El 5 de septiembre de 1934, … 20 años después del estallido de la Guerra Mundial… 16 años después del comienzo de nuestro sufrimiento … 19 meses después del inicio del renacimiento alemán… Adolf Hitler voló otra vez a Núremberg a inspeccionar las columnas de sus fieles seguidores…
Texto que encabeza la cinta El triunfo de la Voluntad.
Pocas veces me han surgido escrúpulos al realizar la biografía de las mujeres que semana a semana traemos a estas páginas. Las dudas que me produce esta mujer han sido diversas ¿Es licito ejemplarizar a una “villana”? ¿Era Leni Riefenstahl una “villana”? Mientras me documentaba sobre su vida, les aseguro que quedé sobrecogida y también subyugada por una personalidad narcisista y poliédrica de tal calibre como la suya, así como por una obra monumental que en diversos momentos alcanzó la genialidad más absoluta. Y también, más perversa.
Esta es la vida de Leni Riefenstahl que intentaré resumir para ustedes, así como (tarea difícil, muy difícil) procuraré realizar un retrato lo más fiel posible de una mujer inigualable.
Leni Riefenstahl nace en Berlín el 22 de agosto de 1902, su padre Alfred Theodor Paul Riefelstalf, trabaja cerca de Berlín, en Weihdey, para luego trasladarse con la familia a una casa en Zenthen. Tiene un hermano menor, Heinz, que murió siendo joven en el frente ruso luchando con la Wermarch.
Leni, estudia primaria en la escuela Neukölln, para pasar más tarde al Kollmorgensch Lyzeum y a la escuela secundaria en Tiergarten. Desde muy niña muestra interés por el arte, la pintura, el dibujo y la música. Su madre, consciente del talento que posee, piensa que debe encauzar el futuro hacia las artes y la matricula en la Escuela de Artes Aplicadas de Berlín. Además, estudia piano, practica deportes como la natación, gimnasia rítmica…El padre, en cambio, quiere que su hija aprenda un oficio más tradicional y la lleva a trabajar con él de mecanógrafa. Mientras, a escondidas, Leni, recibe clases de ballet y ahí tenemos su primera vocación y también su inicial profesión.
Alentada por la madre, sustituye a una bailarina cuando está enferma, consiguiendo el papel principal de una obra que se representa en la ciudad. El padre se entera, decidiendo internarla en un colegio de señoritas. El genio de Leni no puede subyugarse a los deseos paternos por lo que consigue, poco después, que un banquero, Harry Sokal, financie su debut como bailarina el 23 de octubre de 1923 en el Teatro Alemán de Munich en donde actúa como solista. Emprende un viaje a Nueva York para continuar formándose con el compositor neerlandés Gaap Kod. A su regreso a Alemania consigue grandes triunfos como bailarina pero sus pies castigados por las horas de ensayo se resienten. Se lesiona en la rodilla y de camino a la consulta del doctor que la iba a tratar ve el cartel de una película, decide no ir al médico para ir al cine, fascinada por las imágenes que ha visto. En el cine descubre que quiere ser actriz, el séptimo arte la conquista al momento.
Al momento decide cambiar su profesión de bailarina por el de actriz. Conoce a Luis Trenker, actor famoso entonces, al que pide que la recomiende al director de produciones Arnold Franck, que estaba especializado en cine de montaña. Este queda fascinado por Leni contratándola para realizar su siguiente película. Para ello, debe aprender a esquiar y escalar.
Leni, disciplinada y atlética, rueda las escenas más increíbles en esa película corriendo riesgos mortales que no le arredran. Hay escenas donde la cuelgan sobre el abismo mientras recibe un alud de nieve, en otra, escala con los pies descalzos trepando con las manos las montañas increíbles en los Dolomitas. Con el fin de rodar esas escenas peligrosas, ha aprendido con rapidez alpinismo, escalada .La espectacular película que ha rodado es El gran salto y durante el rodaje se ha fijado con atención en las técnicas de dirección y montaje que el director de la cinta, verdadero maestro en el cine deportivo, le ha mostrado.
