De acuerdo con doña Eva Guillermina Fernández (Consejera del PPVOX, pásmense)

 

Doña Eva Guillermina Fernández tiene razón. Así, sin cortapisas, lo confieso. Dirán ustedes que me trastorné al compartir argumento con la delicada señora que dirige la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Justo de quien depende la aprobación de la propuesta de Vox para derogar la Ley de Memoria del anterior gobierno y que tanta desazón  produjo.

Estoy de acuerdo con doña Eva Guillermina en su declaración de que no todas las familias quieren recuperar sus deudos de las fosas y como ejemplo nos nombra a ¡cómo no! Paracuellos. No amplia la explicación, quizá porque en el argumentario del partido ni lo saben y ella que estudio en la UC Historia y Geografía hace años, tampoco. Mucho menos en la University of Leicester y en la Studies en University of Exeter… centros muy renombrados y lustrosos pero que de España deben  saber de poco a nada, que son donde la exquisita señora completó su formación. Al no explicarlo y dejar el argumentario al albur,  sus correligionarios han aplaudido mucho.

Y yo. Verán porqué.

Los terribles sucesos de Paracuellos se iniciaron el siete de noviembre,  llegando hasta el ocho de diciembre de 1936. Madrid estaba siendo atacada furiosamente por cuatro columnas  del ejercito golpista, mientras el general Mola lanzaba proclamas por la radio asegurando que  la capital de España no sería conquistada por esas cuatro columnas que la rodeaban sino que desde las casas de la ciudad brotaría la quinta columna que tomaría la ciudad sin remedio. De ahí surgió lo de “Quinta Columna” que define el enemigo solapado entre los civiles del lugar atacado.  La histeria madrileña pueden imaginarla; bombardeos constantes, ataques desde las cercanías a la ciudad por un ejercito tan golpista e indecente como bien pertrechado  y Mola diciendo sus cositas por la radio. Creo que resulta difícil en tiempo de guerra y más cuando la zona está sitiada por el enemigo, predicar la contención.

Había gente encarcelada en las diversas prisiones madrileñas, Porlier era una de ellas. Casi todos los detenidos eran sacerdotes, militares retirados por la ley Azaña y distinguidos derechistas. Falangistas no había muchos porque en ese tiempo eran pocos en general, ellos tendían  más bien a brotar enseguida que entraban las tropas golpistas en los territorios, no antes, porque a los criminales no les gusta el combate, prefieren asesinar en la impunidad.

Hay confirmación histórica segura de que el Consejero de Orden Publico de Madrid, de entonces, un joven Santiago Carrillo conocía las “sacas” que cayendo la noche, elementos incontrolados y criminales,  realizaban conduciendo los presos por la carretera de Belvis hasta Arroyo Seco de San José. Allí, en un cerro, cercano al pueblo de Paracuellos se les asesinaba y se enterraban en fosa común. Él siempre negó conocer los hechos, pero todo apunta a que sí, cosa que confirman historiadores independientes como Ian Gibson o Paul Preston.

Lo que seguro ignora la dulce consejera, Eva Guillermina Fernández, es que el gobierno republicano, escandalizado por los crímenes, cuyas noticias llegaban hasta el Consejo de Ministros de Valencia (busquen manifestaciones de Indalecio Prieto y de otros miembros del gobierno)  deciden destituir a Carrillo y nombran para el puesto de Consejero de Orden Público a Melchor Rodríguez, anarquista por más señas, apodado el Ángel Rojo que acuño la frase de que «por ideas se puede morir pero no matar»

https://www.lavanguardia.com/cultura/20170612/423268620037/melchor-rodriguez-el-angel-rojo-guerra-civil-franco-republica-documental.html

Don Melchor, paró de inmediato las sacas, incluso fue, en más de una ocasión, a la cárcel de Porlier pistola en mano, enfrentándose a los piquetes criminales que sacaban a los presos. Con riesgo de su vida. Su valiente determinación ante los hechos criminales  que desacreditaban a la República, salvó muchas vidas, a cambio de luego ser apresado por los fascista y condenado a prisión (de la condena a muerte se salvó porque declararon algunos antiguos condenados a su favor)

Les rogaría a ustedes que busquen lo escrito sobre la vida de este hombre. A doña Eva Guillermina no le aplico el consejo no sea que tenga un brote psoriático por leer vidas de rojos y sería una pena.

