Se nos escapa el año, con poca ceremonia, tocando clarines de miedo, con guerras imaginarias . Muertes en Europa que se saldan con terrorista abatido, que es como se callan los cantos de sirena, eso sí, habiendo dejado el pasaporte olvidado en la cabina del camión, tal como explican los manuales del terrorismo de élite: con olvidos de identificación, así todos tienen claro a quién tirarle los muertos. Todo muy ocurrente, sin subterfugios ni disimulos.
Oscuro, muy oscuro parece ese acto, sutilmente útil a los que aborrecen abrir puertas a los que sufren. De toda la vida de Dios se resolvió el terrorismo de forma sucia y artera. Véase los “suicidios” de la Baader Meinhof, la historia negra de Inxtaurrondo (con el Mata Pepinos, al frente, ¿te suena, Galindo?) o las Brigadas Rojas. Que útil, que necesarios son estos lobos solitarios que matan a discreción dejando pasaporte bien a la vista para que no haya errores de identificación.
En el solar hispano, nos acontecen alegrías que deben llevarse los que saldaron con espanto hipotecas salvajes, con cláusulas suelo abusivas, al recibir la sentencia que condena a los ladrones de corbata a devolver parte del pecunio arrebatado. Habrá algunos a los que no les haga falta porque desde tiempo residan en la tierra; a los demás la alegría les coge a contrapié, porque no estamos (los de abajo) acostumbrados a recibir razones ni justicias.
Se sigue sacando dinero de la hucha de pensiones, pero no hay que preocuparse, nos aseguran que todo va bien, que se crece y que llegan tiempos de bonanza. Respondemos mirando el bolsillo y apretándole de nuevo a ver si brotan los dineros en él, aunque sea calderilla bien guardada.
Siguen muriendo mujeres, con el agravante (si las mata algún tipo con prestigio) que se ningunea su figura en aras de encumbramiento del asesino. Siguen preguntándonos que nos pasa, por qué nos enfadamos y vamos crispadas por el mundo. Vamos a responder, cuando leemos que a una diputada del Parlamento Andaluz es acosada en el desempeño de su función institucional, por un tipo baboso y putañero. Como osa, la señorita Rodríguez, siendo mujer, perroflautera y guapa, resistirse al genuino macho-hispanicus, por más vejera que aporte. Así andamos aún, con los Australopitecos a cuestas. La manada que coreaba al matón, suma cobardía gregaria al machismo rampante por reírle las gracias al bufón berroqueño. Dan mucho, pero mucho asco.
Y en estas nos llega el Año Nuevo, con viejos vicios, política caduca y mucho cansancio. Menos mal que tenemos a #LaPajarera, que no sé qué sería de nosotros de no ser así.
María Toca
Santander-23-12-2016.
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