Ganadería y lobo. Convivencia feroz

El tema de este artículo surgió como tantos, de forma casual, casi fortuita.  Una lee algo en redes, responde sin animo de controversia y ¡zas! Se le echan encima con improperios inesperados un grupo de personas que aparentemente no parecían tan quisquillosas. La ganadería y en general todo el sector primario de Cantabria y por extensión de todo el norte de España, está en perpetua crisis desde los años ochenta del pasado siglo. En concreto desde la entrada de nuestro país en la CEE. No descubro nada, porque sabemos que hoy la ganadería no subsiste sin las ayudas y subvenciones del Estado sin las cuales el sector primario español sería inviable lo que ya produce el primer y principal problema. La sensación del sector de estar perpetuamente subvencionados.

Los antes poderosos ganaderos cántabros, astures vascos y gallegos, subsisten a trancas y barrancas con ganaderías que saben  ruinosas y con la trágica sensación que dura  más de cuarenta años, de que su estirpe y forma de vida perece sin remedio. Son empresas que llevan   cuatro décadas reestructurándose, en palabras del secretario general del sindicato UGAM-COAG. Demasiado tiempo, nos dice, Gaspar Anabitarte, es una crisis crónica  que deprime y desmotiva al ganadero.

Quizá sea por ello que los ánimos se crispan a poco que tensemos la cuerda.

Cantabria imbrica sus raíces profundas en la producción ganadera, ha sido una potencia en  la industria láctea y cárnica,  formando parte de nuestra educación sentimental. Hemos nacido y nadado en un mar de leche y nos sabemos productoras del alimento básico para la humanidad. Nuestros antepasados, o gran numero de los mismos, vivieron y disfrutaron de la producción lechera y cárnica con orgullo que pasaron de padres a hijos.

Todo eso se acabó o se transformó de forma absoluta con la llegada de España a Europa y hubo que adaptarse a las normas impuestas por Bruselas para al sector primario. El descalabro estaba servido, había que eliminar  cientos de explotaciones porque no eran viables de cara a la superproducción que Europa no podía tolerar. Sucesivos gobiernos se prestaron al desmantelamiento y los ganaderos se resignaron -muchos a desaparecer-  y los que subsistieron,  a recibir la lisonja estatal como pago a su trabajo. Y deprime, no ser lo suficientemente potente para vivir de la rentabilidad de las explotaciones para convertirse en un subsidiado. Hoy tenemos reconvertidas la mayoría de ganaderías de explotación lechera en vacas de carne . Tres ganaderías  de carne por una de leche. Esta transformación se hizo como forma de subsistencia desesperada.

La política de precios de los lácteos es demencial. Nos vuelve a explicar Anabitarte, ante la pregunta de si pagamos poco por los alimentos,  no explica que no es eso.

No, no pagamos poco. Una naranja no es barata. Los alimentos en general no son baratos. El problema no es el precio, porque el consumidor paga bastante, el problema son los márgenes de distribución. Esa naranja que sale de la huerta y apenas necesita elaboración en el campo cuesta la sexta parte que en el supermercado. Ese es el gran problema: los enormes márgenes de distribución

-Entonces ¿por qué os quejáis del precio de la leche?- pregunto escamada.

Porque con la leche es diferente. Los lácteos son usados por los grandes distribuidores como cebo. En España el precio de la leche es el más bajo con diferencia de Europa. Esa política de precios le sirve al comerciante para atraer a clientes. Les dice: “mira que barata está la leche, así es todo lo que vendo”. Y no es verdad. El señuelo es la leche, pero luego te clavan al comprar el aguacate o cualquier otra cosa. Hemos llevado los tractores hasta las puertas de los grandes distribuidores y mantenemos contactos con ellos. Es difícil llegar a un acuerdo para conseguir que los precios de la leche no estén por debajo de costes de producción porque si el ganadero pierde vendiendo la leche, deja de producirla y entonces llegan los problemas de abastecimiento. Si algo hemos aprendido (que lo dudo) con la pandemia es que es muy importante mantener un abastecimiento cercano a la ciudadanía. No es de recibo que se manufacturen las mascarillas en China y que no tuviéramos cuando las fronteras eran impermeables. Imagina que eso pasa con la leche, con los productos lácteos, con la carne,  con todo el sector primario. Si no son rentables nuestras explotaciones agrarias, las cerramos y entonces ¿Qué comemos? ¿dónde nos abastecemos? –

