¿Para qué hemos muerto? se preguntaba Lola González Ruiz en una entrevista televisiva. Pregunta que nos gritan desde fosas y tumbas muchos/as de los que fueron asesinados por la dictadura. Olvidar es matar dos veces. Blanquear la historia, pulir las aristas de los deleznables crímenes de la dictadura es enterrar los recuerdos bajo el dolor del olvido.
Cuando se habla y se lanzan dardos venenosos desde el Parlamento con utilización de las víctimas incluidas, por la votación de una ley europea de obligado cumplimiento como es la que solventa que cualquier pena cumplida en los países de la UE sea convalidada por el resto, se nos escarchan los ojos contemplando como se blanquean historias dolorosa donde los criminales quedaron impunes. Donde los cómplices siguen sin limpiar sus rotativas de la sangre inocente. Hablo de la serie Las Abogadas que emite RTVE y he visto en diferido.
Enrique Ruano fue asesinado por tres policías de la Brigada Político Social, que una vez demostrado el crimen, quedaron impunes porque un tribunal los absolvió. Cuando asesinaron a Ruano era ministro de Gobernación , Manuel Fraga Iribarne, que no solo no esclareció el crimen sino que llamó en persona al padre de Ruano para indicarle que dejaran de revolver o sus dos hijas sufrirían en mismo procedimiento que Enrique. Manuel Fraga Iribarne, ministro franquista, fue años después uno de los redactores de la Constitución del 78, diputado y fundador del PP. Cosa que ni se nombra en la serie.
El diario ABC, al mando del que estaba Torcuato Luca de Tena, se hizo eco de unas cartas manipuladas que Ruano había dirigido a Castilla del Pino, su psiquiatra. Las cartas se hicieron pasar por un diario donde se mezclaron párrafos para hacerle pasar por suicida con lo que la infame tesis de la BPS quedaba cubierta. Enrique Ruano era un “loquito depresivo y acomplejado” que se arrojó por la ventana. El resto de la prensa del momento se hizo eco de la noticia y se calumnió a una víctima de la dictadura.
ABC sigue siendo un periódico falaz y torticero. Fraga ha sido entronizado como adalid de la democracia y sus sicarios hoy gritan y braman en defensa de unas víctimas que les importan tan poco como Ruano, solo que las utilizan para azuzar a un pueblo ignorante o con los ojos y oídos cerrados. Como entonces.
Al ver la serie Las Abogadas se me ha producido un nudo de rabia en la garganta. Poco se puede esperar de una televisión (RTVE) que compite con las privadas realizando concursos infames, con programación nada exquisita salvo excepciones, pero blanquear una tétrica historia insulta y reabre heridas mal cerradas, gangrenadas, más bien.
No, el periódico que en el segundo capítulo se ve, no se llamaba “El Noticiero Nacional” Ese periódico era ABC y jamás se desdijo de la calumnia, como no pidió perdón de las portada dedicadas a Hitler o al golpe de estado chileno. Sería de recibo al menos, ya que se pretende una serie sobre hechos reales, referir al final del capítulo la verdadera historia, de como se robó la clavícula del cadáver de Ruano, con el fin de ocultar el tiro recibido por la espalda que asesinó al joven antes de que los criminales de la DGS le tiraran por la ventana. No fue hasta 1996 -27 años después del crimen- cuando la familia de Ruano consiguió reabrir el proceso, realizar la autopsia del cadáver y junto al abogado José Manuel Gómez Benítez, llevar a juicio a los criminales, Francisco Colino, Celso Galván, Jesús Simón, policías que le dispararon. Se consiguió juzgarles, se demostró que Ruano recibió un tiro por la espalda, pero el tribunal los declaró inocentes a pesar de todas las pruebas concluyentes. Y sobre todo, que la llamada al padre dolorido, no fue de una anónima voz en off, sino la muy reconocible de Manuel Fraga Iribarne.
Hoy, la familia de Ruano anda curada de espanto (tuve ocasión de compartir mesa y conferencia con uno de los suyos comprobando que el dolor, la impotencia y la rabia sigue lacerando su memoria) Lola González Ruiz, vio morir a su segunda pareja, Javier Sauquillo siendo ella misma tiroteada en el crimen de Atocha, murió hace tiempo con la rabia encerrada en su pecho de saber que el crimen de su amado compañero Enrique quedaba impune, como el suyo, como el de Javier, por eso expresó gráficamente en aquella entrevista ¿para qué hemos muerto?
En estos tiempos cuando se clama porque criminales que han cumplido treinta años de pena en diversas cárceles de Europa, sigan encerrados, ellos/as, las muertas, las víctimas de la dictadura se conformarían con que una serie histórica contara la verdad.
Y eso es lo terrible, que nos conformamos con tan poco.
María Toca Cañedo©
https://www.youtube.com/watch?v=v1NxFDNtx5o
https://www.infolibre.es/opinion/plaza-publica/tres-muertes-lola-gonzalez_129_1702332.html
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