Leer la prensa diaria es un mal vicio que cumplo como obtusa adicta. En primera página, encabezando las noticias me encontré dos que merecen estar juntas como declaración precisa del sindios que padecemos. https://elpais.com/politica/2019/08/16/actualidad/1565964503_031417.html
La primera llega desde Lampedusa y nos cuenta que siguen sin poder desembarcar a los refugiados que se mantienen en un pequeño barco, Open Arms, hacinados y sin medidas sanitarias ni de higiene. Días y días en alta mar, soportando tempestades, incertidumbre, riesgos terribles para llegar a las costas italianas y cuando todo parecía resuelto, el botarate fascista Salvini, se salta todas las leyes, no solo internacionales, sino las de su propio país realizando maniobras dilatorias para que los maltrechos refugiados no puedan desembarcar. La llamada de socorro de Oscar Camps, fundador de la ONG que mantiene al barco nos parte el alma por la impotencia y la constatación de vivir en un mundo desalmado y sin ley. Recordemos que todos los organismos internacionales y la propia judicatura italiana coinciden en que el desembarco es legal y necesario. Para esa bestia de Salvini, no hay leyes. No hay más orden que el que sale de sus gónadas. Como buen fascista hace de su capricho norma y befa.
Justo enfrente, nos cuenta el diario la ultima boutade del señor Trump: quiere comprar Groenlandia a Dinamarca. Como suena –imagino que si alguien de otra galaxia nos visitara y leyera ambas noticias… tomaría su cohete espacial y saldría pitando de este mundo loco. Y no le culpo, ganas me dan de hacer lo mismo- El señor Trump, dice él de sí mismo que tiene mucha vista para los negocios, ve en Groenlandia gran futuro inversor. https://elpais.com/internacional/2019/08/16/actualidad/1565978508_399556.html Ya saben ustedes que estos neocons todo lo traducen a dinero. Groenlandia, tiene buenos recursos naturales que él desea explotar (él, no EEUU, él…) además de una situación geográfica estratégica en las luchas que el tipo naranja tiene emprendidas contra China y Rusia. Y que lo compra. Como si fuera un kilo de filetes, quiere adquirir una extensión de tierra helada, vital para el ecosistema de la tierra que ya está bajo mínimo debido al calentamiento global y el deshielo que Trump y sus locos amigos producen y niegan. Imaginen a Trump en Groenlandia…se les eriza la piel, ¿verdad? a mí también.
Ambas noticias nos definen el mundo en que vivimos. Un mundo donde no sabemos bien si somos gobernados por psicópatas locos, o por locos psicópatas. Un mundo donde un ministro se salta las leyes, las mínimas nociones de humanidad por sus pelotas…Porque no hay otra explicación para el torpedeo que Salvini produce al desembarco del Open Arms, si diversos países europeos han accedido a hacerse cargo de los inmigrantes y las leyes avalan el salvamento de las 135 personas que sufren el espanto de no saber que va a ser de ellos. Por sus gónadas, Salvini, se opone. Por sus pelotas y los millones de votos que avalan tanto a ese loco malvado como al otro. Al Naranjito que quiere comprar Groenlandia.
Me preocupan que esos tipos tengan poder. Me preocupa mucho más que a esos tipos, locos malvados, les de poder un pueblo que les vota con entusiasmo. Me fascina la capacidad de absolver canallas de millones de personas, porque me niego a pensar que esos millones de personas sean tan perversamente malvados como sus líderes. Entre sus votantes habrá buenos vecinos, abnegados padres y madres de familia que trabajarán, irán a la iglesia, rezarán de noche y amarán a sus hijos desvelándose si algo les ocurriera pero muestran una total impavidez contemplando a 125 personas sin nada, que huyen de guerras, de violaciones, de mutilaciones, con hambre, sed, frío y les niegan el derecho de asilo en nuestra opulenta sociedad que mantiene a cuerpo de rey a una diversidad de políticos, casas reales, que subvenciona ejércitos y rescata bancos con dinero público sin duda ni cortapisas. Pero esos votantes, sienten que despilfarran ofreciendo un mendrugo y un refugio a los que se tiran al mar empujados por la desesperación más terrible. Confieso que la gente que vota a los locos malvados me perturba totalmente porque no les creo capaces (no a todos, al menos) de ser tan crueles y tan estúpidos. Pero votan a quien lo es cerrando los ojos a la crueldad que ello supone.
La capacidad de autoengaño del ser humano debe ser muy alta. Que lo explicó bien Hanna Arent: la banalidad del mal. Porque a los votantes de esos simios intelectuales no se les plantea la duda -la duda al menos- de que algún día puedan verse en la misma tesitura. Ambos países, EEUU e Italia están construidos en base a la inmigración y la emigración, los primeros absorbiendo a los desheredados de Europa (el mismo Trump viene de una familia de inmigrantes en tercera generación, y doña Melania Trump, es servia de nacimiento, fue empujada por la guerra que vivió su país a emigrar a EEUU) y los segundos enviando oleadas de italianos en busca de mejor vida a cualquier punto de la tierra que fuera capaz de darles un trozo de pan que en su tierra no tenían. Pues sus herederos votan a los Salvinis y Trumps sin mala conciencia.
Acabo el artículo recordando una anécdota que contaba el que fuera ministro de Cultura socialista, Jorge Sempún de su estancia en el campo de concentración de Buchenwald. Decía Semprún que desde el ventanuco de su barracón podía ver el pueblo cercano, divisaba las casas. Al obtener
la libertad, marchó al pueblo con la curiosidad de comprobar si desde el mismo, en las casas que él veía desde su barracón, los habitantes también podían divisar el campo, en la confianza de que no fuera así. Cual fue la sorpresa cuando visitó varios hogares comprobando espantado que la visión del campo era perfecta. Desde cualquier alcoba de las casas familiares del pueblito se podía ver toda la crueldad que contenía Buchenwald. Lo cual nos habla mejor que nada de la cruel condición humana de no ver, de no querer escuchar el dolor ajeno mientras no nos toque de cerca.
El problema es que, como entonces, el terror se extiende hasta ahogar a todos los habitantes de la tierra y los locos psicópatas, si no los paramos a tiempo, nos sumarán a todas en la barbarie. Comprarán Groenlandia, crearán colonias de explotación y se cargarán el planeta sin remedio. Miren a Bolsonaro lo que está haciendo en la Amazonia si tienen dudas. Entre tanto Salvini hará de su patria una enorme cárcel para los impuros de sangre que son(mos) casi todas. Será tarde entonces para dar la voz de aviso. Muy tarde.
María Toca
https://www.eldiario.es/tribunaabierta/martillazos-descubri-empieza-Open-Arms_6_931666825.html
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