Lo he intentado, incluso me enviaron un artículo con opción a ser publicado y no lo hice. Varias veces he comenzado este artículo mentalmente y las mismas lo deseché. ¿Qué hacer cuando no se sabe qué decir? ¿qué palabra escribir que describa la locura sin caer en la equidistancia o en la criba ideológica? ¿Qué hacer? Mi corazón está al lado del pueblo palestino, sin duda, sin fisura. Hace años una conocida que trabaja en la zona palestina, casada con un ciudadano israelí, sionista para más señas, me describía lo que vive la población autóctona bajo la bota israelí, como la cárcel más horrible que pudiéramos imaginar. Vejaciones, humillaciones, insultos, detenciones ilegales. Cada día cruzaba la zona fronteriza entre las dos comunidades y refería que era como pasar del mundo normal al infierno. Infierno donde viven millones de seres humanos, que son los dueños de la tierra esquilmada…”No hay palabras, María”, me decía. “Todo lo que cuentan, lo que ves en la tele no es nada para lo que les hacen. Y algún día estallarán, confirmaba, veo tanto odio y dolor en sus ojos”. Profética amiga.
Yo le pregunté, como conocedora in situ, deseosa de saber la realidad, de conocer con detalle cómo es la vida palestina en su tierra, en esa tierra que era de ellos durante milenios y unas voces culpabilizadas por el Shoah se la regalaron a un pueblo que había sufrido lo indecible. Había otras tierras por el mundo. Pero no, tuvo que ser Palestina que tenía dueño, que estaba habitada y se la dieron al sionismo para que hiciera un país. Lo decía la Biblia, esgrimían los creyentes. Ese libro novela tan falso como vengativo, decía que esa tierra era la elegida por Dios para ellos. El pueblo judío.
Poco a poco se explayaron, ganaron terreno sin pausa, y lo que no anexionaban por las buenas lo invadían, con armas o con los kibutz tan libertarios y ecuménicos, que casi caían simpáticos.
Tuve amigos judíos que marcharon a las tierras ocupadas como símbolo solidario de un pueblo que renacía de las cenizas de los campos de concentración y de la barbarie humana…Creando otra. Yo, en bajito, les recriminaba: “esa tierra tiene dueño” La sonrisa poderosa y las ganas de reparación del pueblo judío, me respondían, que nada ni nadie les volvería a gasear porque ahora ellos eran los fuertes.
Como la triste historia orweliana de Rebelión en la granja, los antiguos esclavos ahora esclavizaban. Los parias, tomaban el poder para erigirse en verdugos de un pueblo que labraba la tierra, apacentaba rebaños y vivía en paz.
Un pueblo, el palestino y muchos otros pueblos que ha sufrido tanta infamia, tanta expoliación que no nos puede extrañar que les crezcan los monstruos.
Hace un tiempo durante una charla sobre la situación del Sahara Occidental, nos contaban que volvían a la guerra. Un hombre sencillo que estaba cercano al lugar que yo ocupaba, al dar turno de palabra, nos dijo.
-Nos han quitado todo. Vivimos en la miseria absoluta, en un pedregal. Nuestros hijos no tienen futuro. Solo tenemos la vida…y qué más nos da vivirla como la vivimos o perderla si con ello recobramos la esperanza. Por eso no nos importa nada morir ni matar.
Tenía dos hijos en la guerra contra Marruecos. A su lado, la hija que le quedaba, lloraba en silencio. Las lágrimas de la niña que no podré olvidarlas jamás, porque con su llanto silencioso ratificaba lo dicho por su padre. Cuando solo tienes la vida, cuando te han quitado todo, no importa perderla. La desesperación es imparable, impulsa a las personas a matar o morir.
Cuando te han quitado todo, solo tienes la vida y no te importa perderla…
Hoy resuenan las palabras de aquel hombre en mi cabeza viendo las imágenes del horror. Y no dejo de pensar, que todo los artilugios de última generación, la seguridad tan impresionante, los muros levantados para aislar la desesperación del adversario, las armas letales, las bombas, los drones teledirigidos…Todo es inútil, porque si has rebajado al ser humano a la condición de animal (escuchen al ministro de Defensa israelí y verán que así nombra a la población palestina) cuando has hecho todo eso, solo resta matar o morir.
Y morir matando. Y cuanto más horror, más violencia, más sangre, más crueldad, mejor. Porque has rebajado al ser humano al primario instinto de supervivencia, lo has amamantado con odio, viendo morir a los suyos; lo has alimentado con humillaciones y vejaciones diarias. Y solo quiere vengarse. Con crueldad, cuanta más mejor porque el odio ha contaminado su sangre y se ha vuelto salvaje.
Me pregunto una y otra vez, ¿por qué no se entiende que no hay arma, ni muro que contenga la desesperación? Que la única seguridad posible se labra con justicia, equidad y solidaridad. Que no hay frontera que contenga al furor de las almas enfebrecidas de odio.
Estos días el mundo se rasga las vestiduras y se posiciona. Yo no puedo. Me van a perdonar pero no puedo decir nada sobre el horror, sobre matar inocentes para salvar tu patria. No puedo levantar la voz justificando nada porque todo forma parte de un devenir de estúpidos humanos que no aprenden jamás las lecciones de la historia.
No se aprendió nada del 11S. Se respondió con más agresiones, con más represión, con más guerra. No se aprendió nada del horror que las de cierta edad vimos espantadas en Sabrá y Shatila, que hoy parece olvidadas. No se aprende que un pueblo humillado, vejado, encarcelado, se aloba y a poco que pueda se ensañará con todo aquel que considera enemigo.
El problema es que entre los enemigos, a veces, hay muchos inocentes.
María Toca Cañedo©
Netanyahu y el gobierno ultrafacista es un asesino.
El gobierno creo Hamas para dividir al pueblo palestino y ahora como en Afganistán se han revuelto contra ellos.
Los que pagan con sus vidas siempre son los inocentes, que viven bajo el terror, porque si no fuera así de que iban a vivir los USA. Y demás depredadores.
Un gusto leerte siempre. Salud!!
Gracias,Irene, por tu comentario totalmente veraz. No aprenden, ni entienden que la desesperación de un pueblo es un arma poderosa.
Quien siembra vientos recoge tempestades.
No trato de justificar la acción de Hamas
Pero tienes razón María cuando te quitan todo, no te importa perder la vida.