Voy entendiendo los componentes emocionales que mantiene la ideología. Me cuesta, lo confieso. Me cuesta entender lo correosa que puede ser nuestra mente para comprender algo que se sale, aunque sea de forma solapada, de los paradigmas emocionales que hemos construido a lo largo del tiempo, la cultura social y hasta la educación.
Me ocurrió algo similar con el proceso catalán y la perplejidad me torna con la guerra en Ucrania. En el primer caso perdí compañeros/as de ruta, afines ideológicos incluso algún amigo que admiraba porque , a mi modo de ver, se aferraron a unas costuras ideológicas o sentimentales un tanto arcaicas para negar el derecho a un pueblo a elegir que ser, donde estar y sobre todo, decidir su futuro. Las personas legalistas, aducían que se saltaban las leyes ¡Claro! cuando se protesta y se quieren cambiar las cosas el pueblo está legitimado a pasar por encima de las leyes e intentar cambiarlas. No veo ningún derecho conseguido a base de pedirlo por favor. No, las luchas sindicales, feministas, sociales se han luchado, con dureza en muchos casos, rompiendo costumbres y en muchas ocasiones, por encima de las leyes.
Los/as patriotas recibieron como una grave afrenta el que hubiera un porcentaje alto de catalanes/as que no se sintieran españolas y buscaban imponer el patriotismo con hoz y cuchillo. Los del “a por ellos” como si fuera posible imponer sentimientos. Y la pertenencia a una nación –que a muchas nos puede parecer absurdo- es una emoción, un sentimiento irrebatible que jamás sacaremos por la fuerza. Al revés, al sentirse atacados, se reafirma el nacionalismo. De toda vida de dios.
Olvidados ya los rifi rafes del tema catalán que viví con mucho dolor por la falta de entendimiento (por mi parte) de cómo personas de izquierdas, luchadoras y abiertas (pensaba yo) no respetaban la decisión de parte un pueblo que quería ser escuchado en referéndum.
Y en estas nos llega la guerra de Ucrania. Objetivamente ha sido una invasión de un país grande y poderoso a otro menor y menos rico. Con todos los condicionantes anteriores a la invasión que me han ido apuntando y que conocía de forma somera. La pretensión de la OTAN de ampliar espacio. La nula capacidad de los EEUU cuando cayó la antigua URSS para labrar un futuro de respeto a las diversas naciones que se formaron y a la precaria Rusia a la que se le faltó el respeto como se hiciera con Alemania después de Verdún. El conglomerado europeo se dejó manipular ante el burdo avance imperialista yanqui. Incluso la falta de rigor con lo firmado…por ambas partes, porque no es precisamente el gobierno del Kremlin muy dado a cumplir pactos. Que sí, que tienen razón quienes me apuntan los antecedentes. Pareciera que olvidamos el origen de la II Guerra Mundial, cuando una Alemania humillada y hundida gestó la serpiente del nazismo por las lúgubres calles de entre guerras. Siempre que hay una guerra ninguno de los bandos es inocente al cien por cien. Siempre. ¿Justifica eso el genocidio propiciado por Hitler? ¿Justifica eso las leyes racistas y la dictadura? ¿Justifica eso el horror de la II Guerra Mundial?
Nuestra República cometió errores, por acción y por inacción a los que se agarraron los fascistas para dar el golpe y la ulterior guerra civil ¿justificamos el golpe franquista en base a los errores republicanos? Si me dicen que sí, echan por tierra muchas luchas y batallas que estamos dirimiendo a diario quienes nos enfrentamos a la Memoria. No, jamás se deben justificar golpes, invasiones o dictaduras por los errores y carencias de la sociedad. Jamás. Hay otras formas de ganar batallas que no sea matando inocentes o arrasando países. Seguro, seguro que los vietnamitas algo hicieron mal para que los norteamericanos fijaran sus imperialistas ojos en ellos y decidieran invadirlos. Es curioso que lo que en el pueblo vietnamita fue heroísmo en el ucraniano es estupidez. Oído y leído lo tengo…
Que los gobiernos ucranianos, europeos y no digamos los USA han cometido errores es un hecho indiscutible ¿justificamos al gobierno ruso su invasión en base a dichos errores? Jamás. Nunca. Se puede presionar, ejercer la diplomacia dura, ahogar y amenazar con presiones económicas y de todo tipo sobre la exportación de bienes necesarios que proceden de Rusia. ¿Se puede atacar a un país para imponer un criterio? No, jamás. Provocar una invasión supone la eliminación de inocentes, la agresión infame a un pueblo que puede que esté de acuerdo con el invasor pero eso no le impide morir bajo sus bombas. Decimos y ratificamos que la violencia solo es justificable en casos de autodefensa. Solo y únicamente. Jamás como ataque y aun en casos de autodefensa debemos apurar todos y más los recovecos que nos conduzcan por los senderos de la paz.
