Este niño pequeño no tiene cuna,
Su padre es carpintero le va hacer una.
En Nana de Sevilla de Federico G. Lorca
Para la pequeñita Maryuma con cariño
Un catorce de enero del 2021,
en un hospital público de Barcelona,
una semana después de lo previsto y en plena pandemia,
Maryuma fue obligada a abandonar por cesárea,
ese cálido nido en el que todos los humanos permanecemos unidos a nuestra madre
a través de la placenta.
El pecho de su progenitora fue lo primero
a lo que se aferró con ansiedad glotona,
para poder sobrevivir en esa nueva realidad
a la que se le obligó a formar parte .
Desde entonces con suaves gemidos,
se aferra a los pechos de su madre
noche y día,
como un gatito indefenso
a la espera que el amparo
de esos pechos le proporcione el calor
y el alimento diario
que le permita ir adaptándose
al desarrollo evolutivo
al que la naturaleza somete diariamente
a los humanos,
ajena todavía de que a pesar de haber nacido en España,
no es legalmente considerada ciudadana española en toda regla, sino tunecina,
lugar de nacimiento de sus dos progenitores.
Con esa impuesta procedencia legal
al continente africano,
Maryuma me trae ahora a la memoria
la mítica historia de que hubo un tiempo
en el que toda la humanidad hablaba
el mismo idioma,
por ser todos originarios comunes
de un único continente.
II
Algún día, cuando en su imaginario,
ahora en construcción,
entre sueños y esperanzas encuentren refugio
las palabras que hablan de ese paraíso perdido
que a toda la humanidad hermanaba
y a nadie diferenciaba ,
a mi ya se me habrá pasado el tiempo
y me habré visto obligado a partir sin quererlo
hacía ese misterioso espacio inabarcable
que es la nada.
Quién sabe si para entonces
el virus más destructivo del planeta,
que somos los humanos,
habrá cambiado el camino hacia la barbarie
de la nave
y modificado la partitura de la orquesta ,
para redirigirse a fondear
a ese antiguo paraíso de la civilización
donde habitaba la razón que hizo posible
Enrique Ibañez Villegas.
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