Para Maryuma en la Noche vieja del 2021
Embutida en un suave trajecito
de acaracolados pelitos,
como un pequeño corderito blanco de peluche
travieso y juguetón
apoyada en un carrito del color de la esperanza,
Maryuma ha comenzado entre risas y aplausos
de alegría de sus padres,
a dar los primeros pasitos, este final brumoso
de año de pandemia,
Hoy ha cumplido once mesitos y medio de vida
y avanza con la ilusión ingenua
de poder llegar solita a buscar el refugio de los brazos de su madre,
donde un yogurcito de fresa de merienda le espera
que ingerirá a pequeñas cucharaditas amorosas
de las que a veces se adueña y otras ,
entre pucheritos pausados, rechaza,
que finalmente caerán perezosas al baberito blanco que cuelga de su cuello,
para volver de prisa a repetir el inocente juego
de dar pasitos apoyada a su carrito verde,
el color de la esperanza,
mientras:
la tarde invernal cierra lentamente los ojos
para llevarnos a la noche del inicio de un nuevo año
que los adultos esperamos sea menos sombrío
en este insolidario mundo
y en la insoportable ciudad de los prodigios.
Enrique Ibáñez Villegas
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