La vida es como esencia,
determinada por la penumbra ajena,
se retiene en una pausa que se me
hace interminable, me arremete
irascible y sucumbo presa de
escenarios que me son
desconocidos, cada día más ocultos a
la mirada.
La vida es como esencia, un vistazo
óntico y una palabra hueca de
metafísica.
Y que me decís del pausado discurrir
de mis pasos, en este paseo
vespertino a lo largo de la carretera
de Fuensaldaña, sobre un asfalto
remozado de vegetación y de gentes
asexuadas, mal miradas, cronopios
sin virilidad, desasistidos de lo
austral.
La vida es como esencia, un séptimo
sello con caballero de armadura
deslustrada y sin conocimiento, sin
estrategia, un mal jugador de
ajedrez, episodio anticipado y
rendición de un Versalles acanallado.
La vida es como esencia, frontón de
vivos contra muertos, nos requiere
para un Armagedón final donde las
ratas lucharán contra las cucarachas,
las liebres contra las arañas, los
simios morderán la pezuña del oso y
los corzos atacarán la intimidad de
las rapaces.
Y todo porque los hombres se
mostraron incapaces de amar, se
apartaron de la vida, se conjuraron
en un comité contrario a lo esencial,
a la vida como esencia.
Si, aunque no lo creáis, la vida es
esencia, es un collado etéreo, la
osamenta de un represaliado que
como dijo el profeta, cobra vida a
cada espasmo, a cada millonésima
fracción de tiempo, en cada unívoca
y perfecta cópula emocional.
Éste es nuestro hado, ésta nuestra
tragedia, a la esencia, nadie la puede
matar, no hay homicida en este
mundo capaz de ello.
José Miguel Gandara.
Me ha parecido extraordinario.Me he sentido parte de ese abismo como tantos !