-Se os dijo que el mercado era la solución, que la libertad de precios regulaba todo. La panacea liberal ¿ha sido así? –

Una sonrisa que quiere ser sarcástica y se queda en mueca mala, me anticipa la respuesta de Gaspar.

El mercado no soluciona nada. El liberalismo es el problema. Los precios no son libres porque los manipulan las grandes distribuidoras del país. Mercadona, Carrefour, Macro, esas empresas son las que manejan  los precisos y son los amos de ese liberalismo que nos prometieron. Es una mentira descomunal que nos contaron en tiempos, como tantas– responde el ganadero.

-Qué problemas tiene, además de los precios,  la ganadería cántabra y por extensión la del norte de España

La pregunta lleva truco. Hemos llegado al  momento cumbre de la conversación, y el punto de donde partió este artículo. ¿Qué pasa con el lobo? ¿Por qué hay una guerra sin cuartel entre los/as ganaderas y la población lobuna española?

Sí, además de los precios de distribución, hoy los ganaderos tenemos un grave, gravísimo problema con el lobo. No es un problema fácil porque es algo más que los destrozos que nos produce el lobo. Es pura emocionalidad. Hablando del lobo afloran emociones y eso crispa y envenena las discusiones, enciende los ánimos y no nos deja llegar a buen fin-

Estoy de acuerdo. Ahí empezamos. Cuando despistada hice  un comentario favorable a la conservación y respeto por el lobo y el grupo de interlocutores me saltaron a la yugular. De forma totalmente sorprendente, lo que  hizo darme cuenta de que el tema quemaba. Y sí. En el  argumentario del lobo se mueven las emociones en ambas direcciones. Quizá la rabia que se desata con el lobo esconde o difumina otro tipo de problemas más, infinitamente más importantes. Porque es difícil de creer que el problema del agro español lo produzcan los canidos y no el cambio climático, por ejemplo, que produce una secular sequía que avanza de año en año y es constatable en los pastos, sobre manera de altura.

El lobo ibérico, es primo cercano del perro. Son más grandes, más fieros pero similares. Las  manadasde lobos son familiares, la pareja permanece unida hasta que la muerte los separa, son tremendamente protectores con los lobeznos, hasta el punto de que todo el grupo permanece pendiente de los juegos, cuidados, alimentación de los bebés lobo…Ven, se me ha escapado la humanización del animal “bebés lobo” Y así todo. El lobo nos enternece. La familia permanece unida, el macho alfa caza, la hembra gobierna y el resto obedecen con afecto familiar. Cuando me apuntan que hay veces que se debe terminar con las camadas lobunas, dejando solo uno o dos como máximo, se me eriza la piel. ¿Asesinar a los pequeños lobeznos? ¿Arrebatar a la madre amantísima y protectora a sus retoños? Imposible compartir semejante barbarie. El lobo nos mueve emociones a favor y en contra. La admiración por el fiero animal salvaje, agreste, libre nos produce a las personas que amamos la naturaleza unA ternura infinita. La misma cantidad de aversión que produce a los/as ganaderas de extensivos que padecen sus tropelías, según dicen.

En zonas de montaña donde no hay humanos el lobo vive a sus anchas. Caza mucho, porque es un depredador y un gran comilón -un lobo puede comer hasta nueve kilos de carne durante un día- Se alimenta de ciervos, jabalíes, carroñeros, culebras…no tiene falta de alimento en las altas cumbres donde habita sin contaminación humana. El problema surge cuando los humanos llegamos a colonizar territorio de altura, cuando le disputamos su terreno.