Al acabar la guerra el enanuco del Pardo, quiso desenterrar a los mártires para utilizarlos como propaganda tal como se hizo en  Cuelgamuros. Las familias de las víctimas  se opusieron (esto sí que lo sabe doña Eva Guillermina…) porque entendían que mejor realizar homenajes in situ, cristianizando el cerro, que andar moviendo cadáveres. Como afirma el historiador, Julius Ruiz esto es lo que opinaban los familiares.  «El más mínimo indicio de que la paz eterna de los muertos pudiera ser perturbada por decisión de las autoridades provocaba la indignada reacción de grupos de agraviadas parientes»,

Y yo estoy de acuerdo. De hecho, mi tío Anastasio Cañedo Mancebo está enterrado en Derio con sus compañeros fusilados y le homenajeo allí, no pido sus huesos. Yo. Hay personas que sí desean tener a sus deudos en zona familiar y tienen el derecho de hacerlo. Lo que quiero matizar y hacer hincapié en mi acuerdo con doña Eva Guillermina es en lo que sigue:

Una vez acabada la guerra, la zona fue cristianizada el cinco de octubre de 1941 por el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo y Garay, con ceremonia publica a la que asistió nada menos que don Luis Carrero Blanco…Se plantaron cruces con los nombres de todos los asesinados, se levantó una ermita y a partir de entonces ese cementerio se llamó “Cementerio de los mártires”

Si la Consejera de Cultura del Gobierno de Cantabria está tan de acuerdo con lo ocurrido con las víctimas de Paracuellos, imagino que lo estará en su totalidad, por lo que tendrá a bien realizar la reparación que sus deudos requieran, en los más de 150 enterramientos de víctimas asesinadas por los fascistas durante la postguerra  en Cantabria y darles la condición de mártires de la democracia como merecen. Así como, en justa correspondencia con las de Paracuellos, sus herederos recibirán las indemnizaciones debidas a cargo del Estado por el crimen sistemático en las personas de sus familiares.

Supongo que con la exquisita formación de la Consejera, sabrá las fases de un duelo y la mejor forma de cerrar heridas que perpetúan la injusticia histórica. Reconocimiento del crimen, reparación del crimen y justicia para las víctimas. Esas son las premisas que se siguieron tanto en Paracuellos como con el resto de las víctimas de lo que, los más burdos del PPVOX, dan en llamar “terror rojo” Porque hemos quedado que todos/as las españolas somos iguales ante la ley (menos los Borbones, vale, ya). Las vivas y las muertas. Las de izquierdas como las de derechas. Las guapas y las feas. ¿O no es así, doña Eva Guillermina?

Por eso me alegro lo más grande ante las elocuentes palabras de nuestra consejera -tan bien educada en los aledaños botinescos, tan obediente al aroma que emana del mismo corazón sardineril- que quiera dignificar a las víctimas en su totalidad. Luego ya, puede emitir un comunicado al resto del Estado para que se realicen homenajes, capillitas y demás parafernalias, sin olvidar la reparación económica y la reposición de bienes incautados,  con el fin de reconocer  al resto porque como hemos dicho, entendemos que son iguales y el dolor vale lo mismo.

Verán que buena y feliz reconciliación hacemos.

Así que sí me entenderán ustedes que por una vez esté de acuerdo con una Consejera del PPVOX.

