Dice Beatriz Gimeno, que los problemas complejos no pueden tener soluciones sencillas. Voy a dar una pequeña nota sobre el tema prostitución por si sirve, sin más, de forma sencilla para un problema complejo.
Yo era regulacionista. Totalmente. Pensaba y pienso que nada ni nadie puede legislar sobre nuestros cuerpos. Aborto, eutanasia, drogas…Somos dueñas de nuestro destino y de nuestra forma de vivir. Creo que nací feminista, rebelde sin o con causa, pero de natural. Cuando un tipo se acercaba a mí intentando pagarme una cena, copa, o lo que fuera, me molestaba mucho y respondía con acritud, que era yo solvente para pagarme mis cosas. Cuando amé o deseé fue por mi gusto y gana. Allá donde iba, me percataba al momento de que podía marchar con la misma libertad, sin mayores compromisos. Si me quedaba o me iba, era siempre decisión mía. Siempre viví de mi trabajo, solo debí dinero a los bancos y lo pagué con intereses. Mi libertad y mi tiempo han sido míos. Siempre.
Suelo deliberar conmigo misma mucho. No veas las discusiones que mantengo con mi yo. Un día tomé en cuenta que si la prostitución era un trabajo tan respetable como el mío, pero mejor pagado, ¿por qué pasaba apreturas y no me había dedicado a ello? Apreturas he pasado, las de Caín se lo juro. Divorciada sin pensión y sin ayuda de nadie con dos hijos y autónoma. Háganse idea. La prostitución podía ser una opción ¿por que no tomar ese camino para acabar con mis premuras economicas?
Me solté un grito a mi misma: “JAMÁS. María, jamás de los jamases aceptarás que te toque un tío por dinero” ¿Puritanismo? me pregunté. No, porque de puritana tengo lo de morena. Nada. ¿Educación cristiana? ni de coña, mandé a cagar muchos años antes los preceptos eclesiales. Entonces ¿por qué me repugnaba tanto la opción prostitucional si la consideraba un trabajo como cualquier otro?
“Ajá”, me dije, “es porque tú te consideras por encima de las mujeres que se dedican a ello. Es pura prepotencia…tú no, ellas sí”. Y queridas mías. Como Toni Cantó o Pablo de Tarso, me caí del caballo. No me dedicaba a la prostitución porque consideraba que no es un trabajo, es un alquiler o venta de nuestro cuerpo, de nuestra dignidad. Durante el tiempo que dura el servicio estamos a merced del que compra la carne que conforma nuestro yo. Y punto.
No demos más vueltas. Simplemente es una venta o alquiler personal de la dignidad, convirtiéndonos (nosotras, nuestro yo intimo) en un mecanismo de placer donde el putero desahoga sus ansias de poder sobre la mujer. Somos agujeros. Somos meros agujeros donde ellos despachan sus ganas. No hacemos un trabajo, saciamos sus ganas, servimos como desahogo a sus pulsiones. Y no hablo de las pulsiones sexuales sino de las del poder, de la violencia que ejerce el que paga contra la que percibe los emolumentos: la mujer. Me dirán algunas/os de ustedes que hay prostitución libre. Sí, y gamusinos. Que hay mujeres prostituidas porque quieren. Ya. Me lo creería si viera a las personas que lo dicen encaminar a sus hijas, hermanas, compañeras, sobrinas o madres hacia esa «profesión» Habrá alguna que lo ejerce libremente, como hay quien vende un riñón muy libre. La pregunta es si debe el estado regular tal practica, si debe ser el garante de que eso ocurra. Lo triste, lo terrible del caso es que esa frase me la dice gente de izquierda, anticapitalistas de pro. Se les olvida lo escrito por Montseny, Goldman o Durruti que acabó de forma drástica con los puteros en el frente de Aragón.
Y en ese momento decidí que la prostitución era deleznable. Como la esclavitud. Claro que hay que hacer una ley de extranjería justa, o simplemente abolirla y ya. Claro que hay que ofrecer opciones laborales dignas a las mujeres prostituidas. Claro que hay que legislar una Renta Básica Universal y digna que permita vivir sin esclavizarse a trabajos deleznables. Todo eso y más, pero no me vengan ustedes con que la prostitución es trabajo porque es dolor, sumisión, derrota de la dignidad humana. Y un dato, el 90% de las mujeres prostituidas son víctimas de trata ¡90%! ¿No les parece excesivo para ser un trabajo tan chuli? ¿No les parecen demasiadas mujeres obligadas o engañadas para ser un trabajo tan «digno»?
