«La autoridad»

Si eres una mujer da igual tú experiencia personal o profesional de largo recorrido, los estudios o formación reglada con la que cuentes.
Es irrelevante que lleves décadas investigando acerca de una o múltiples materias, trabajando tenazmente y con profundidad en un campo determinado.
No varía el fenómeno por que el tema del que se trate en un debate, reunión o charla informal tenga que ver directamente contigo, con tu cuerpo, con tu salud o con procesos propios de tu biología.
Siempre habrá un hombre mostrando una autoridad acerca de aquello que TÚ SABES, sin habérsela ganado y con la expectativa de que lo escuches y aceptes esa realidad sin cuestionarla.
– Eso que dices no es tal cual lo expresas.
– Sí, claro, me lo vas a decir tú a mí.
– Claro, te lo digo porque soy experta en la materia y llevo quince años trabajando en ello.
Te lo digo porque es una enfermedad que me afecta y a ti no.
Te lo digo porque lo he vivido directamente y también llevo años estudiándolo.
Te lo digo porque no tienes ni idea.
– En absoluto, te voy yo a contar, bla, bla,bla, cómo es la cosa.
El término mansplaining conjuga man («hombre») y explaining («explica»), en alusión a este fenómeno que vivimos a todas horas cuando un hombre explica algo a una mujer de manera condescendiente puesto que con independencia de cuánto sepa sobre el tema, siempre asume que sabe más que ella.
Y le da igual, le resbala intelectualmente, es una minucia para la soberbia masculina que sea una situación en la que el hombre sabe poco y la mujer, por el contrario, es la «experta» en el tema.
El tiene algo que explicar y eso es lo único que importa.
Y la autoridad jamás pasa de bando.
La autoridad se reconoce, se otorga.
Supone bajarse del pedestal y escuchar.
Hermana ¿Cuántas veces ha sido ninguneado tu saber por tu padre, hermano, novios, amigos, parejas de amigas, presidentes de la comunidad de vecinos y colegas profesionales?
Tantas que son incontables.
Pues no.
Tú no me vas a explicar mi trabajo, el mal de salud con el que lidia mi cuerpo, cómo se cría, cómo es el dolor de mis órganos o cómo se monta un motor de avión, a mí que soy ingeniera aeronáutica o cómo se paren ocho hijos y se les da de mamar, siendo yo madre.
Tengo una autoridad en la cuestión, respeta mis saberes y calla.
Calla ya, c*ño».
Buen día, otro día.
Texto de María Sabroso.
Sobre María Sabroso 142 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*