No entiendo la polémica, por varias cuestiones. La primera, el Planeta es un premio comercial, que se da por adelantado a un autor/a, autotres, para asegurarse cierta repercusión mediática, avalada por la promoción de un perfil, el que ese año mole más y que en muchas ocasiones no tiene nada que ver con lo estrictamente literario.
El Planeta no se gana, se da.
Vamos, que me da igual que se lo regalen a un caballero, una señora o un velociráptor con talento literario. Preferiría que las mujeres ganen, porque lo merecen muchas veces, premios de prestigio, no comerciales, que esos sí cuesta que los suelten los participantes en elecciones muchas veces renuentes a reconocer la valía de una autora.
Por otra parte, que esos tres escritores hayan firmado con un nombre femenino no consiguió, al menos en mi caso, que me acercara a sus novelas. No me atraía lo que ofrecen las sinopsis ni me dejo llevar habitualmente por las cifras de ventas. Entiendo que para muchas personas resultan entretenidas ciertas tramas o peculiaridades, como a mí me atraen otras, no necesariamente mejores. Por lo tanto, entiendo que a Carmen Mola la leyeron quienes encontraron alicientes en sus obras, independientemente del enigma de su identidad. Nadie compra un libro seducido por el secreto del nombre real de quien lo escribió. Yo entiendo que esos tres participantes en el asunto no han matado a una señora real, llamada Carmen Mola, no se han apropiado de la identidad de nadie, ni de su obra, como si han hecho otros insignes autores con respecto a los escritos de sus parejas, por ejemplo. Lo suyo es más bien un juego literario, sin más, cuyo desvelamiento, por cierto, no hace que sienta ni más ni menos atracción por lo que ofrecen sus libros, Planeta mediante.
Patricia Esteban Erlés
Muy buena reflexión. Yo no conocía a Carmen Mola. Me han llegado referencias a través del premio Planeta y de twitter, donde alguien lo tradujo como Carmen’s cool, pero a mí a lo que me recuerda el Mola, es al General Mola. Debe de ser cuestión de edad y de estudios. Y como bien dices Patricia, el Planeta se da, no se gana.