Comunidades libertarias en España (Capítulo I)

 

Por una vez, la realización de lo ‘imposible’ se hizo posible gracias a un puñado de hombres cuya confianza en el ser humano —en el que existen posibilidades inmensas cuando se desenvuelve en un clima de libertad y de cooperación solidaria— pudo más que todos los estereotipos de un sistema que induce a la pasividad de los individuos favoreciendo el mantenimiento de los valores tradicionales y la perpetuación de la rutina. (p. 217)

Felix Carrasquer, 1977

 

Cuando hablamos de  «comunidades libertarias» en España nos referimos a las que  históricamente  fueron  las colectividades anarquistas que surgieron, principalmente durante la Guerra Civil Española (1936-1939), en las zonas donde el movimiento anarcosindicalista tenía una fuerte implantación, especialmente en Cataluña y Aragón, pero también en menor medida en otras regiones como el Levante y Andalucía.

Estas colectividades fueron una experiencia única de autogestión obrera y campesina, basada en los principios del comunismo libertario. Se caracterizaron por estas premisas ideológicas:

  • Abolición de la propiedad privada: La tierra, las fábricas, los servicios y a veces incluso  hasta el comercio pasó a ser propiedad colectiva de los trabajadores.
  • Autogestión: Los trabajadores y campesinos gestionaban directamente la producción, la distribución y la toma de decisiones a través de asambleas y comités elegidos.
  • Economía colectivizada: Se intentaron implementar sistemas económicos basados en la ayuda mutua, la solidaridad y la distribución según las necesidades, aunque coexistieron diferentes modelos.
  • Transformación social: Muchas colectividades buscaron implementar cambios sociales profundos, como la igualdad entre hombres y mujeres, la educación racionalista y la supresión de la autoridad tradicional.

Los principales ejemplos históricos de estas colectivizaciones fueron los siguientes:

Las colectividades agrarias de Aragón: Fueron las más extensas y numerosas, llegando a abarcar gran parte de la región conformando grupos de comunidades de fuerte cohesión revolucionaria.

  • Las colectivizaciones en la industria y los servicios en Barcelona: Los trabajadores tomaron el control de fábricas textiles, transportes, comunicaciones, espectáculos, etc. Fueron menos exitosa que las agrarias, por falta de preparación (no es lo mismo ser experto en un trabajo que en la gestión) y por el poco tiempo que duraron durante los peores años de la contienda civil.
  • Experiencias en la Comunidad Valenciana y Murcia: También hubo colectividades agrarias e industrial en estas regiones pero en menor medida y con escasa fuerza.

Antes de continuar quiero traer a los principales teóricos del anarquismo como forma de entender la ideología y conocer quienes la fundaron. Se entiende a veces el anarquismo integrado por personas excitadas por lo que desde afuera se considera caos, o falta de gobierno. Nada más lejos de la realidad, el anarquismo necesita una formación especifica y el convencimiento de que la convivencia y la socialización de los bienes es algo necesario para la vida. Siguiendo la máxima libertaria: “producir según capacidad, consumir según necesidad” Esto y un amor profundo por el ser humano solidario y comunitario conformaron las comunas que, al contrario de lo que la propaganda quiso difundir, funcionaron a la perfección y suministraron a las comunidades que las integraban todo lo necesario para la supervivencia en la época terrible en que se fundaron.

Con altibajos, con problemas, pero las colectivizaciones aragonesas fueron un éxito que el gobierno central, influido por los soviéticos que comenzaron a tener influencia, acabó dinamitando sin dejar que medrases sus objetivos.

Estos fueron los principales ideólogos del anarquismo mundial.

  • Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865): Considerado uno de los primeros teóricos del anarquismo y a menudo llamado el «padre del anarquismo». Este pensador francés propuso el mutualismo, un sistema económico basado en la cooperación y el intercambio equitativo entre individuos y asociaciones. En su obra más famosa, «¿Qué es la propiedad?», argumentó que «la propiedad es un robo» en referencia a la acumulación de capital sin trabajo.

Sería aconsejable a los que se autodenominan anarquistas liberales, con lo que supone de insulto a la inteligencia tal denominación, que estudiasen a los teóricos que les presento (hay más y con diversidad de puntos de vista) quizá dejaran de decir las tonterías y de considerarse algo que se da de bruces con su concepción de la sociedad.

  • Mijail Bakunin (1814-1876): Revolucionario ruso y uno de los fundadores del anarquismo colectivista. Bakunin abogó por la abolición inmediata del Estado y la colectivización de los medios de producción. Fue un crítico feroz de Marx y del socialismo autoritario, defendiendo la libertad individual y la organización desde abajo. Su influencia fue crucial en la expansión del anarquismo en el movimiento obrero.
  • Piotr Kropotkin (1842-1921): Príncipe ruso, geógrafo y teórico del anarcocomunismo. Kropotkin desarrolló la teoría del apoyo mutuo como un factor clave en la evolución y la sociedad humana, argumentando que la cooperación es tan importante como la competencia. Abogó por una sociedad sin Estado ni propiedad privada, organizada en comunas autogestionadas que distribuirían los bienes según las necesidades. Su obra «La Conquista del Pan» es un clásico del pensamiento anarquista.
  • Emma Goldman (1869-1940): Anarquista, feminista y escritora de origen lituano-estadounidense. Conocida por su defensa de la libertad individual, los derechos de la mujer, el amor libre y la crítica al Estado y al capitalismo. Fue una oradora y activista influyente, luchando por la emancipación de la mujer y la justicia social.

