Tengo un nudo de lágrimas en el cuello, de esos gordos que me lo paraliza, endurece y me alumbra brillante y acuosa la mirada.
Qué grande, pero qué grande, enorme, bello, entrañable, amoroso, humano, inteligente, noble, vivido, inmenso, sincero, humilde, claro y bueno joder, hombre bueno, de los que escasean, de los que tanta falta nos hacen.
Lo quiero y admiro como se le quiere y admira a esas personas que han ayudado, desde su pequeña parcela, a hacer de este mundo un lugar más transitable, más cercano, más humano.
Lo veo con esa chaqueta de lana sencilla, vieja, incluso con polvo blanco adherida a ella y me entra una ternura infinita y la emoción me embarga hasta ahí dentro del corazón, donde andan de fiesta, como él bien destaca, los sentimientos.
Es una de mis figuras de referencia. Como ese abuelo cuyos consejos, avalados por toda una vida de experiencia, representan plantillas de vida para seguir, para recordar en cada unos de nuestros pasos que caminarán por sendas que ellos ya transitaron.
Ayer tarde, bloc digital de notas en mano, apunté todas y cada una de esas frases que dicta la voz del que ha entendido bien en qué consiste esto de vivir. Emocionantes mensajes que me guardo para lo que me quede del camino.
“Yo no hago apología de la pobreza, hago apología de la sobriedad.
Hay que trabajar para vivir, el que no produce algo está viviendo a costilla de alguno que trabajó, pero la vida no es solo trabajar, hay que dejarle un buen capítulo pa la locura que tenga cada uno.
La filosofía no está de moda porque no se cobra. Pero hay demasiada infelicidad en el mundo. No solo pobreza. Hay pobreza en el pensamiento y en el alma.
Pa sentir las cosas hay que dedicarles tiempo también.
Lo mejor que he hecho es amar la vida e impulsar la vida.
Triunfar en la vida es volver a empezar cada vez que uno cae. Eso juega en el trabajo, juega en el amor, en todas las relaciones humanas.
La vida está llena de tropezones y de fracasos, pero es hermosa.
Vivirla a tope. Con generosidad.
El mayor logro es que cuando me vaya, va a quedar gente que va a seguir militando, soñando con mejorar el mundo en el que vivimos.
Seguramente siempre ambicionamos mucho más de lo que podemos lograr, pero son escaloncitos.
Todo lo que ha sido el progreso humano ha sido porque hubo gente que se rompió el alma, que transformó esa causa, en la causa de su vida, ¿los trabajadores tienen ocho horas? Si, porque hubo gente allá por el mil ochocientos noventa que, hasta perdió la vida peleando por las ocho horas cuando trabajaba de doce o catorce horas.
Todo lo que sean libertades que se consiguieron, jubilaciones, todo, es porque hubo gente que luchó.
Cuando se exacerba al máximo la programación que llevamos en el disco duro que nos dice “tienes que salvar la vida y luchar por salvar la vida de nuestros descendientes inmediatos” terminamos peleando para acumular mucho más de lo que precisamos y con eso a veces le estamos quitando a otros oportunidades.
Ésta es una lucha cultural y social, que va a durar tiempo.
Me da la sensación de que hay un avance tecnológico brutal pero no hemos avanzado nada en valores.
La humanidad parece un gorila con una ametralladora.
Un muchacho anda con una universidad en el bolsillo si la sabe consultar, pero como él no está al nivel, lo usa para cualquier desastre.
No es culpa de la tecnología.
Es que la tecnología avanzó mucho más en promedio de cómo hemos avanzado como humanidad.
No se puede deshumanizar el conocimiento, el conocimiento tiene sentido si está en vivir del humanismo, si hace o no hace a la suerte de la gente y el solucionar los problemas de la gente.
Tenemos una gran crisis de valores.
No hay sentido del límite.
Aquella vieja afirmación griega: nada en demasía.
Parar, las cosas tienen límites.
Hay cosas que tienen que tener límite (al hilo de la voluntad de la OTAN de querer utilizar táctica nuclear en la guerra de Rusia vs Ucrania).
Estamos en una crisis de civilización global, pero la maneja el Mercado, no la maneja la inteligencia humana, nuestra civilización la manejan las necesidades del mercado.
La cuestión climática no la puede arreglar ningún país por si solo, tiene que ser a nivel global. Y sabemos lo que hay que hacer, hace más de treinta años que la ciencia nos dijo lo que había que hacer, pero no lo hacemos. Y entonces ahora tenemos el regalito, doscientas mil hectáreas prendidas fuego por España, una ola de calor, sequía en Europa.
No es que no haya medios para paliar las consecuencias del cambio climático, es que los estamos despilfarrando en armas, guerras, cohetes.
Un mensaje que entregar a las futuras generaciones:
Qué prioricen la vida, la vida es un milagro.
Probablemente haya vida en la inmensidad del universo, pero aquí en la vuelta, lo que se ha dado en este planeta y esto que se llama vida, todas las formas de vida, hay que cuidarlo.
Es hermosa la vida ¿sabes por qué?
Porque la vida es sentimiento, se sienten cosas.
No creas que el sentimiento es una peculiaridad de los humanos, los animales tienen sentimiento, hermosos sentimientos tienen también. Las piedras no tienen sentimientos, la madera no tiene sentimiento, los minerales no tienen sentimiento, lo que tienen sentimientos son las cosas vivas, hasta las plantas.
Hay que cuidar la vida.
Amar y vivir con intensidad.
Gozar de la vida.
Gozar de los colores, de los sentimientos, de la esperanza, sufrir la frustración, doler, amar y llorar, sacudir la piel, sentir nervio, hambre, frío, esperanza.
Es la diferencia a lo inerte.
Cuando nos lleve esa vieja que nos llega a todos, digamoslé, por favor señora sirva otra vuelta.”
Valenia Gil
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