Poco después conoce a Josef von Stenberg, mentor y director fetiche de Marlene Dietrich, con la que, Leni, se enfrenta por los celos de esta hacia ella. El director la ofrece llevarla a Hollywood a pesar de la displicencia de la Dietrich pero en ese momento, Leni, tiene una pareja sentimental –el actor, Schneeberrger- que le ata a Alemania y rechaza la oferta. Es posible que de haber emigrado a la meca del cine su vida hubiera sido radicalmente diferente.
Sokal, deslumbrado por su ingenio financia una productora para que Leni ruede una película, La luz azul, donde interpreta el papel principal además de dirigirla y realizar el guión (recordemos que ¡solo ha rodado una vez!). No fue bien acogida por la crítica pero sí por el público pudiéndose prever la genialidad de la artista en los planos de esta primera cinta, donde encarna de forma brillante y premonitoria a una mujer incomprendida que descubre una luz especial en una montaña a la que la luna ilumina, haciendo que el pueblo donde vive la tomen por bruja y sea perseguida. Durante la película hay escenas brillantes donde Leni baila en soledad cerca del mar.
Precisamente será ese baile sensual, libre, casi ritual el que le de un viraje a su vida. La cinta es vista por un político en ascensión que deambula por Alemania pensando en cambiar la historia. Adolf Hitler, queda deslumbrado por las imágenes y el baile de Leni, que se acercan a la idea de la súper mujer que sueña para Alemania. Un ser mítico, fuerte, valiente que se diluye en el paisaje montañoso del Tirol y del mar. El espíritu alemán que el futuro Fhürer, intuye puede servirle como altavoz para su ideario de construir una raza superior, una nación que domine al mundo durante milenios.
El 27 de febrero de 1932 Leni, asistió a un evento de los nacionalsocialistas en el Palacio de Deportes de Berlín, en el que Adolf Hitler pronunció un discurso, quedando fascinada, a su vez, por el supuesto talento del austriaco como orador público. Al describir la experiencia en sus memorias, relató: «Tuve una visión casi apocalíptica que nunca pude olvidar. Parecía como si la superficie de la Tierra se extendiera frente a mí, como un hemisferio que de repente se divide en el medio, arrojando un enorme chorro de agua, tan poderoso que toca el cielo y sacude la tierra».
Poco después, le pidió en una carta, una reunión personal que tuvo lugar en mayo de 1932 en Horumersiel, cerca de Wilhelmshaven. Según las memorias de Riefenstahl Hitler aprovechó esta oportunidad para decirle que había quedado impresionado con La luz azul añadiendo ella sobre el tipo:
“Para mí, Hitler es el hombre más grandioso que jamás ha existido. Realmente es impecable, tan simple y al mismo tiempo con una fuerza masculina”.
En un documental que adjuntamos, confiesa sin embargo, que era muy diferente el hombre visto y escuchado en un mitin que en la distancia corta. Sugiere que era retraído, y un tanto vulgar. El impacto de Hitler, en cambio, con ella es total, su admiración se dispara incrementado por la imponente presencia física de Leni.
La película La luz azul se estrena en 1933, consigue premios importantes internacionales, y su directora gana prestigio tanto dentro como fuera de Alemania. Hitler y Leni, se admiran desde la distancia, hay cierta controversia en la siguiente entrevista de ambos, es más probable que fuera Hitler quien la llamara. Como sea que ocurriera se entrevistan y el nuevo Canciller le pide que realice un reportaje sobre el congreso que van a realizar los nazis en Nüremberg poco después.
Leni cuenta que aceptó a regañadientes, para ella solo era trabajo, no puso en el reportaje más que su profesionalidad. Tuvo graves enfrentamientos con el ministro de Propaganda, Goebels, ya que este pretendió seducirla y ella no quiso. Le consideraba un tipo feo y raquítico, nada atractivo para los gustos de Leni. El lugarteniente del Fhürer, no perdonó nunca el rechazo, también le molestaba la cercanía que mostraba con Hitler, y la admiración que este mostraba por la mujer.
Goebels y su equipo boicotearon el documental que ella tituló El triunfo de la fe, quedando incompleto y nada satisfactorio para ella que tienen un carácter sumamente perfeccionista. Elevó quejas al Fhürer, sobre los problemas ocasionados desde el ministerio de Propaganda, que este tomó en cuenta condenando a los que la habían molestado. En los diarios de Goebels cuenta que mantuvo reuniones con ella, cenas y fiestas a las que asistieron juntos, cosa que ella niega con enfado ya que sentía un gran desprecio por el ministro de Propaganda y jamás mantuvo con él relación personal de ningún tipo.