Claro que estar (mal)casada es sumisión en muchos casos. Claro que limpiar váteres, quitar pañales o servir en casa de señorones es terrible. Pero como bien dijo una compañera antigua prostituta, la diferencia entre limpiar baños y prostituirse es que siendo prostituta ella era la escobilla.
¿Es complejo? claro. ¿Existe desde siempre? seguro, como la esclavitud, el trabajo infantil, la ablación…y tanto más. Hora es de acabar con la lacra de aceptación como inevitable y dejen de decir memeces, porque ante la duda, queridos compañeros, ya sabéis. Dedicaros a ello, poner vuestros agujeritos al servicio de señoros bien dotados.
Y ya.
María Toca Cañedo.©
Miedo me dan las soluciones drásticas y la gente que lo tiene todo tan claro!.En la prostitución habrá tantos casos como personas; no va a ser lo único que se haga por una determinada razón y tenga una determinada consecuencia.Siempre se compara con limpiar escaleras; si hay quien lo prefiera, allá con el gusto de cada cual.Prohibir el proxenetismo es otra historia.
Buenos días Rosa, en lo que a mí respecta, puede dejar de tener miedo. No, no tengo claro nada porque no es mi función legislar. Opinar sí, como usted. Y mire, tal como digo en el artículo, si tuve claro no ejercer la prostitución yo por los motivos aducidos. No dicto sentencia para nadie ni condeno a nadie…Ahora que usted puede no compartir mis motivos para no ser prostituta, por supuesto, incluso puede parecerle magnífico esa «profesión» pero hágase la pregunta de si la querría para usted o para su hija, sobrina o hermana. Y luego, pregunte a alguna prostituta si es feliz, si ejercer esa abominación la agrada.
Saludos y gracias por su lectura
Si, señora pero recordar que esto es más antiguo que la escritura. Como no dejan de ser unas pobres chicas en 90 % de ellas aquí está tanto muy pequeño que va por libre, en cuanto lo prohíban, empieza a ver clandestinidad y no sé si será mejor o peor, eso habría que regular lo tenía que tener otro sistema legal para la prohibición, lo prohibido se desea más, no debe ser así. En fin, está claro que los que quieren tanta prohibición no están metidas en ello. Estaba trabajando que soy enfermera tienes una temporada hace mucho con tema de prostitución y desde aquí os digo que no es fácil. Ellos unas víctimas y de eso se aprovechan
Buenas tardes Beatriz. En estos momentos, la prostitución no es legal. Es decir, las regulacionistas, tratan de darle forma legal a la prostitución. Regular algo que, a mi entender, es aberrante porque bajo ese punto de vista,regulemos la venta de órganos o la esclavitud. Total, como existe, demos rango legal a las aberraciones.
El apoyo a las mujeres prostituidas debe ser total, creo que lo expreso así en el artículo, pero por si acaso, lo ratifico. Total y absoluto, pero considerar algo normal que los puteros abusen, previo pago, del cuerpo de la mujer es y será aberrante.
Saludos y gracias por su lectura.
He leído el artículo ,querida María y en lo esencial estoy de acuerdo contigo. Deberíamos presionar todos en la línea no de regularlo sino para que desaparezca. Es cierto que no resultará sencillo, dadas las relaciones tan dificultosas y tan insanas entre hombres y mujeres que en esta era pismoderna nos acechan, y que provocan que tener una relación afectiva y sexual sea cada vez más difícil, pero es tan indigno que tendremos que remar en pro de su total anulación, hombres y mujeres, todos.
También habría que redignificar a las mujeres que se dedican actualmente a ello, eliminando ese manto de marchamo delincuencial que pesa sobre ellas.
Por último, decir que en Valladolid hay un grupo de mujeres que están haciendo una campaña muy fuerte en favor de la abolición de la prostitución, supongo que en otras partes del estado también.
Gracias por tus palabras. Creo que muchas mujeres y bastantes hombres están trabajando en ese camino. Habría que revisar lo escrito y que a punto estuvo de legislar, Federica Montseny sobre el tema.