Lo que ocurre en nuestras tierras del norte de España es que la ganadería ha extendido su territorio  en montes comunales hasta invadir los habitados por el lobo. La convivencia siempre fue dura, hasta convertirse en mítica la lucha entre lobos y hombres. Los cuentos infantiles lo demuestran, el miedo al lobo se ha sembrado y ha germinado en el subconsciente, lo mismo que la respuesta conservacionista, propiciada por aquél gran divulgador de la naturaleza que fue Félix Rodríguez de la Fuente.

El lobo mata, nos roba el ganado, lo destroza, el lobo expolia el duro trabajo del ganadero, se enajenan los que le padecen. Por otro lado, la libertad del gran predador, su belleza y señorío campando por las alturas de la naturaleza, su carácter individualista, bravo y familiar, nos deslumbra a quienes no padecemos la consecuencia de su vecindad. Hace poco un amigo naturalista,  habitante de un pueblo de altura, me confesaba que le daba miedo salir al campo…El lobo se está acercando demasiado a los humanos. Baja hasta zonas impensadas hace tiempo.

Mantenemos un sentido antropocéntrico de la naturaleza. Es el lobo quien debe convivir con las personas. Es el lobo quien debe adaptarse a nuestras costumbres. La naturaleza está a nuestro servicio. Y el lobo…no acepta las normas impuestas por las personas. Se las salta en cuanto puede. O simplemente, cuando no tiene que comer en las alturas.

Los ganaderos depauperados, maltratados por la sociedad que los olvida y los malpaga,se sienten agredidos por la bestia  magnificando sus ataques porque el lobo hambriento y solitario (posiblemente expulsado de la manada, o desubicado por la muerte del macho alfa) baja mucho. Llega hasta la población. Tiene hambre y escoge la pieza fácil, según nos dice, Anabitarteentre el jabalí de colmillos afilados, prefiere no correr riesgos y ataca a la oveja o a la cabra”. Normal y lógico. Pero muy duro para las economías de sus vecinos humanos.

El ganadero/a se enfada y desea la eliminación de la alimaña que le roba su oveja o cabra. Descarga la furia contra el canido…cuando quizá, pensamos,  debiera guardarla para otros menesteres. Quizá el lobo solo sea un paradigma cómodo de su enfado perpetuo. Quizá.

Queremos leche, queso, yogures, carne de calidad, lana merina que nos abrigue… todo barato, asequible, ecológico, sin macrograjas que industrialicen y asesinen el medio ambiente. Desde nuestras ciudades, queremos todo eso y queremos lobos felices triscando por los montes,  criandolas camadas en sus territorios ancestrales.  Queremos todo, y quizá sea difícil compaginar el antropocentrismo con la ecología científica.

 

El ecosistema animal debe ser y seguir permaneciendo. No es de recibo la desaparición de ninguna especie porque la cadena vital de la naturaleza hace pagar caro la perdida de especies. Esto, que es básico en la cadena de la naturaleza,  le cuesta entenderlo al ganadero/a. Mucho. El eslogan de “plomo al lobo” hiere los ojos cuando visitamos los pueblos de montaña o de llano alto. Plomo o estricnina, me han dicho en más de una ocasión ganaderos con los que he hablado. “No quieren matar lobos de forma legal para controlar (oh, salió la palabra condenada que casi seguro es eufemismo de erradicación total del lobo) las camadas, pues habrá estricnina, con el peligro que supone para los perros que pasean con los caminantes del bosque” Suena a amenaza certera porque casi cada día se producen “accidentes” como el ocurrido hace pocos días, cuando una  jovenpaseanta que haciendo una  ruta perdió a su perro al comer el veneno dispuesto para el otro, el lobo. “Plomo o estricnina”, me dicen y se me hiela la sangre porque no aceptan mucho dialogo, no quieren paliativos.

