Abrir sigilosamente las puertas cerradas.
Confundirse en la noche de tu cuerpo.
Recorrer con precisión de cirujano
tus nervios, tus vértebras,
tus tejidos, tus músculos,
tus aparatos,
todo tu cuerpo.
Abandonarse en el negro dormitorio
de tus segregaciones.
Redescubrir las partes más amadas
de tu anatomía.
Aventurarse por los oscuros caminos
de tus axilas.
Sumergirse en la noche
de tus brazos.
Explorar tus abruptas, profundas cavidades.
Moldear los táctiles caminos
de tus articulaciones.
Aspirar sin recato las suaves delicuescencias
exudadas por tu piel.
Absorber la dulce humedad
de tus labios.
Explorar con estudiada inconsciencia,
el horizonte perdido de tus ojos.
Dormirse con la dulce sinfonía
de tu pecho.
RITUAL: maléfico silencio
de la noche,
irregular caligrafía
de mis manos,
luz vacilante en el oscuro viaje hacía tú lecho.
RITUAL: acto poético,
voraz, fúlgido y presto
para endulzar el lábil camino del deseo,
RITUAL: tentación última.
Ángel negro te esper…
oh…!
Enrique Ibáñez Villegas
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