Dado que por el mar ya corren las liebres (sobre envases) y por el monte las sardinas (de laboratorio), vamos a cantar más mentiras, tralará, (a ver si también se hacen realidad). Salí del chapuzón marítimo con seis kilos de residuos plásticos encima; decidí ir todos los días a los puestos del mercado del barrio a comprar en cucuruchos de papel. Como me llevó mucho tiempo, solicité amablemente a mi jefa una reducción de jornada. Recibió mi solicitud de forma tan cálida que le requerí también sueldo digno. Renunció a parte de su margen de beneficio y me lo concedió. Juntos buscamos políticos próximos que refrendaran nuestras iniciativas. Los encontramos yendo a currar en bici. En seguida sustituyeron el manido Producto Interior Bruto (PIB) por el Grado de Limpieza del Océano (GLO), como índice de progreso. Con el ruido de nuestra campaña llegamos hasta el Parlamento Europeo. «Quienes tienen más responsabilidad en el daño a los mares, son los más preparados», denunciamos. «No estamos solo ante un problema de educación, sino de amor a nuestro planeta». Nuestros próceres, avergonzados, nos dieron la razón. Quedó terminantemente prohibida cualquier forma de producción, consumo y competencia empresarial que perjudique más que beneficie a la tierra, tralará. La salvaje libertad de mercado, “pal carajo”, tralará.
“Los Web. ¿Inconformistas o solo locos?”
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Jesús R. Delgado
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