 

Planteamos soluciones posibles y aceptables. Los mastines con carrancas. La electrificación de las zonas ganaderas… Gaspar Anabitarte, con paciencia nos explica los matices de nuestras soluciones  buscadas desde la atalaya de urbanita.

Sí, los mastines evitan muertes de animales, claro. De caprino y ovino, porque los rebaños son gregarios y es fácil controlarlos. Con tres o cuatro mastines se puede cercar un rebaño de cuatrocientas ovejas, fácilmente. El problema es la niebla. Cuando se levanta (en el monte, queridos/as urbanitas, la niebla es constante y rauda. En minutos se cierra el paisaje de forma que no vemos a diez centímetros) el mastín no ve y es cuando el lobo aprovecha para llegar al rebaño. Las ovejas o cabras se asustan, algunas se despeñan o se pierden enloquecidas por el  miedo al predador…o caen en sus garras mientras los mastines andan perdidos porque no ven. Los animales que se han perdido o despeñado no reciben el abono que da el gobierno autonómico porque no es demostrable, no hay restos, no hay muestras de que sea causa del lobo. Se pierden, sin más y se despeñan muchas

-Bien, y la electrificación o cercado de las zonas ganaderas-

Es otra solución, pero en el norte las zonas son de montaña, la pradería es superficial, ¿Dónde sujetas el claveado? Es roca y es montaña. En zonas llanas es posible, aunque muy costoso, no te imaginas lo que vale cercar el territorio de pasto, pero sería factible, pero no en Cantabria. No es posible o es muy difícil-

 

-Y los pastores. Los rebaños en tiempos tenían pastores-

Sería la solución más lógica. Un pastor cuidando el rebaño, pero durante la niebla pasaría lo mismo que a los mastines, el pastor no ve y el lobo arrasa. Y luego ¿dónde hay pastores? No quedan, es una profesión prácticamente extinguida, quedan muy pocos. Antes había una figura muy literaria, de la que Pereda dio buena cuenta: los sarrullanes. Eran jóvenes, casi niños, que vivían de lo que producía el ganado que pastoreaban. Bebían la leche que ordeñaban, hacían los quesos, y pasaban meses en los puertos, porque estamos hablando de ganadería extensiva. La de Cantabriaes así, reside durante meses en los puertos. Las vacas suben a la montaña y los rebaños caprinos y ovinos también. Las yeguas viven en las alturas siempre, y las crías son el bocado más fino y deseado para el lobo. Es imposible controlar las yeguadas porque su rebaño es disperso y el lobo devora a las crías. Claro que los pastores reducirían en mucho la perdida de ganado pero ¿quién se ofrece a ser pastor? A pasar meses en los en las cabañas alimentándose de leche, pan rancio, queso y conservas. Estamos hablando de empresas deficitarias que viven gracias a la subvención del estado ¿quién puede pagarse un pastor? ¿Estáis los urbanitas de la ciudad  dispuestosa pagar los altos precios de la leche, queso, yogur, lana merina al precio de producción?-

Y, queridas lectoras/es, llegamos al punto cumbre del problema ¿Estamos dispuestas las consumidoras de carne, leche, queso, lácteos en general y de lana merina a pagar? ¿Están dispuestas las grandes distribuidoras a reducir márgenes para hacer rentables las explotaciones ganaderas? A pagar un precio justo a los productores…Me temo que no.

La maravillosa lana merina, con la que antes se producía ropa de alta calidad y que era producida por los inmensos rebaños de oveja hispana que envidiaba el mundo, hasta hace pocos años se pagaba a 2,70€ el kilo. Ahora a poco más de 0,45€ enviándose a China para su manufactura y volviendo a nuestros mercados en forma de ropa, a precios caros. La locura de la descentralización de la producción. La locura de las grandes ganancias de los productores, intermediarios. Pregunten a Amancio Ortega cuanto paga por la materia prima de sus prendas. Y observen su fortuna.

