guerras carlistas donde una vez más el pueblo español se desangra por líos borbónicos que ni le iban ni le venía. Por supuesto, ambas facciones, carlistas y liberales, mantenían además de la disputa por el trono, diferencias ideológicas que pudieron trascender hasta el siglo XX y derivar en dramas de mayor calado.
La reina Isabel ha recibido una cuidada educación, al contrario que el burdo esposo, ama profundamente el arte y la curiosidad la lleva a inspeccionar los sótanos del Escorial, encontrándose en ellos la sorpresa de unos maravillosos cuadros que estaban tirados sin mayor cuidado. Como ejemplo diremos que entre ellos estaban Las Meninas. Son más de trescientas obras extraordinarias que decide exponer en alguno de los palacios que la corona posee. Pide permiso al Felón que se lo da, lo cual hace decir a historiadores que la creación del Prado fue idea del rey, cosa totalmente descartable, porque cuando las tropas napoleónicas huyeron de España rapiñando arte y riquezas en general, fueron apresados por el duque Wellington, escribiendo este a Fernando con el fin de devolverle lo incautado. Dos cartas escribió el buen almirante, que encontraron la disparata respuesta del rey…de que no le interesaban y podía quedarse con ellas https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/equipaje-del-rey-jose-y-coleccion-del-duque-de/f2a3fe76-5fcc-40ed-a8da-0c27ca88e442. Hoy están en el museo del duque de Wellington en Londres. No amaba el arte el rey Felón, solo el vino, los cocidos y las orgías salvajes con mujeres del pueblo. Campechano que era el Felón, oye. Como sus descendientes.
Isabel pide consejo a Goya en la tarea de hacer pública la pinacoteca encontrada, y el gran sordo le sugiere que cree un museo a imitación del francés Louvre. Las pinturas encontradas procedían del incendio producido ochenta años atrás (malas lenguas con muchos datos, confirman que fueron los propios reyes quienes incendiaron el palacio) del Alcazar. Primero se pensó en el palacio de Riofrío en Segovia como pinacoteca pero luego, se deciden trasladar a Madrid, y se asientan en el edificio Juan de Villanueva. En 1818 comienzan las obras de restauración de lo que hoy conocemos como Museo del Prado.
Mientras tanto, la buena de Isabel tal como mandaba la tradición, al año de casada pare una niña, que sobrevive solo cuatro meses. Al poco tiempo vuelve a embarazarse y justo al año del primer parto siente un gran dolor de cabeza, poco después sufre un desvanecimiento producido por lo que se ha diagnosticado como una preeclampsia. Los doctores de la corte creen que está muerta, piden permiso para abrir el vientre de la reina con el fin de sacar al posible infante, que era para lo único que tenían en cuenta a las mujeres reinas (y quizá también a las no reinas) La hermana de Isabel, María Francisca, insiste en que su hermana no está muerta, que es un desmayo. Da igual. Fernando VII, tan desalmado con el pueblo como con los suyos, da orden a los cirujanos de que destripen a la pobre Isabel de Braganza. Dicen que el alarido de la reina al ser rajada, aún resuena en palacio. Le sacan a la infanta, muerta falleciendo ella poco después desangrada. La desafortunada reina, amante del arte, creadora y mentora del Museo del Prado muere sin ver su obra terminada, el 26 de Diciembre de 1818.
Para cuando se inaugura la pinacoteca, en Noviembre de 1819, el Felón ya tiene otra esposa. Pero esa no hizo merecimientos para nuestras páginas…Aunque la cuarta y última, doña Cristina, bien podría protagonizar las páginas de escándalos de todas las televisiones patrias…Una caterva de hijos tuvo, solo Isabel II (supuestamente, aunque dudosa) era del rey. Robó a manos llenas y la echaron de España porque de no hacerlo nos expolia hasta los Pirineos.
Esta es la triste historia de una reina, Isabel de Braganza, que tuvo la desgracia de acercarse demasiado a una saga peligrosa. La de Borbón.
María Toca Cañedo©
https://www.lapajareramagazine.com/borbones-y-felones-ranas-y-secretos-de-estado
Para além de bastante mal escrito, isto não passa de risível e baixíssima propaganda, sem o menor conteúdo de veracidade histórica. Vindo de uma «diplomada», é motivo de total (falta de) surpresa.
Sería bueno, Nuno Castelo-Branco que nos tradujera su comentario y nos puntualizara los errores (creo entender su descontento) que existen en la biografía realizada a Isabel de Braganza, siendo como es, una recopilación de informaciones contrastadas por diferentes fuentes…eso sí, absténgase por favor de un trato peyorativo sobre «la diplomada» Saludos cordiales. También de juicios de valor, cosa que sería de agradecer, debido al buen tono que mantenemos en la publicación. Gracias.