El documental El triunfo de la fe, del año 1933 mostraba las imágenes del Congreso, con un cierto desorden en los desfiles ya que los nazis aún no habían conformado la estética nacionalsocialista y los despliegues de fieles eran deslavazados además al lado de Hitler se encontraba el jefe de las SA, Ernst Röhm, compitiendo con el Fhürer en protagonismo.
Para el año siguiente, Röhm había sido asesinado, las SA disueltas y gran parte de sus integrantes asesinados en lo que se dio en llamar, la Noche de los cuchillos largos, además de que las formaciones y los desfiles se habían depurado. Hitler llama de nuevo a Leni ofreciéndole dinero y libertad total de acción para que realice un nuevo documental que muestre el poder y la imagineria nazi al mundo. Ella se niega por la experiencia del pasado año, pero la convencen los argumentos del jefe y los medios que se ponen a su disposición. Hitler no quería realizar un reportaje publicitario, deseaba que fuera algo artístico y monumental, que mostrara al mundo el nuevo poder alemán. Para ello, nada mejor que el genio de Leni Riefenstahl
Leni se traslada a Núremberg con 132 técnicos, equipos, cámaras…Un arsenal increíble y la libertad total para hacer lo que quiera. Hizo instalar un ascensor que se elevaba entre las banderas en el monumental escenario para realizar las impresionantes tomas del campo de Núremberg durante los discursos y los desfiles.
Las primeras imágenes del reportaje muestran el avión de Hitler sobrevolando entre nubes la zona del Congreso, mientras se acercaba para aterrizar, las cámaras muestran al millón de persona que asisten completamente hipnotizadas a los sucesos que van a realizarse ante sus ojos, subyugadas por la llegada del hombre que cambiará sus vidas. Caras de hombres, mujeres, niños, miembros del ejército, de las SS, unidos bajo el amor a la patria. Unidos bajo el ideal de un patriotismo nacionalista, excluyente y religioso. El deslumbramiento popular es impresionante y Leni Riefenstahl explora todos los medios posibles para mostrar la grandiosidad del evento. La figura de Hitler es magnificada hasta el infinito con luces, con planos tomados en barrido. Pusieron unos raíles alrededor del atrio donde se encontraba el Fhürer para realizar un travelling en redondo mientras a la multitud. La grabación fue impresionante contribuyendo en gran medida al engrandecimiento del liderazgo del criminal nazi. No menos importante fue el montaje que Leni realizó durante más de seis meses. Confesaba en un documental que aportamos, que trabajaba casi veinte horas diarias con el fin de seleccionar y montar la película definitiva que mostraría al mundo el 28 de marzo de 1935 en la UFA-Palast de Berlín.
El nombre del documental es El triunfo de la voluntad , duraba 110 minutos y conquistó al pueblo alemán y al resto del mundo que cayeron hechizados por la estética nazi. Se trataba de elevar la perversidad de la belleza demoniaca de un movimiento que eliminaría a millones de seres humanos, que destruiría Alemania, invadiría países y que costaría 100 millones de vidas. Leni Riefenstahl colaboró con su genial arte al hipnotismo colectivo.
Posteriormente, vuelve a colaborar con el gobierno alemán en la grabación de la película que realizó sobre las Olimpiadas de 1936. Realiza un magnifico documental con los atletas al modo griego, posando y entrenando casi desnudos, complaciéndose las cámaras en los cuerpos perfectos que son realzados por unas imágenes de grandiosidad y de belleza inigualables, Olimpia, la consagra como una de las directoras de cine más geniales de todos los tiempos. Su talento es reconocido por todo el cine mundial. Son las olimpiadas en las que Jesse Owens barre con su medalla la ideología racista. En el documental se observan las caras perplejas del público y se escuchan los silbidos ante el triunfo de Owens.