Rusia y el gobierno de Putin debieron haber tomado otros caminos para imponer sus razones, que seguro tendrían algunas. Siempre hay camino para la paz como lo hay para la guerra. Reitero que no disculpo a Occidente, en absoluto, porque las perversiones norteamericanas han provocado muchas guerras, mucho dolor y muertes inútiles. Hemos salido a la calle, hemos bramado contra el imperialismo yanqui y lo seguiremos haciendo, cuando toque. Cuando toque…
Hoy, no. Las agresiones y matanzas indiscriminadas de civiles propiciadas por el ejército ruso a su paso por ciudades mártires como Mariupol, los bombardeos sobre Kiev o la masacre propiciada en Bucha nos han dejado sin aliento…Pero, y retomo mi perplejidad del principio, sigue habiendo gente -gente de izquierdas, con ciertos valores que comparto, con amplitud de miras, suponía- que niegan la mayor. Niegan verosimilitud a las imágenes que contemplamos exhaustas -recuerdo a los negacionistas del franquismo, del nazismo, de los campos de concentración o del COVID– y siguen empecinados en que lo único factible es que Ucrania se rinda a su destino. Ser comida por el oso ruso sin resistencia, sin el derecho legitimo a la autodefensa. Me pregunto si es que les preocupan las vidas ucranianas o solo las nuestras, las europeas, que pueden verse envueltas en el engranaje guerrero. Cosa completamente legitima, pero que debe reconocerse sin el disfraz de un pacifismo angelical.
Niegan o enseguida entran en el perismo . «Sí, que malo es Putin…pero». «Qué horror la guerra, pero…la OTAN también hizo cosas». «El ejército ruso se pasa un poco…pero», «claro, es que le han humillado y Zelenski es un actor malo que…» Hasta el infinito.
Reconozco que me descoloca las reacciones que observo en gente que respeto o respetaba. La vida de una persona saharaui, palestina, afgana, irakí …jamás es menos valiosa que la de un ucraniano, pero tampoco menos. No podemos caer en las pulsiones que hace la ultraderecha justificando el crimen, la represión o el horror cuando son los suyos los que atacan. No podemos caer en la justificación del espanto porque enfrente haya espanto. Nosotras no. No quiero creer que somos iguales pero en aceras diferentes, porque no es verdad. Siempre he creído en la superioridad moral (ay, evidentemente no en la Toni Cantó) que tenemos las personas que defendemos los derechos humanos (de toda la humanidad) la ecología, el derecho a la paz, a la democracia, a la igualdad social, al feminismo a las luchas lgtbi, al respeto hacia los animales y por último al socialismo que nivela a la humanidad con la lucha por una sociedad justa equitativa y digna. Siempre he creído en estos valores, y sí, los considero superiores al egoísmo, la plusvalía, el capitalismo o el darwinismo social. Muy superiores.
Somos mejores que los que se agreden a los débiles. Somos superiores a los que se aprovechan de pueblos indefensos para reptar por los caminos del egoísmo social capitalista. Me niego a compararme con los infames. Por eso los crímenes cometidos en Ucrania los lloro como los del Sahara Occidental o los de Palestina. Son nuestros muertos. Todos ellos son nuestros muertos porque han sido agredidos, invadidos por el fortachón que puede arrasar y asesinar impunemente.
