Sonia de Bordeswsky

El padre de Sonia Bordeswsky había nacido en la Rusia imperial, pertenecía a la aristocrática familia del príncipe Bordewsky, de la nobleza ucraniana. Al final de la cruenta guerra civil, en la que Bordeswky había luchado como oficial de la Armada Imperial rusa, huyó de las huestes revolucionarias buscando amparo en Polonia. En este país recondujo su vida hacia los negocios, viajando a Indochina como comerciante, donde se casó con una francesa y en donde nació Sonia, el veintiuno de agosto de 1926, en el mismo Saigón, viviendo hasta su primera juventud, para posteriormente, marchar a la metrópoli francesa residiendo en la casa del abuelo paterno, profesor universitario. La vida se auguraba tranquila para la joven Sonia Bordeswky salvo por el detalle de que el ejercito alemán avanzaba tragando países de Europa llegando hasta París dejando Francia bajo la bota nazi.

Sonia, debía de tener un carácter independiente, poco dado a sometimientos, tal como demostró poco después. A pesar de su juventud, decidió participar en la Resistencia, primero, para integrarse poco después en el Primer Ejército Francés, al mando del cual se encontraba Jean de Lattre de Tassingn bajo cuyo mando lucha hasta finalizar el conflicto.

Al acabar la guerra, Sonia se casa con Fernand Vasseur, oficial de la marina francesa con el que tiene cinco hijos. Al divorciarse, a Sonia, le quedan pocos recursos para mantener a su prole por lo que decide convertirse en marine pêcheur,(pescadora en barco) dirigiendo su propio barco pesquero, Voluntas Dei.

Ahí comienzan otros problemas para esta aguerrida mujer. En Francia existía una ley desde el siglo XVII, que prohibía a las mujeres subir a bordo de barcos, la llamada Ley Colbert, por lo que se invocó dicha ley para impedirla seguir con su trabajo. Tiene que contratar a un patrón puesto que a ella le niegan los documentos de registro del barco. El hombre contratado, Amedée Delouteau, compañero de la Resistencia a quien le faltaba una pierna, por lo que le apodan “Pierna metálica” debido a su prótesis. Con el tiempo, se casa con él. Durante años Sonia debe luchar enconadamente contra las leyes que le impide navegar, incluso se matricula en la Escuela Nacional de la Marina Mercante también era exclusiva de hombres, para cursar los estudios de patrón de barco. Lo consigue en 1963 con lo que derrota la estúpida Ley Colbert que se deroga gracias a su lucha. A partir de entonces nadie impide su tarea de patronear los barcos, comprando dos más con los que forma un pequeña flota que ella dirige.

Esta valerosa mujer, además de su lucha contra las absurdas leyes discriminatorias, su trabajo como pescadora y directora de su flota, además de criar a sus hijos, escribió su autobiografía, La Houle, otra novela más The surge of the sea, diversos ensayos, poemas y artículos periodísticos.