Días de colores opacados
de tristuras antiguas, decorados
que, desde la mañana hasta la noche
rugen en medio de la nada.
Días del color del gredal, acidulados,
que dejan el sabor acre del mal
y se mecen entre brumas y bocados
de hambre de caricias y pecados.
Jornadas prietas en desacuerdos
y en miradas, que no conducen
más que a sendas desbrozadas
alcanzando la altura de una cima
plena de tensa calma, inesperada.
Aburrimiento que hoy, me abrasa,
quizá mañana sea incienso
que aspire al cielo en madrugada.
Días en que sale todo mal
y el tedio calcina la garganta.
Días para olvidar, días de sal.
María Toca.
Santander-9-12-2016. 16,33
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