En la primavera;
caminé por plácidos senderos,
corrí en pos de inalcanzables horizontes,
escalé montes y resbalé
en pendientes de incierto final.
Llegó el verano;
hui de brisas
o enfrenté vendavales,
avancé a ciegas
y hube de retroceder a tientas.
No hallé el ansiado grial,
con el que saciar la sed.
Hoy,
ya en el otoño
y el invierno asomando
en el horizonte,
intento llenar de palabras simples
este papel en blanco,
de bruces con él, me di.
La ansiada libertad,
en la punta de un lápiz
escondida estaba.
Benet da Silva 10 de febrero de 2021
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