Boda a tres con el 155 sobre fondo gris

Allá van, de la manita. Juntos los tres partidos,el del gobierno y  la muy “leal” oposición, en comandita, abrazándose con ganas al 155 que portan como estandarte de la Trinacional y cierra España. Lo que ha unido la desobediencia que no lo desuna nadie, dicen, entre sollozos, los enamorados de la Triple Alianza. Da igual el cometido,  o el desastre de considerables proporciones que se puede esperar. El fin está claro. Se trata de ahogar la insurrección, de poner aldabas a un pueblo revelado que pide la independencia porque le sobran redaños para emprender un camino en soledad. Es posible que mal acompañado y mal dirigido .Con muchos errores cometidos por unos dirigentes que no están a la altura de su pueblo. Al fin son de la misma escuela que los «nuestros». Con pesebre incorporado e historia de cloacas plenas de mojones.  No son ellos los depositarios de este artículo y de las esperanzas. No. Es el pueblo soberano que está muy harto y sale a la calle a manifestarse o a votar o a tomar  aire. Para cambiar. Aunque sepamos que es utopía y que en esta Europa corroída de mercaderes mercenarios, no tenga opción la limpieza y la regeneración. Sueñan con una Arcadia regenerada y utópica que quizá sea irreal, pero al menos tienen la dignidad de soñarla y lucharla. Fíjense, que creo que más que aversión a España,  es a lo que significa para tantos este país: corruptelas,  feudalismo, patriarcado sin fin y una política medieval que apesta.

Ellos, los «nuestros», investidos de esa seriedad con que se asiste a los grandes acontecimientos, se han juntado, para suspender las prerrogativas constitucionales en aras de salvar la Constitución. Es decir, te mato de hambre pero por tu bien. Te quito la comida hoy para que comas mañana, aunque estés muerto. En comandita. Así se hacen las cosas importantes en este país. Como aquel dos Septiembre de 2011, cuando corrieron todos juntos a aprobar la infamia. Tal que  ahora. Sin boludeces. Sin cortapisas del no es no o de izquierdismo enterrado con honores en Suresnes. Que hay que producir y seguir mamando.

Miren ustedes, quizá sean cosas mías, pero lo de Cataluña me parece un estallido. Nada de manipulación burguesa, o sí, pero no tanto como creen en el resto de España. Nada de comida de tarro del nacionalismo, quizá sí, algo puede haber, todos somos sujetos de manipulación y de gregarismo, pero poco. Muy poco. Lo que me parece es  un  grito social  importante, al que se debiera de unir todos los pueblos de esta España caduca y decimonónica que soportamos malamente. Quizá debería  la gente de izquierda (la de verdad)  abandonar los estamentos oficiales y echarse a la calle en un monumental 15M  de apoyo al estallido libertario catalán. En mi opinión, es la revolución más importante surgida desde que comenzó la Transición y debiéramos unirnos a ella en vez de hacer frente común con la carcunda.

Cuántas veces hemos dicho que aguantamos demasiado, que deberíamos lanzarnos a la calle y estallar, ante la pérdida de derechos, el robo social, que nos han hecho . Años criticando el estado de la política y hoy cerramos filas con los corruptos. A esta España nuestra la ahogan los que dicen defenderla. Los que lucen bandera proporcional al latrocinio que realizan.

Los llamados constitucionalistas (disculpen, me acabo de ahogar con la risa) son los mismos que ampararon aquella reforma del 135. Son los mismos que llamaban corrupto a Rajoy desde los atrios que amalgamaban los ERES y las prebendas andaluzas. A la hora de la verdad, es hoy por ti, mañana por mí, porque del papá Estado comen todos, menos los que le sujetamos.

Ya tenemos la foto. Ya tenemos a Cánovas y a Sagasta repartiéndose el poder, como vértices de una misma línea, plena de corruptelas y de transigencia. En medio un pueblo cansado, que de vez en cuando despierta y grita, agitando la bandera de  ¡Vivan las Caenas! Como para no irse.

Maria Toca