Los nadie siempre serán nuestro bando. Da igual que corran ante las balas de un sionista perverso, del criminal Mazjen marroquí o de los sádicos soldados rusos hijos de Putin. Porque Putin es un fascista ultranacionalista que arrasa con el diferente –pregunten a la comunidad lgtbi o a las Pussy Riot, y ya de paso, cuídense del polonio- Putin es el agresor y los antecedentes jamás justificarán los crímenes de Bucha ni los bombardeos de Mariupol o de Kiev. Jamás, porque si justificamos esa barbarie nos hacemos cómplices y perdemos el argumento de la dignidad.
Y no, no estoy pidiendo armas para el pueblo ucranio, aunque entiendo que quieran defenderse del agresor. Yo lo haría. La República española lo hizo pero no la dejaron. No pido armas, pido sentido común y presión ante los crímenes que otra vez abaten Europa ante la indiferencia de algunas personas que yo respetaba y con las que comparto o compartía valores.
No entiendo el atavismo sentimental que existe entre gente de izquierda hacia Rusia porque ese país dejó de ser (si es que alguna vez lo fue, que es dudable) adalid del socialismo. Y menos ahora, con un sátrapa que ahogó en sangre a Chechenia, apoyó el régimen criminal de Assad en Siria…y mucho antes dejó morir de forma infame a su propia gente. Por si no recuerdan les refresco la memoria con un hecho que definió, el régimen ruso y al infame que lo preside.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53637665
Estaba muy reciente la llegada al poder de Putin, cuando el 12 de Agosto del año 2000, unos torpedos disparados por el gigante submarino Kursk a modo de salvas, orgullo de la armada rusa, le hundió en los abismos del Mar de Barent en el norte de Europa. 118 marinos perecieron en él…Se dijo que habían muerto todos y que por tanto no había prisa por rescatar al gigante. No era así. Dentro del bolsillo del marino Dmitry Kolesnikov se encontró una nota que demostró que 23 hombres estaban vivos cuando se hundió el submarino. La indolencia y la indiferencia ante el rescate hicieron que esos hombres murieran abandonados a su suerte. Los investigadores manifestaron a la prensa extrajera: «Cuando se supo que había habido sobrevivientes, no solo quedó en evidencia que la Marina rusa había mentido, sino que tampoco habían hecho lo suficiente para rescatarlos vivos». El gobierno ruso los dejó morir porque sabían que estaban vivos.
Si un hombre deja morir a los que juran defender la patria, su patria, si deja morir a sus soldados, a marinos. Si un presidente asiste con indiferencia palmaria al desastre de Kursk, ese tipo es un gran psicópata capaz de todo. Y ese tipo era y es, Vladimir Putin, el carnicero de Ucrania.
Claro que he tenido tentaciones de pensar que llegaban rublos hasta depende que personas empecinadas en la defensa de lo indefendible, luego he pensado que no hace falta porque el anquilosamiento que produce el fanatismo y la ausencia de capacidad de cuestionamiento en las propias creencia produce monstruos. Produce un fanatismo ciego que nos puede hacer cómplices del criminal.
Tengo grabada en mi mente la frase de un hombre sabio, mi querido Julio García Celorio que ante una pregunta un tanto capciosa que le hice, respondió: “cuando mis creencias contradicen la realidad, cambio de creencias porque la realidad no se puede cambiar” https://www.lapajareramagazine.com/entrevista-a-julio-garcia-celorio-pastor-evangelico-y-presidente-de-la-ong-nueva-vida
Quizá no haya complicidad con el carnicero del Kursk, de Chechenia, Siria y Ucrania. Quizá haya buena intención en quienes defienden la opción tomada por Rusia, o una neutralidad que es cómplice por inacción lo que urge es lo que dice Julio, cambiar las creencias para ajustarlas a la realidad porque de no hacerlo, esta nos devora.
María Toca Cañedo©
Les dejo un enlace de un conocido otanista…en un medio financiado por el imperialismo. Ya saben ustedes…
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