Otros teóricos importantes, aunque no se incluyan biografías detalladas por brevedad, incluyen a Max Stirner (anarquismo individualista), Errico Malatesta (anarquismo insurreccionalista y organizativo) y Rudolf Rocker (anarcosindicalismo).

Aunque se ha intentado minorizar las experiencias colectivistas estas fueron de suma importancia y demostraron que la utopía era posible, que se podía vivir en comunidad sin menoscabo de la libertad, es más, ampliándola de forma genuina. Tal como nos explica Reiner Huhle en esta cita:  “la colectivización agraria no fue un fenómeno marginal, sino un movimiento de masas de dimensiones imponentes y sin parangón en la historia de la revolución europea” (1980, p. 127

Se descalifica al ideario anarquista como algo utópico, utilizando el argumento de que  debido a la naturaleza humana se hace imposible la convivencia en comunidad igualitaria donde se produzca según las fuerzas personales y se consuma según las necesidades individuales.  En los dos experimentos que hubo  en el mundo y les presento en este artículo,  se demostró que  cuajaron las ideas libertarias demostrando que el ideario anarquista era más que utópico, posible. Hablamos de la experiencia revolucionaria en los aledaños de la guerra civil española y en años anteriores la revolución maknovista en Ucrania.

Hablaremos luego de las diferencias y similitudes de ambas.

“Siempre se nos había dicho, de manera repetida y en todos los tonos, que éramos unos utópicos; arguyendo en pro de ese calificativo que como proyecto político el comunismo libertario era impracticable dadas las imperfecciones del ser humano y la complejidad de una sociedad cuyos desajustes, vista la rapidez con que se producen, exigen estructuras de control cada vez más estrictas por parte del Estado, y de ahí que una sociedad libertaria sólo podía existir en la mente de gentes bien intencionadas pero ilusas y carentes de sentido práctico” (pp. 217-218)

Estas palabras las pronuncia Felix Carraquer, una persona que vivió las colectivizaciones de Aragón de 1936 demostrando que no solo fue posible poner en práctica las ideas que, en el siglo anterior, Pierre-Robert  Prohudon, Mijail Bakunin, Piotr Kropotkin y Emma Goldman, habían desarrollado sino que obtuvieron un notable éxito en su consecución.

¿De qué ideas estamos hablando? Del anarquismo o libertarismo. Desarrollaremos de forma breve el grueso del ideario que movía en los principios de la guerra española a la revolución colectivizadora que supuso un quebranto para el gobierno republicano inmerso en la guerra y con, cada vez, más influencia comunista que abominaba de las formas revolucionarias, alegando que lo prioritario era ganar la guerra y desterrar al fascismo de nuestros pueblos y ciudades.

El ideario anarquista mantiene que  debe de haber un  rechazo a toda forma de dominación y jerarquía impuesta, ya sea por el Estado, el capital, la religión o cualquier otra institución. Se busca una sociedad basada en la libertad individual y colectiva, la igualdad social y la autogestión.

Los principales principios ideológicos, de forma somera explicados, son los siguientes:

  • Anti-estatismo: Oposición radical al Estado, considerado un instrumento de opresión y control. Se aboga por su abolición y la sustitución por formas de organización social descentralizadas y voluntarias.
  • Anti-capitalismo: Crítica profunda al sistema capitalista, al que se considera una fuente de desigualdad, explotación y alienación. Se busca una economía basada en la cooperación, la ayuda mutua y la propiedad colectiva o social de los medios de producción.
  • Libertad individual y colectiva: Se defiende la máxima libertad para cada individuo, siempre y cuando no coarte la libertad de los demás. Se entiende que la libertad individual está intrínsecamente ligada a la libertad colectiva y a la organización social.
  • Igualdad social: Búsqueda de una sociedad sin clases sociales ni privilegios, donde todos tengan las mismas oportunidades y acceso a los recursos necesarios para una vida digna.
  • Autogestión: Defensa de la toma de decisiones desde la base, por las propias personas afectadas. Esto se aplica a nivel individual (autonomía), colectivo (autogestión obrera, vecinal, etc.) y territorial (federalismo libertario).
  • Acción directa: Preferencia por la acción autónoma y la autoorganización de las personas para lograr sus objetivos, sin depender de intermediarios como partidos políticos o sindicatos jerárquicos (aunque el anarcosindicalismo es una corriente importante que utiliza el sindicato como herramienta de lucha).
  • Federalismo libertario: Propuesta de organización social basada en la libre asociación de individuos, colectivos, comunas y regiones autónomas, coordinadas a través de pactos y acuerdos revocables, sin estructuras de poder centralizadas.
  • Ayuda mutua y solidaridad: Énfasis en la cooperación y el apoyo recíproco como principios fundamentales para la convivencia social y la superación de las desigualdades.

Resumiendo, la teoría libertaria/anarquista propone una sociedad sin amos ni esclavos, organizada de forma descentralizada y voluntaria, donde la libertad, la igualdad y la autogestión sean los pilares fundamentales de la vida social y económica. Busca la emancipación total del individuo y la construcción de un mundo más justo y libre. Volvemos a citar a Carrasquer que lo explica de forma elocuente.

“Lo que sorprende o debería sorprender al estudiar con rigor aquellos hechos, es la capacidad de auto organización que demuestran obreros y campesinos, iletrados en su mayoría; la eficacia en satisfacer por ellos mismos sus necesidades, máxime en tiempo de guerra; el talante profundamente libertario con el que acometen la convivencia colectiva, sin imponer a nadie la revolución y respetando las minorías disidentes, fueran estas del tipo que fueran. ¿Cuándo se ha visto una revolución de este tipo?”(Carrasquer, 1978, p. 9).

María Toca Cañedo

Continuará…

Sobre Maria Toca 1766 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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