Morir por nada. En Ucrania…o en cualquier sitio

Lo escuché en las noticias de camino a mi destino. Se me agarrotó la garganta. Al poco rato recibí el mensaje de una querida amiga cuya familia le cuenta que desde ciudades moldavas escuchan el estruendo de la guerra. El cielo les cruje con las bombas que caen a poca distancia, la justa para amedrentar y sentir el horror. Al poco rato pregunto a conocidas ucranianas. La guerra para nosotras son imágenes, comentarios que hacemos con amigos, frases hechas. Para quien la padece es miedo, humo, destrucción, hambre, muerte, dolor. Eso me expresaban estas queridas amigas. Todas esas emociones que les trasmitían su familiares desde Ucrania.

Luego he escuchado al estirado aprendiz de Stalin, dictador trastornado, que es Putin. Llamaba nazis a sus opuestos, hablaba de liberar territorios, de la patria, de los padres, de los abuelos…Tan oídas esas palabras que casi me dan nauseas. No sé si tendrá algo de razón, mucha o ninguna. Desconozco los entresijos de la gran política y del conflicto ucranio, pero los discursos me recuerdan una frase de Barret que suelo repetir: Cuando los reyes deciden creer en Dios, es el pueblo quien se pone el cilicio.

Perdone, señor Putin, me suena usted tan falso, tan mentecato en su ambición de la Gran Patria Rusa. Como me suenan falsos los prebostes europeos y norteamericanos que dicen defender la democracia y no tengo ni la más mínima duda de que si en una balanza ponen el gas ucranio manejado por los rusos, y en otra al pueblo…sabemos bien en qué bando estarían los ejércitos aliados. Si el señor Putin, al igual que el resto del mundo, quiere saber que piensa en pueblo ucraniano…es fácil: hagan un referéndum. Un puñetero referéndum donde la voz del pueblo se oiga.  Entiendo que cuando hay problemas solo la democracia real y plena da soluciones o al menos palía el desastre. Pero no. No quieren soluciones, quieren territorios, quieren poder y quieren tenerla más grande.

También leo que el pueblo ruso anda indiferente y preocupado por los aconteceres que esa guerra les puede traer. El pueblo ruso tiene carencias democráticas, sociales y económicas…Y el pueblo ruso es movilizado en una invasión que ni le va ni le viene.

A la vez, recuerdo lo que hizo Muhamed Alí cuando fue movilizado para combatir en Vietnam. Dijo que a él, como negro,  los hermanos vietnamitas no le hicieron nada, que quien le esclavizaba y discriminaba vivían enfrente de su casa. Y no fue a la guerra. Le metieron en la cárcel y destrozaron su carrera de campeón de boxeo. Pero no fue.

Hoy no hay más bando que el negarse a empuñar un arma. No hay más bando que coger el puto cilicio que decía Barret y ponérsele a Putin y a Biden en el mismísimo escroto. No hay más bando que una revuelta de los pueblos contra los señores feudales que los aprietan. No hay más.

Y con esto les dejo y ruego a un dios en el que no creo que proteja a los pueblos que han entrado en guerra. Porque los pueblos son gente sufriente y mueren por nada.

María Toca.

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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