La poesía dejará de ser papel, una cosa triste,
cuando empiece a tener que ver con la vida de la gente.
En “Way out “ de Antonio Orihuela
I
En la tierra de Jauja,
donde nadie sabe nada,
nada es verdad o es mentira,
no hay víctimas inocentes
tampoco verdugos culpables
y si nadie sabe nada,
¡Hala! a vivir del cuento,
esperando la llegada
de los Santos Inocentes.
Digan me Vds. sino,
que tampoco saben nada,
¿qué es lo que podía saber
la pobre infanta Cristina
de donde salía el “parne”
que tan generosamente ingresaba
en su cartilla bancaría?
y aún más,
¿ qué es lo que podía saber,
esa pobre duquesa de Palma,
de los oscuros negocios
de su cónyuge , el Sr. Urdangarín,
si ella solo era una obediente mujer
locamente enamorada de aquel
al que Dios la unió
para transitar la tierra?
¿Sí el Sr. no lo sabía,
cómo ella iba a saber
que lo que su consorte hacía
era algo reprobable?
¿Y qué me dicen Vds.
de lo que en la corte de Jauja
se podía comentar
de esos oscuros negocios
del Sr. Duque de Palma?
si en la corte solo se vive y se educa
para no ver, no oír y callar,
nunca para hablar de cosas,
que por ser desagradables
disturban la digestión
y no facilitan para nada
su actividad principal,
la obediente sumisión
a la preservación de la especie
del monarca y su familia,
que allí viven como si estuviesen
dentro de un gran jarrón chino,
y como todos sabemos,
eso sí que lo sabemos,
los jarrones de la China son caros y quebradizos,
pero adornan un montón
en los palaciegos salones,
de ese su reino de Jauja,
con gobierno popular,
que tampoco sabía nada,
II
¿Diganme por ello ustedes,
qué es lo que podían saber los máximos dirigentes
de cómo se financiaba su partido?
Si de eso de las cuentas
solo se enteran los sufridos tesoreros
ellos son los únicos que controlan los dineros,
sean de color blanco o negro
y los mueven de una cuenta hacía la otra,
con la misma rapidez y método
que los tahúres cuando mueven
el caprichoso dadito
de un cubilete hacía el otro
eso sí, casi sin dar importancia
a su gran destreza y habilidad
en aplicar al cubito
el conocido vaivén sonoro del
un, dos, tres con golpecito final
que te robo y no lo ves.
Y no fue solo un tesorero, no,
sino un terceto
los que cantaron a coro,
como los canarios flauta,
que ellos no sabían nada
que era eso de valerse el partido
del método del un, dos, tres y golpecito en el culo
¡Cómo para no creerles!
Rajoy cuando lee,
lee el Marca y Josemari,
el anterior presidente,
vive en la tumba agarrado a la botella
como una lapa a su roca
y solo se mira al espejo
cuando hace abdominales
o habla en la intimidad
el idioma catalán,
para imitar su fonética,
por supuesto ni el uno ni el otro
sabían nada o no se acordaban
de qué era eso de cobrar dinero en negro,
si ellos fueron desde que nacieron
cristianos, franquistas y blancos
¡¿Cómo podían cobrar en negro,
sí su fe no lo permite?!
aunque todo el mundo sepa
que lo que más ha interesado siempre
a los miembros del PP
han sido los dramas de apariencias
en los que la verdad
nunca imponerse a la ley.
III
¡Y lo del pobre Griñan!
¡No me digan¡¡Ay que penita me da!
¿Por qué había él de saber
lo que Chaves le dejó?
¡¿Y Chaves, díganme ustedes que culpa tenía Chaves
de no saber lo que pasaba
en las arcas de su Junta,
la Junta de Andalucía,
si él solo gobernaba
buscando la igualdad social
de todos los que le votaban?
Por tanto nada sabía.
IV
Igual que en Andalucía
en Cataluña,
el gobierno de Convergencia y Unión,
tampoco sabía nada
de los dolorosos partos
que cada día ocurrían
en ese famoso reino de su pertenencia,
al que se llamó en los años setenta
como huerto de “xarnegos”,
y por ello verse obligados,
como Cristo con su huerto,
a tener que aceptar la cruz de Getsemani
y los beneficios
de la obra pública que adjudicaban,
diezmo al que los más lenguaraces
de mordida adjetivaron
y los más economicistas
de acusador número primo
del tres por ciento
que, en el año 2005
destapó el muy Honorable Presidente de la Generalitat
Sr.Maragall ,
retractándose después
por la amenaza del Presidente de Convergencia y Unión,
de que su formación se retiraría del consenso
para la reforma del Estatuto Catalán,
si se publicitaba el maldito número primo
por estar su partido libre de ese pecado infernal.
