Ser quien somos

Vivimos en una sociedad muy narcisa y ego referencial pero también nos vemos muchas veces en peligro social tan solo por SER quienes somos y mostrarnos.
Hablo de descontarte, hacerte de menos, minorizarte, ocultar logros propios, tapar los éxitos, taponar partes de ti que muestran mucha luz.
La mayor falta de amor es la falta de amor a nosotras mismas, esa que te obliga subrepticiamente a cerrar los brazos por temor a no ser bien recibida, a bajar el tono de tu risa, a negar tus ideas sobre una cuestión, a no ir por la calle andando gustosa en tu piel, a opacarte para pertenecer socialmente.
Tener miedo de tu supervivencia en grupo si te muestras de verdad y no poder contar épocas de éxitos personales, amorosos o profesionales es muy doloroso. Mucho.
Ser bien recibida solo en vulnerabilidad o en el error, más.
Y yo no te propongo que te hagas maestra de la indiferencia ( me das igual, no me importa si te activa quien soy), pero sí que creo que es sustancial que NO te achiques para que tus amigas no se sientan mal, que no te empequeñezcas o incluso te dejes tratar regular para compensar alguna supuesta desigualdad.
Oye amiga, que todas cabemos en el mundo y tenemos nuestras luces y sombras.
No vivimos en una loseta de diez centímetros por diez.
Quizá elijo no meterme en tu lío, amiga, ese que se te despierta al ver otras existencias y maneras de estar en el mundo. Otras formas.
Lo elijo porque si otra persona te clava alfileres lo apartas de ti, pero si para estar cerca de alguien te tienes que dañar tú, entonces hay una parte propia a la que atender.
Esa que habla así:
– Vale, ya me quito yo, para que tú no te sientas mal.
Ya me voy, ya me coarto, ya me esquino.
Para ti, dejo de ser.
Buen día, otro día.
Por si sirve.
María Sabroso.
Sobre María Sabroso 151 artículos
Sexologa, psicoterapeuta Terapeuta en Esapacio Karezza. Escritora

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