Debatiéndonos entre la vida y la muerte,
el crimen y el castigo,
la riqueza y la pobreza,
el dolor y el placer,
la felicidad y la desdicha,
la soledad y el olvido,
y ovillados como orugas
en el entorno de la entenebrecida religión
del siglo XXI,
vivimos como una sombra extraña movida por robots a golpe de algoritmos
entre los aullidos de un mundo incierto ,
buscando las constelaciones de bienestar y seguridad
que brillaban en el cielo de nuestra infancia,
tiempo del ayer en el que estando en el tiempo,
a pesar de la escasez que imperaba en la colmena,
y ajenos a las leyes del mercado y la muerte
la comedía de vivir, por el solo placer de vivir,
no había adquirido aun
los tintes conflictivos presentes,
con proyección de futuro,
de la tragedia humana.
Drama que durante largos años,
ilusamente creíamos haber dejado atrás
para siempre.
Enrique Ibáñez Villegas
Deja un comentario