El ganadero/a  se encuentra entre dos fuegos, la nula rentabilidad de su trabajo, diario, esclavo, duro como pocos y el conservacionismo del animal predador que acosa a su ganado. Es fácil hacer pagar al lobo por los desmanes de la organización social a la que pertenecemos.

Desde los movimientos conservacionistas se acusa a los ganaderos de inflar los números de ataques para cobrar subvenciones, dicen que muchos de los ataques son producidos por perros alobados…o falseados directamente. Ya les dije que la incomprensión va en ambas direcciones, hasta resultar irreconciliables.

Desde la Consejeríade Ganadería del Gobierno de Cantabria nos pasan números y certifican que todos los ataques son debidamente comprobados y verificados oficialmente, porque pagan por ellos y no regalan nada. Los ganaderos acusan a parte de los guardas forestales de complicidad con el ecologismo. “Se niegan a matar al lobo, por ideología o por miedo a ser señalados por los propios compañeros como matalobos. Yerran el tiro, no encuentran al lobo…retrasan sus partidas” Acusaciones de ida y vuelta que recojo con paciencia.

Ahora, con la nueva ley, no es que cambie mucho el control de  manada pero se burocratiza.

El ganadero detecta enseguida al lobo o lobos que se prestan al ataque,  suelen ser uno o dos los que se desgajan de la manada, o han quedado sin guía por perder al macho alfa. Avisa a la Consejería para que sean abatidos puesto que están en zona habitada. El tropel de papeleo que tiene que realizar dilata la caza del canido…Que, o bien ha atacado ya al rebaño o ha marchado a otro lugar para desvalijar otra zona. Luego están los procedimientos judiciales, cada consejero se ha  enfrentado a varios, los guardas también. Pueden acusarles de quebrantar la ley y condenarlos. Es un temor muy comúnpor lo que suelen inhibirse

Pregunto si los ataques son tan graves como para producir un quebranto  tan serio en los rebaños porque sigo pensando que hay problemas más acuciantes que los producidos por ataques lobunos. Me sigue pareciendo una cortina de humo emocional ante otros problemas que consideramos desde el ecologismo, de más calado, como la política de precios y el cambio climático.

Depende. Si tienes un rebaño de cuatrocientas ovejas y te mata dos o cuatro, lo asumes. Pero si son diez las atacadas, más veinte  que  se despeñan por el terror producido y se te pierden otras tantas, suma y verás que gracia le produce al ganadero perder cincuenta o sesenta ovejas, de las cuales solo podrá demostrar una mínima parte para cobrar ¿Cuánto crees que pagan por cabeza de ganado? Alrededor de setenta euros…Eso es todo lo que el ganadero extensivo cobra por su oveja perdida, si lo cobra. ¿Entiendes ahora el odio al lobo? ¿Entiendes la barbaridad de plomo al lobo o plomo o estricnina? Yo os pondría a los urbanitas amantes de los lobos a sobrevivir en el monte con la dureza de la ganadería extensiva y a compartir espacio con el lobo. A ver si seguíais defendiendo tanto la convivencia

Les dije que este era un artículo difícil con el que llevo semanas dando vueltas, escuchando argumentos y zascandileando por emociones diversas. Se lo dije y lo repito.

Además de lo referido, en los últimos tiempos, al calor del descontento y de la lucha lobera, como ocurre en otras empresas, lo de que a río revuelto…ocurre también en el campo. La extrema derecha está copando y crispando a la ganadería extensiva y casi diríamos a la otra. Anabitarte se queja de las posturas de la izquierda con el problema del lobo.