Años después, cuando se le acusaba de haber colaborado al régimen nazi se defendía
–como tantos alemanes- refiriendo que en esos momentos, ella, ignoraba la realidad social del régimen. Que desconocía los horrores de los campos, que en los discursos de Núremberg solo se escucha hablar de paz, de la grandiosidad de Alemania, de recuperar el orgullo herido de un pueblo derrotado…
A su favor tiene que jamás militó en el NSDAP, negándose a ello siempre. No obstante, había leído el Mein Kampf ( según contaba, poco, solo lo que se refería a las ideas sobre el progreso del pueblo)
Más adelante, realizando una nueva película, Tierra Baja, utilizó extras de raza gitana que estaban presos en los campos de concentración de Salzburgo-Maxflan y de Marzahn, campo cercano a Berlín. No obstante, Leni, negó saber la procedencia de dichos extras, aunque hay quien dice que fue ella misma quien solicitó a los campos el personal. Insistía que pensaba que luego serían liberados…pero lo cierto es que murieron casi todos después de aparecer en su cinta. Años después una asociación romaní la denunció por ello sin conseguir que prosperara la demanda.
En 1938, Leni Riefenstahl marcha a Nueva York, donde al recibirla le dan la noticia de los sucesos ocurridos en La noche de los Cristales Rotos, que ella niega, alegando que no es increíble que en su país sucedieran esos hechos. Leni, pudo abandonar Alemania, quedarse en EEUU que la acogería con los brazos abiertos como hicieron con los grandes directores como Lubitchs, o Rohmer que habían huido del nazismo. En cambio, ella prefirió regresar a Alemania. Claro que los directores huidos eran judíos, y ella genuinamente alemana.
En Hollywood también fue recibida con honores, los directores King Vidor, Louis B. Mayer y Walt Disney la aclamaron como merecía su talento.
Cuando Hitler entra en París, Leni, le envía este telegrama de felicitación exaltada:
“Con una alegría indescriptible, profundamente conmovida y llena de gratitud ardiente, compartimos con usted, mi Führer, su mayor victoria y la de Alemania, la entrada de las tropas alemanas en París. Usted supera todo lo que la imaginación humana tiene el poder de concebir, logrando hechos sin paralelo en la historia de la humanidad. ¿Cómo podemos agradecerle alguna vez? Felicitarlo es demasiado poco para expresar los sentimientos que me conmueven”
Tiempo después, confesaría en su descargo que pensaba que la guerra había terminado y que la felicitación era debida a la causa de la paz…
¿Era consciente de lo que pasaba en la Alemania nazi? ¿Se identificaba Leni Riefenstahl con el nazismo? ¿Hasta donde llegó su declarada amistad y admiración por el Fhürer?
Ella niega todo ello, confiesa la fascinación que suponía para un país derrotado y en crisis recuperar el orgullo, tener un jefe que les conduciría hasta la grandeza nacional que supeditaba a naciones que antes habían arrodillado a Alemania. Leni Riefenstahl no fue diferente a los millones de alemanes que cerraron los ojos a la barbarie mientras hubiera carne en los platos y trabajo seguro. Que miraba para otro lado cuando se topaban con las largas filas de los que caminaban hasta los trenes de la muerte, mientras se desplazaban a millones de seres humanos, o mientras se destruían comercios y profesionales judíos. Leni, no fue diferente a millones de alemanes que cerraban los ojos al humo de los hornos crematorios, tan solo era una genio del cine que colaboró al engaño con su arte, aunque quizá no fuera culpable más que de cerrar los ojos y seguir disfrutando de la cobardía cómplice del terror que propicia los grandes crímenes.
Se considera al documental El triunfo de la voluntad la mejor cinta de propaganda del mundo, a Leni como directora se la compara con Orson Welles, Einsenstein (las cintas de este último glorificaban a otro criminal del siglo XX, Stalin, con su arte inmenso también colaboró con la barbarie) En menor escala de horror, podemos considerar las películas geniales que fueron realizadas por los directores que se plegaron al macartismo en la Caza de Brujas Norteamérica y que hoy son celebrados como genios indiscutibles, como Elia Kazan y su Ley del Silencio, de clara disposición hacia el macartismo. Genios y cobardes pero grandes cineastas y cómplices de un poder corrompedor.
Al final de la II Guerra Mundial, Leni Riefenstahl fue detenida por el ejército americano, incautada su casa y sus pertenencias, así como retuvieron a su madre. La juzgaron, encontrándola inocente en un primer proceso, para más tarde considerarla, Mitläufer (compañera ruta, cómplice) Fue ingresada en un psiquiátrico y posteriormente en un centro de desnazificación pero quedó libre de responsabilidad ante las autoridades de los aliados.
