Lita  Cabellet

La historia de esta mujer, nacida en Sariñena,  Huesca, en 1961, bien podría haber salido de Charles Dickens en estado de inspiración máxima, o de un dramático Mark Twain. La madre se traslada a Barcelona al poco de nacer la niña, Manolita es como la llaman de pequeña. Su madres  es prostituta y los primeros años de vida  es criada de mala manera por su abuela. De vez en cuando hace recados para las prostitutas, compañeras de su madre, trapicheando con los cambios que le sobran de comprar cigarrillos, bebida, o condones. Su vida se desarrolla en la calle casi desde que aprende a andar, sobrevive con otros niños, durmiendo en bancos del parque, comiendo lo que mendigan. Cuenta que a veces entraban a los restaurantes pedían algo de comer diciendo que su padre estaba en el baño y según llegaba el plato lo devoraban  saliendo al poco corriendo del lugar. Roba a turistas, chalanea lo que puede.  Las Ramblas, el Raval o La Boquería son sus dominios de día, para la noche busca un banco o un portal que ampare su soledad.

A los ochos años la llevan a un orfanato donde reside hasta que a los doce años ocurre el milagro. Una familia acomodada de Barcelona la adopta. Son padres amables que la intentan reconducir, dar el amor que siempre le ha faltado,  lo que es muy difícil. La pequeña Lita, es rebelde, desconfiada, no sabe leer ni escribir…ni quiere aprender. Los padres le ponen profesores particulares, la envían a un colegio, pero Lita, confiesa que fue difícil adaptarse a la nueva vida. Está muy atrasada, va a clase con niños pequeños y a ella le gusta la libertad, callejear por la ciudad; su sangre gitana la lleva volar y a la rasmia.

Los padres hacen un viaje a Madrid y la llevan con ellos, un día visitan el Museo del Prado y Lita se perturba ante las Tres Gracias de Rubens. Goya la hipnotiza, luego dirá que ve los ojos que conocía bien de la calle en las pinturas de su genial paisano. Velazquez, Rivera, también  la dejan sin aliento y decide allí mismo ser pintora porque queda totalmente atrapada por el arte.

Se lo comunica a sus padres que ven la ocasión y le prometen que, si aprende a escribir, a leer y algún conocimiento cultural más, le pondrán un profesor de pintura. La sed y el veneno del arte se le ha colado a la niña de las Ramblas en el corazón y accede a todo. A partir de ese momento, Lita no tiene más vida ni objeto que ser lo que había soñado en sus noches de abandono, ser una superheroína. Solo que del arte.

Los padres contratan a un viejo pintor del Masnou para que la forme, también la joven pasa tiempo con un cura que la calma en sus ímpetus y la enseña a canalizar su rebeldía. A los 19 años, obtiene  una beca de ampliación de estudios en la Rietveld Academie de Amsterdam, que le permitió conocer mejor la pintura holandesa, afirmarse en el magisterio de Rembrandt e incluso de Van Gogh, y sobre todo aprender las técnicas antiguas y las técnicas de la pintura al fresco. Es una beca difícil de obtener que no está a mano de cualquiera, solo una persona con mucho talento y potencial es admitida en la Academie de Amsterdam.  Durante ese tiempo recibe el influjo de Freud, Bacon cuya técnica la marcan notoriamente. En 1978, realizaría su primera exposición. Ya no volvería a España. Fija su residencia en La Haya donde monta su estudio y reside desde entonces.

«Pinto diferentes personas. Puedo pintar personas en las que es necesario encontrar la belleza real detrás de la piel. Tengo una debilidad por los desvalidos y una parte de mí siempre permanecerán con ellos. Lo que me impulsa es el retrato del ser humano, de ti, de mí, de nosotros«. Dice, la que hoy es la española más cotizada del mundo, después de Juan Muñoz y Barceló. Sus cuadros de grandes dimensiones se cotizan en el mundo del arte  con más de seis ceros. Ha trabajado y aprendido junto a químicos que la enseñaron a craquelar su pintura como forma de imprimir dramatismo a los cuadros, conformando  retratos de gente marginal. Niños de la calle, prostitutas, solitarios, pero también a pintado a Fridra Kalho, Cocó Chanel o gente que admira.

Sigue amando su independencia y jamás perdió la rebeldía de sus tiempos de calle, recordaba  en una entrevista que perdió oportunidades por ello: «Había pintado una serie impactante sobre la prostitución infantil y mi galerista dijo: ‘No, Lita, no se puede hacer esto. La gente no quiere este tipo de pintura. Pinta más ángeles, los ángeles se venden tan bien… Y dije ‘No’ y perdí mi galería».

Su arte es un grito, es un relato que nos refiere la vida de quien transita al margen de la sociedad, de seres sufrientes, solitarios.  En sus palabras: «Todavía siento como que estoy vendiendo estrellas», dice. «La gente no está comprando sólo la pintura, el lienzo o la resina, sino la magia y la emoción que es el espíritu del arte».

Ha expuesto en Londres, París, Nueva York, Qatar, sigue trabajando en su estudio de La Haya, y produciendo obras magníficas. En España  es poco conocida cosa impensable debido a sus orígenes y al talento que muestra. En A Coruña trajo una muestra de su arte pero las galerías del resto del país que la vio nacer no se prodigan con ella.

Nos encantaría poder visitar alguna exposición de la gran Lita Cabellut porque su arte  es un grito de vida de seres marginales, niños/as de la calle, personas sin amparo.

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1773 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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