No sé si compensa salvar a un lobo a costa de perder al  ganadero y que caiga en manos de la ultraderecha. La izquierda no escucha ni entiende la problemática ganadera. No nos escucha, y te lo digo a nivel personal. Me han llamado partidos de izquierda en varias ocasiones, y no quieren oír, en cuanto comenzamos a explicarnos se nos acalla como a antilobos, antinaturaleza y apestados, mientras que somos nosotros los que vivimos en la naturaleza compartiendo espacio con los lobos y demás predadores. Mantienen la postura conservacionista hacia el lobo sin entender la preocupación, la obsesión que produce al ganadero. En estas ha llegado  la ultraderecha con soflamas y absorbe a los críticos y a los desesperados

-El PRC, que con su consejero Guillermo Blanco, hace frente común con los ganaderos y se enfrenta al ministerio ¿Electoralismo o comprensión?-

No es que se enfrente, es que por una vez se escucha y se les dice, desde la Consejería, que tienen razón. ¡Coño! Un consejero que da la razón al ganadero, que no sospecha, que no desconfía. ¿Puro electoralismo? Tal vez, pero sirve. Desde el ministerio se han hecho las cosas a la tragala, sin negociar, sin escuchar y los ganaderos, al menos, se sienten comprendidos por el PRC. Que sí, es puro electoralismo…pero sirve de consuelo

-Ha sido siempre así. Jamás hubo negociación que permitiera aportar soluciones a este problema de convivencia con el lobo-

Hace cosa de diez años, nos sentamos a negociar. Por un lado los sindicatos ganaderos, UGAM-COAG y Asaja que somos los dos que damos cobertura a casi todos los ganaderos aunque sindicados estén del orden del 50%. Grupos ecologistas, entre los que estaban ARCA, Ecologistas en acción, WWF y alguno más que no quiero nombrar. Hubo acuerdo entre nosotros, ARCA y Ecologistas en acción, pero en un momento de la negociación cuando teníamos redactado un acuerdo asumido por la mayoría , uno se descolgó y votó en contra del acuerdo. Ecologistas urbanitas, fanáticos del ecologismo que no tienen ni idea de la problemática ganadera y de la realidad social que sacude la vida de la ganadería extensiva y de la sociedad, porque repito lo que dije en el tema de la leche. Si nuestro trabajo no nos permite vivir con cierta dignidad, mantener a la familia, siendo como es de extrema dureza, nos vamos. Lo dejamos todos. Ahora que tanto se habla de la España vaciada, ¿qué quieren estos urbanitas de la ecología de salón? La total despoblación del campo, el abandono del sector primario y que comamos productos sintéticos producidos en un laboratorio. Si es eso, está bien, ahí iremos, pero no nos pueden pedir que produzcamos queso, leche y carne mientras nos morimos de hambre, porque no será posible-

(https://www.europapress.es/cantabria/noticia-ampl-ganaderos-conservacionistas-cazadores-llegan-acuerdo-historico-control-lobo-20150219145831.html

Entiendo que son dos conceptos de vida. Son dos formas de entender la supervivencia. La de la ganadería que quiere domeñar a la naturaleza, servirse de ella y vivir extrayendo los frutos de un duro trabajo de supervivencia del que nos beneficiamos todas y la vida salvaje que pide y exige respeto al ecosistema porque considera que de no ser así nuestra pervivencia en la tierra se alterará hasta finiquitar. Que solo conviviendo y respetando el medio es posible la vida. Los que consideran que somos una especia más y los que consideran que la dominación y la supremacía humana es necesaria y vital para la supervivencia.

Con el corazón completamente partido por ambos argumentos, entendiendo, o intentando entender, al menos, ambas posturas, creo que aun percibiendo la enorme dificultad que conlleva la negociación, la creo posible. O necesaria, casi imprescindible.

Para ello hace falta escucha activa por ambas partes, dejar la crispación fuera del habitáculo donde se negocie la coexistencia y llegar a pactos razonables donde ambas partes convivan.

Es difícil,  los ánimos andan crispados de verdad y  los elementos que gozan con la trifulca y crecen con la división social, envenenando el ambiente. La ultraderecha ha entrado en la ganadería extensiva (como en tantos ámbitos)  es predadora pero no como el lobo, es mucho más insaciable y destruye todo. Ha cogido la presa y quiere desgarrar la convivencia, diría que es urgente que los sindicatos ganaderos, los partidos políticos y las entidades sociales y el ecologismo científico afronten el problema. Difícil lo veo, porque los votos, los gritos y las demagogias prenden más que el sentido común.