Su prestigio de genio era intocable, pero el descredito la convirtió en apestada para la industria del cine. Intentó rodar más películas sin que nadie quisiera colaborar con ella. Su mecenas primigenio, Sokal, estaba arruinado (era judío) y no pudo seguir financiándola. La bailarina de Florencia (Der Tänzer von Florenz), Cumbres eternas (Ewige Gipfel) y Los demonios rojos (Die roten Teufel) fueron proyectos suyos que no obtuvieron financiación ni hubo ningún productor para la cinta Federico el Grande y Voltaire (Friedrich der Große und Voltaire Ninguno de estos proyectos pudieron realizarse a pesar del empeño de Leni en seguir rodando.
Ante la imposibilidad de hacer cine, cambia de registro de nuevo –la multiplicidad de esta mujer en admirable- y decide visitar África, para realizar reportajes fotográficos y documentales. Marcha a Kenia y Sudán, contacta con la población nuba, y durante dos años realiza filmaciones de los nativos que la llevan de nuevo al éxito.
Susan Sontag, en un ensayo que la dedicó en los años setenta critica agriamente las composiciones de Leni Riefenstahl adornadas de belleza perversa, considerando también lo rodado en África parte del mismo bagaje. La glorificación del fascismo, la grandilocuencia que muestran sus imágenes de los cuerpos perfectos que conducen al supremacismo. En 1975, Susan Sontag, escribió: «Los que defienden las películas de Riefenstahl como documentales, si el documental se distingue de la propaganda, están siendo poco sinceros. En El triunfo de la voluntad, el documento (la imagen) no es solo el registro de la realidad; la “realidad” fue construida para servir a la imagen»
Años más tarde, Jaafar al-Numeiri presidente de Sudán concedió a Leni Riefenstahl la nacionalidad sudanesa, siendo la primera mujer no africana en conseguirla.
Durante los Juegos Olímpicos de Munich en 1972 la destacaron como fotógrafa oficial, también fue invitada de honor en Montreal 1976 con motivo de las siguientes olimpiadas celebradas. Poco después comienza su etapa filmando los mundos submarinos, con maravillosas imágenes de los jardines de coral, de peces y del mundo que nos descubre su talento, debajo del agua
Leni Riefenstahl con noventa años, realizó magníficos documentales submarinos, para los que buceaba durante horas mientras grababa sus magnificas imágenes.
Durante su vida recibió galardones pero siempre la controversia sobre su pasado, pendió sobre ella. En el año 2000 Jodie Foster, quiso llevar su vida al cine, pero no fue posible. Tiempo después Madonna lo intentó, con idéntico resultado.
En sus últimos años, compartió la vida con Horst Kettner, cuarenta años más joven que ella. Fue miembro de Greenpeace luchando por la conservación de los mares.
En su último cumpleaños (101) celebró una fiesta en un hotel cercano a su residencia en el lago Ferdafung, Baviera, con bastantes invitados, pocos días después se sintió mal
–padecía un cáncer desde hacía años- muriendo mientras dormía días después. Era el ocho de septiembre del 2003, cuando se apagó la vida de esta descomunal mujer que vivió el siglo con la intensidad de las grandes historias.
Durante su vida realizó más de cuarenta demandas, que ganó todas, sobre las dudas sobre su pasado. Nadie pudo demostrar más de lo que ella contaba. Según decía, no era nazi, ni hizo nada malo aunque en el documental anteriormente citado, confiesa que lo peor que hizo en la vida fue ser amiga de un monstruo, colaborar al engrandecimiento del nazismo con su arte, consignando que se arrepentía de haber colaborado –de forma involuntaria, insiste- en el triunfo de unas ideas que fueron nefastas para el mundo y que segaron la posibilidad de haber realizado más películas, aunque con lo que hizo ya se consagró como una genio del celuloide.
¿Perversidad? ¿Inocente? ¿Cómplice necesaria? ¿Víctima de ignorancia política? No sabría responder a estas cuestiones lo que sí afirmo, es que fue una mujer con un talento inmenso y tenía la fuerza hercúlea de un ser inmenso.
María Toca Cañedo©
https://www.youtube.com/watch?v=Zu-Lwy6K-qA
https://www.youtube.com/watch?v=6DtWJxNem0g
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