María Toca Cañedo©

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

4 comentarios

  1. Estimada Sra. Toca:
    En líneas generales, sólo en líneas generales, me parecería correcta su reivindicación. El ejemplo al que recurre Doña Guillermina es muy «socorrido», que decía mi madre, a la par que, quizá interesado, facilón, sesgado y malévolo. Pero es un hecho que sucedió lo que sucedió en Paracuellos y ello es una atrocidad, se mire con el color del cristal que se mire. Usted dice, cito: «Casi todos los detenidos eran sacerdotes, militares retirados por la ley Azaña y distinguidos derechistas…» Y yo le digo que me defina, sobre todo, eso último de «distinguido derechista», porque si esa es razón para cargarse a una persona, el listón en aquellos momentos estaba muy bajo, tan bajo, que de alguna manera da la razón a quienes predican que «la República era un caos», motivo este que no justifica ningún pronunciamiento (me encanta esta palabra tan nuestra del siglo XIX en el que durante el XX e incluso ahora veo reminiscencias) y, ni mucho menos, el llamado Levantamiento Nacional de 1936. No me cabe duda, de que aquella caterva de generales franquistas fueron una pandilla de asesinos, que encima han gobernado este país durante tantos años (Queipo de Llano en Sevilla o las matanzas de Badajoz están ahí, por citar solo algunos ejemplos a vuelapluma), pero hay que decir las cosas como son y yo opino, que si la República hubiese obrado con mayor contundencia (seguramente no tenía poder para hacerlo y por eso no lo hizo), se hubiese detenido la matanza de Paracuellos de manera inmediata, para a continuación juzgar a los responsables y encarcelarlos o lo que procediese… Pero ante todo, para demostrar un crédito y ser más justos que aquellos ASESINOS, que se llevaron por delante a muchos más de lo que se nos dice. Me refiero a personas que ni eran sacerdotes, ni militares retirados ni distinguidos derechistas…, como quizá se considerase a mi abuelo, funcionario, republicano de derechas, sí, de derechas (yo lo soy de izquierdas) y antimonárquico (en eso estamos de acuerdo; me hubiese gustado escuchar sus razonamientos), que por una rencilla de barrio, o lo que fuera, acabó tras ser delatado en la cárcel de Ventas y luego… Pues eso. ¡Viva la República!

    • Le agradezco la respuesta que le da lugar a exponer el caso terrible de su familia. Que fusilaron a republicanos de derechas es un hecho conocido, porque aunque Izquierda Repúblicana se nombre como izquierda, algunos/as lo consideran un partido de derechas. En las sacas que llevaron al crimen de Paracuellos, ¿habría algún derechista republicano? Seguro. Sin ir más lejos los falangistas que no eran monárquicos. El caso de su familia es quizá menos común pero hay muchos más.
      Siento que entienda de forma peyorativa la palabra «distinguidos» de todo mi texto y sienta que lo descalifica (a mi texto) Créame que no hay ninguna intención de menosprecio, porque nada ni nadie mereció esa muerte atroz.
      Reitero que siento que una sola palabra le haya hecho entender algo que no quise expresar jamás…
      Saludos y gracias por su aportación

  2. Hola.
    Posiblemente no he sabido expresarme, no es cuestión de una sola palabra (o una frase), simplemente y recurriendo de nuevo a Ángel Rojo: «por ideas se puede morir pero no matar», reitero mi rechazo a toda matanza, aunque sean fascistas de la peor calaña los ajusticiados… Estoy en contra de la pena de muerte y de las ejecuciones, más cuando éstas son sumarísimas, más cuando se producen por la acción de chusma incontrolada que, de pronto, se ve con la sartén por el mango y hacen uso del poder despótico y vil; circunstancia que, por cierto, sufrió a mi otro abuelo por ser afiliado de UGT.

    PD. Detesto a esa España rancia, clasista, despótica, cínica y aprovechada a la que creo representa la Sr. Guillermina, vaya de paso. Una España que, a base de banderitas y el «mucho español», va ganando terreno a la razón y la concordia, metas que UNO persigue.

    • Totalmente de acuerdo. No creo que encuentre usted ni una sola idea en ese ni en ningún otro artículo de este magazine que apoye la violencia y no digamos el crimen. Es execrable se haga por lo que sea, no hay idea que lo justifique. Lo que sí pretendía con mi artículo era poner en contexto los crímenes de Paracuellos. No justificarlos.

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