Ah, y una recomendación a la izquierda. Dejen ustedes el asfalto, la ciudad, los barrios, las urbanizaciones, o los pueblitos cuquis. Suban de vez en cuando a  municipios lejanos y escuchen porque el agro español tiene votos y muchos problemas. Del sector primario dependemos todas/os. Y como me recordó entre risas, Gaspar, la hoz de la bandera roja no es precisamente de ahora. El campesinado no tiene porqué ser necesariamente de derechas pero debe ser escuchado por una izquierda demasiado urbanita. Y también escuchar, por supuesto. La coexistencia no solo es posible, es imprescindible para sobrevivir.

 

María Toca Cañedo©

 

Apuntes informativos ofrecidos por Pablo Gómez

El gobierno de Cantabria no dispone de datos fiables de población del lobo, el último censo realizado con rigor data del año 2014, a partir de ahí los censos se realizan a ojo por parte de los agentes del medio natural, sin un mínimo rigor es totalmente imposible la cantidad de lobos que viven en nuestros montes más aun cuando estos lobos son compartidos con las provincias limítrofes.

Las estimaciones del Gobierno de Cantabria datan en 180 los lobos que hay ahora en Cantabria, 9 más que en la temporada 2019-2020.

Los últimos datos de daños producidos por el lobo afirman que en Cantabria desde el 22 de septiembre (fecha de entrada en el LESPRE) ha habido 690 reses muertas, como no dan fechas exactas diremos 6 meses y medio, lo q nos da unas 106 muertes al mes ¿Muchas o pocas? Depende con que  comparemos.

Vamos a antes de la entrada del lobo en el LESPRE, en julio de 2021 el gobierno regional afirmaba que en los últimos 9 meses se habían producido 1200 muertes… Unas 133 al mes, 27 más q ahora.

Según el director general de Biodiversidad del Gobierno de Cantabria, Antonio Lucio entre abril de 2019 y diciembre de 2020 el lobo provoca 4100 muertes esto nos da una media de 195 muertes al mes (no dan fechas exactas por lo que hemos tomado el máximo posible dentro del rango para hacer el cálculo)… pese a lo que pueda parecer leyendo el diario montañés, las cifras de hoy son prácticamente la mitad que hace 3 años cuando el gobierno regional no hacia absolutamente nada para proteger a los ganaderos.

  • La caza del lobo no justificaría el descenso de muertes si tenemos en cuenta que la cantidad de lobos ha aumentado.
  • Las medidas de protección están funcionando por eso queremos un censo real y un estudio serio de cómo está afectando la protección del lobo, queremos saber si realmente es posible la convivencia como apuntan los informes europeos-
  • Exigimos el pago de los daños al ganadero en un plazo medio de un mes, pagando por los animales muertos no su valor de mercado sino su valor empresarial que en muchos casos va más allá de su valor “al peso”

Agradezco profundamente a todas las personas que han colaborado en este artículo. Gaspar Anabitarte, más de tres horas de paciente conversación formando a una lega con ideas preconcebidas…pero con ganas de aprender.

Pablo Gómez por tus explicaciones y atención.

A tantos amigos/as que me han prestado su tiempo y sus conocimientos.

También a los/as que me criticaron con saña ante mis preguntas. Sin quererlo me habéis conducido hasta la hermosa experiencia de aprender tanto de los/as ganaderos y de los/as ecologistas y  naturalista que luchan cada día (cada cual en su trinchera) porque la convivencia sea posible. Como descendiente de ganaderos, os doy las gracias porque ha sido un retorno al ancestro.

Y a mi Cantabria  profunda que siempre inspira más y mejor.

Con mucho afecto.

María Toca Cañedo.

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

1 comentario

  1. Qué hermoso es este animal, qué bello y qué noble es. Haced lo posible por conservarlo entre todos,por favor.

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