Si ustedes quieren conocer una ciudad de provincias, burguesa, bien pensante y votante del PP, no hay nada mejor que un paseo por los barrios altos (en mi caso el Sardinero y sus aledaños) a la hora del vermut en día festivo o domingo invernal. No hay estudio sociológico que valga más. Ni CIS que estructure intención de voto, opinión o lo que sea que estadistiquen (disculpen el palabro, es costumbre)
Señoras con mecha rubia reciclada hace meses, oliendo a Calvin Klein, las jóvenes; a Chanel o a Aire de Loewe las menos jóvenes. Algunas con pieles, no muchas porque algo de animalismo entró en las amplias avenidas. Marengo, marrones, negros con toque de color en el cuello en forma de foulard o de pashmina auténtica,of course. Ellos de gris, negro o gris/negro, con pelo repeinao o calvitos, caminando pastueño, detrás de las damas, que hablan entre ellas de la vida, las próximas vacaciones, si las hay que vaya usted a saber con los tiempos que corren, los niños y sus masteres o de la vecina del tercero que es un poco puta. Algunas con perro, es la forma de mostrar solidaridad, otros con cachava, ya se sabe: la humedad. Todos/as, todas oliendo a naftalina. Hasta yo he vuelto a casa oliendo a vieja salsera. ¡Cómo me gustaría tener el talento de Clarín para reflejar la Vetusta del siglo XXI!
María Toca
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