V
Sindicatos y empresarios
tampoco nada sabían,
y es que en la tierra de Jauja
cada oveja solo mama a dos carrillos
cuando tiene a tiro las muy generosas tetas
de su santísima madre,
y madre, como sabemos,
solo hay una,
y esa madre tiene un nombre
a la que llamamos España,
que tiene un buen par de tetas
del máximo rendimiento,
y por la salud de ellas
todo buen español trabaja
para que sean cada día más grandes
¡cuánto más grandes mejor!
así que ¡Arriba España y sus tetas!,
que es lo mismo que me dice
mi sufrido carnicero
que todo lo que él hace
lo está haciendo por salvar a la madre patria,
supongo que también sus tetas,
aunque nunca me dice de quien,
ni como, ni cuando,
porque cada vez que me vende
kilo y medio de ternera,
el muy pillín, solo me da kilo y cuarto
y además nunca me entrega
el papelito de pago,
echando la culpa al peso
de que no de recibitos
y de que se desequilibre cuando menos se lo espera
¿Será porque su peso
se ha fabricado en España,
y los pesos españoles
como el poder judicial
no saben aún detectar
esa costumbre tan nuestra?
VI
Pues no me digan Vds.
que sus señorías no piensan
que todos los españoles
somos tontos de remate,
pidiendo que nos creamos
sus excéntricas sentencias,
como si no supiésemos,
por nuestra propia experiencia,
que la farsa de la señora Justicia,
si además es de tradición española,
fue creada por la despótica indecencia
de Cruzados golpistas, hacendados , chamanes y sacerdotes
que para imponer su ley,
vertieron un poco de tinta sobre un gastado papel
para hacer más creíble su farsa
por eso la bautizaron con el nombre
de la Santa Señora Justicia.
A ver si no son tan malos
esos supuestos culpables,
aunque no del todo buenos,
y entre tanto bueno y malo,
nadie es malo nadie es bueno,
y si a eso le añadimos
que nadie se entera de nada
de lo que nos pasa en Jauja
ni siquiera el digitado rey,
del que la justicia dice que es totalmente inviolable,
la conclusión es bien clara
todos somos inocentes en este reino de Jauja
por no encontrarse nunca al verdadero culpable,
salvo si robas gallinas .
VII
Y esta historia que yo cuento
de saber y no saber,
a ver si solo se trata
de una mera fantasía
de esa loca de la casa que es la imaginación,
que para vivir del cuento
finge que no sabe nada
para acoplarse al guión
y vivir como una reina,
y puestos ya a negar todo,
esta loca de la casa
proclama a voz en grito
que no tiene miedo a nada,
ni a perderse en los papeles,
ni a un ataque terrorista
al grito de !Todos somos Charlie Hedbo!
cuando a lo que paso allí,
es a lo que más se teme,
negándonos a aceptarlo
porque no sabemos nada
del poder y la codicia
ni que es lo que nos pasa
cuando se democratiza el miedo,
estimando el no pensar
y el vivir sin memoria
con tal de seguir el cuento
de que aún hay esperanza
de vivir un futuro soleado
en este túnel letal
en el que nos han metido
estos que una y otra vez dicen
que ellos no saben nada.
VIII
Así que a los descreídos
lo único que nos queda,
es bajar la cabeza y seguir el viaje
por la senda
que nos marcan los sabiondos editores
de este cuento de autoayuda
o cansados de la gloria
de ser comprados,
vendidos e intercambiados,
como el mercado decide,
tras tarascar la manzana
que libera del síndrome de la trisomía
facultando la sapiencia,
decir !no!,
y dándonos media vuelta
abandonar el coto enfangado
de los ojeadores del coste y el beneficio,
para no seguir comiendo el pan diario
de la hogaza con la que nos alimentan,
que es repetir lo mismo que dicen
los defendidos
por depuradores bivalvos
a los que llamamos letrados.
IX
Y es que en Jauja ,
los mafiosos, los tahúres, los mangantes
y otras gentes de esa laya coronados,
conocen de maravilla
el refranero español,
por ello saben muy bien
que en este país
nunca faltó un roto
“pa” tapar un descosido,
que es tanto como decir
que para vivir como reyes
no se editó cuento alguno
como el que lleva por título
“Señoría, por mi madre yo le juro,
qué de eso que usted me pregunta
afirmo no saber na,
qué es lo mismo que me dice diga
mi luminaria legal
a la que puntualmente pago.
Es por él, solo por él señoría,
por lo que yo no se na
del estiércol que dicen llueve a raudales
en estas tierras de España
Enrique Ibáñez Villegas
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