Nació Elena Maseras en una familia de médicos, y liberal. En Vilaseca, Tarragona, un 25 de Mayo de 1853. Desde niña mostró inclinación a seguir los estudios de sus predecesores.
El dique que tenía Elena que romper era tan fuerte que propició una lucha sin cuartel por poder formarse en la Facultad de Medicina, ya que no solo las Universidades estaban vedadas a las mujeres, también la escuela secundaria. Su tesón le hizo recurrir al mismísimo rey Amadeo de Saboya, que en ese momento reinaba en España, quien impresionado por la tenacidad de la estudiante creó una ordenanza, el dos de Septiembre de 1871, permitiéndole, de forma excepcional, cursar la segunda enseñanza y luego los estudios universitarios.
Así comienza el largo camino de esta pionera. En 1872 fue la primera mujer en España en matricularse y cursar estudios en la Universidad de Medicina de Barcelona. No fue la primera universitaria, ya que Concepción Arenal, lo hizo poco antes, pero disfrazándose de hombre, ocultando su condición de mujer, para poder acceder a la Universidad.
Cuando Elena Maseras se matricula, lo hicieron también Dolores Aleu Riera y Marina Castells. No es que se prohibiera la asistencia a clase, es que resultaba tan inverosímil que una mujer estudiase que ni se habían preocupado de prohibirlo, por lo que estas mujeres se valen de lagunas legales a fin de poder tener asistencia presencial.
El Rector, quiere impedírselo, cosa que consigue en primera instancia. Un profesor, exige que asista a las clases con el fin de examinarse por lo que a partir de ese momento puede asistir. Se sienta al lado de los profesores, no entre el resto de los alumnos y le impiden examinarse al final de la carrera. Por lo que cursa los seis años de Medicina sin recibir la validación final.
Termina los estudios en 1878. Las trabas burocráticas para conseguir su licenciatura son de tal calibre que pasa largos años peleando contra la administración mientras prepara el doctorado y la tesis. En 1882, el profesor Narcís Carbón, la admite en su clase para que realice el examen final de carrera en el que consigue unas notas excelentes. Poco después inicia la preparación para el Doctorado y la tesis. Ha estudiado una carrera que adora pero no puede ejercer ni recibe la titulación por la única causa de ser mujer.
Sobrepasada por la larga lucha por la validación de la carrera decide aprovechar los largos años de espera estudiando Magisterio, que sí estaba permitida a las mujeres. Se licencia como profesora consiguiendo plaza, primero en Vilanova i la Geltrú, luego en Mahón, donde será la primera en formar una clase solo con niñas.
Fue una lucha tan titánica conseguir el título de Medicina, que al final abandonó dedicándose toda su vida a la enseñanza. También escribió en el periódico republicano “El Pueblo” sobre temas de salud, cultura y ocio.
Vivió hasta 1905 en Mahón donde la sorprendió la muerte con solo 52 años sin haber logrado su sueño que no llegaría hasta el 8 de Marzo de 1910 en que al fin se permitió el libre acceso a la Universidad de las mujeres. A partir de ese momento, fueron muy pocas las que sortearon los condicionantes sociales de un patriarcado agotador y pudieron estudiar y licenciarse.
María Toca Cañedo©
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