Amigas y amigos, soy republicano. Vaya, diréis algunas de las personas que entráis en mis escritos con cierta regularidad, esto no es ninguna sorpresa. Desde luego, pero me gustaría al hilo de esta antinoticia, de esta obviedad informativa, aclarar algunas cuestiones que parecen que se oscurecen con alevosía y nocturnidad.
La primera pregunta sería ¿Qué significa ser republicano?
La respuesta, desde mi punto de vista, es «ser afecto a una forma de Estado, en la que la cúpula del mismo, es decir, la Jefatura depende del plebiscito ciudadano periódico y a la que puede acceder cualquier ciudadana o ciudadano por el hecho de serlo».
Es decir, soy republicano porque creo en una forma de organización del Estado que considero más democrática que otras, por ejemplo, que la monarquía, por muy constitucional que ésta sea.
La segunda pregunta sería ¿se puede ser republicano de derechas? o ¿hay que ser de izquierdas para ser republicano? La contestación a la primera es SÍ. La respuesta a la segunda es NO.
Es decir, desde un Estado monárquico se pueden poner en práctica políticas, denominadas normalmente de izquierdas, lo mismo que. desde un Estado republicano, se pueden implementar políticas de derechas. Y aquí permítanme un inciso. Yo sustituiría la dicotomía «políticas de izquierda frente a políticas de derechas«, por «políticas que priorizan el bien común frente a las que priorizan el bien individual«. Muchas veces las palabras separan a personas que, en realidad, estarían en el mismo barco (Diccionario 15M básico).
Consecuentemente ¿puede haber un gobierno de izquierdas en un estado monárquico como el nuestro? Sí ¿Podría haber un gobierno de derechas en un estado republicano? También.
Bien, aclaradas estas supuestas obviedades, les diré que la estrategia más descarada y fructífera que se viene utilizando en nuestro país por parte de la derecha más recalcitrante y conservadora y, por supuesto, afecta a la Monarquía, es la de intentar que se confundan los términos Estado y Gobierno, de forma que, recurriendo al imaginario colectivo, inducido durante cuarenta años de dictadura, la ciudadanía interprete que República es una forma de gobierno de izquierdas, bolivariano, comunista y todos los adjetivos que quieran ustedes utilizar que connoten extremismo, agresión a la propiedad privada, guerra, destrucción de la unidad patria, es decir, todas las connotaciones que la derecha menos democrática, es decir, la mayor parte de la derecha españolista intenta diariamente colgar sobre el término izquierda y por extensión a «gobierno de izquierda«. Con lo cual si un ciudadano, por las razones que fuesen, tuviese miedos o prevención contra la izquierda, las haría extensivas a la República, confundiendo forma de Estado con Gobierno, que es de lo que se trata.
En este sentido, la vieja diatriba sobre si el PSOE es de izquierdas o no y si es republicano o no, se resuelve por caminos diferentes. El PSOE es un partido Monárquico, en cuanto que prefiere y defiende esta forma de Estado. Entiende que el déficit democrático que supone la Monarquía se compensa con la supuesta «estabilidad» que ésta provoca (toda una argucia que esconde otros intereses económicos).
Por otra parte, el PSOE será un partido de izquierda en el grado en que favorezca o apoye gobiernos que implementen políticas de izquierdas. Y aquí hemos visto de todo, desde Felipe González a Pedro Sánchez, pasando por Zapatero. Todas ellas condicionadas siempre, por los lobys que sustentan económicamente a los líderes del partido y su estructura de poder.
Estado es una cosa, Gobierno, otra. No las confundan. Yo, por mi parte, soy republicano y siempre apoyaré gobiernos que desarrollen políticas donde se prioriza el bien común, empezando por el bien del planeta.
Juan Jurado
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