Al igual que hay un mundo infinitamente grande allá afuera, existe otro infinitamente pequeño, acá adentro. Cuanto más grande y más lejos, más frío… Cuanto más cerca y más juntos, más calor desprende.
Cada gota de agua congelada, vista a través del microscopio muestra un mundo diferente. Así como no te puedes bañar dos veces en el mismo río ni ser acariciado por el mismo viento, la gota cambia en cada momento. Y nosotros, simples humanos, estamos hechos en un 70% de ese agua que fluye en nuestro interior.
En una sola gota, insignificante como grano de arena en el desierto, se puede adivinar un mapa de recuerdos perdidos, un sendero de tiempo, un bosque de ausencias. Una orilla de corazones rotos, varados. El ojo de la tormenta que habitamos. Un camposanto de agujas de todos los relojes cansados de contar el tiempo fugitivo. El agujero negro donde sembrar los besos que no dimos, los te quiero que nunca dijimos. Todas las letras de “El libro de los abrazos” formando una flor de polvo. Cada desvelo que habita en la memoria de la madre. Una nube de huellas de cada animal extinguido por la codicia humana. El laberinto de cicatrices que dejan los 80.000 árboles talados en Madrid en nombre de la especulación. Una luna sin cara oculta. La imagen aérea de la tierra devastada por el turismo basura de selfie y egoísmo. Un volcán desde el epicentro de las dudas. La tristeza de la paloma blanca en mitad del desfile. El grito mudo de los niños asesinados en Gaza. La fosa común del Mediterráneo. La estrella que sigue brillando con la dignidad de los vencidos. Una tumba con las máscaras que usamos para sobrevivir en el mundo. Una matroshka que guarda nuestros distintos yo que han ido siendo. Un jardín de haikus con los pedazos de nosotros que fueron quedando por el camino.
La gota cuenta secretos como habla el iris de nuestros ojos. La gota escucha. No hay rastro del personaje social ni del sueño del ego. No existe el vacío; eso es cosa de humanos.
Y no hay dios. O, si lo hay, no es más que esto. El momento presente en cada respiración, en el dolor y la ternura, en cada nuevo comienzo y cada nuevo final.
Todo cabe en una lágrima.
Y la vida es lo que sucede entre dos llantos.
Igor del Barrio.
Deja un comentario