Los corderos, el lobo y la macrogranja española

España es ese país que cree que un partido que reivindica la dictadura que nos retrotrajo al siglo XVII es una opción para meternos en el siglo XXI.
Que vota masivamente a quien le recorta derechos y servicios sociales, y recibe como un héroe a quien lleva medio siglo robando y granujeando sin que le haya votado nadie.
Donde está muy difundido (y la justicia ve correcto hacerlo) que a los inmigrantes les dan una casa gratis y un sueldo a los menas, pero no se cree del todo que los bancos se hayan llevado más de cien mil millones de nuestro trabajo y de las generaciones futuras.
Donde el racismo y el machismo son una opinión válida en cualquier tertulia pública, en las que te hacen ver cosas como que, si te bajas a por el pan, pueden entrar “okupas” a quitarte la casa.
Que se autodenomina “clase media” porque puede llegar a pagar las facturas sin morirse de hambre, aunque tenga tres trabajos precarios por cuenta ajena.
Que se cree propietario por ser dueño de una hipoteca que acabará de vuelta en las manos del banco, que forma parte de la empresa de la que es becario o del equipo de fútbol que ve por la TV.
Que cree que los éxitos de Florentino Pérez son también suyos, aunque deje sin agua a comunidades indígenas o sus negocios sean tan turbios, mientras sus fracasos patrios los costee el erario público sistemáticamente.
Que desconoce las tragedias generadas por las empresas nacionales como Repsol, que ha causado la peor tragedia ambiental de Perú este año por un derrame de crudo.
Que cree que la libertad es saquear las arcas y las empresas públicas a base de adjudicar a dedo cinco mil contratos inflados a las mismas empresas amigas en dos años.
Que cree que en ciertas partes del Estado se adoctrina por hablar en su lengua, pero no le dice nada que en otras el 60% de los alumnos estudien en la concertada, la mayoría en centros controlados por la Iglesia Católica.
Donde se valida que el acoso machista sea “el piropo español”, y reacciona si se trata de poner coto al machirulo ibérico por ese amor desbocado que siente el caballero por las mujeres.
Donde se ve “un ambiente de jolgorio y regocijo” en el video de una violación grupal, y cree que la violencia de género es cosa de cuatro locas histéricas cuya máxima aspiración en la vida es llegar borrachas a casa.
Que está a la cabeza de Europa en el consumo de prostitución, el tercer país del planeta, donde más de la mitad de los puteros exigen no usar preservativo.
Que no ve escándalo alguno en que una diputada grite “¡que se jodan!” cuando anuncian recortes de subsidios a los más necesitados, o que un diputado se ría de otro que pide proteger la salud mental o que se ridiculice desde la tribuna a quien va a terapia.
Que cree que el PP es mejor gestor porque baja los impuestos para venderlo todo, y que VOX ayuda al jornalero porque lo dice la televisión.
Que cree que la carne roja es lo más sano de la pirámide alimenticia y el chuletón, imbatible; que beber alcohol es muy español y mucho español, la obesidad infantil un regalo del cielo y el cambio climático es bueno porque menos gente morirá de frío.
Que cree que el progreso es llenar los acuíferos, los huertos de los que nos alimentamos o el aire que respiramos de veneno.
Que cree que la corrupción es un problema menor, porque todos lo hacen.
Es ese país en el que el montaje de un policía de Vox vale más no solo que todas las pruebas (incluidas las declaraciones de sus superiores en el dispositivo policial) sino que de toda la población de Tenerife, que ve secuestrado su escaño ante el silencio de los medios.
Que cree que la iglesia católica española es la más grande ONG del país, que no tiene que ver con el robo de 30.000 niños, ni con la pederastia ni con la persistencia del franquismo en cada rincón del Estado.
Que quiere mandar a Ucrania medios para localizar fosas comunes, y desconoce que aún hay más de cien mil represaliados del franquismo en las cunetas de su país.
Incendio 1941
Que cuenta cada uno de los días de la invasión de Ucrania, y no solo desconoce la historia de ese conflicto sino que no sabe nada de la guerra en Yemen, en la que hay tantas empresas españolas haciendo negocio desde hace siete años.
Que conoce Paracuellos y las checas a la perfección (hasta que las trece rosas violaban y torturaban allí, por turnos), pero nada sabe de la Desbandá, el mercado de Alicante, Albatera, Durango, Badajoz
Que llama “purga” a que una alcaldesa retire los nombres de los generales golpistas del 36 o “revanchismo” a que los familiares recuperen los cuerpos de los ejecutados por el franquismo después de la guerra.
Que cree que la Transición fue un proceso modélico y pacífico, no una capa de pintura para convertir por arte de magia una dictadura en una democracia ante la resistencia del régimen, que nunca se ha dado por perdido y mantiene todas sus condecoraciones y medallas intactas.
Que cree que esto es una democracia plena con periodismo independiente y separación de poderes, aunque durante décadas un comisario corrupto haya mantenido las cloacas políticas, judiciales y policiales en orden, y que un oportunista vividor de lo público tiene más autoridad moral que “un tío de Bildu”.
Que cree que España tiene dos mil años de historia, que es la nación más antigua de Europa, que fuimos a liberar a América y que ETA es una gran nación.
Que considera a ETA como lo peor que le pasó en su vida, pero no le generó ninguna emoción que obligaran a morir sin paliativos, asfixiados como cucarachas a más de 7.000 ancianos en las residencias madrileñas en nombre de la libertad.
Que piensa que la OTAN es una organización de paz, que las guerras se paran con más guerras y la mejor forma de garantizar la paz es armar hasta los dientes hasta el último rincón del planeta, mientras se vive una crisis humanitaria sin precedentes.
Que defiende la unidad del país a palos y grita “A por ellos” y “Esto es España y, al que no le guste, que se vaya”, pero pide tanques contra quienes quieren votar por decidir qué quieren ser.
Que vapulea con fuerza a quien denuncia todo esto o quiere transformar el país, pero no le importa que los recursos nacionales caigan en manos de fondos buitre aunque desayune, meriende y cene banderas de España hasta en la correa de pasear al perro.
Que tiene un himno nacional que es una marcha militar sin letra (solo hay dos pequeños países en la misma situación).
A quien le encanta dar lecciones de democracia a Venezuela o Cuba, aunque tiene políticos fugados o encarcelados o condenados (…y raperos y titiriteros, y un aparato judicial heredado del régimen fascista…), y donde, de las decenas de partidos políticos ilegalizados desde el 78 nunca hubo una sola lista de extrema derecha.
Que vota a Vox o al PP para defender a los trabajadores; que adora a Amancio Ortega porque no paga impuestos pero ha donado unas máquinas a la sanidad pública; que te dice “llegando” cuando está aún saliendo de su casa; que invierte mil euros en criptomonedas para convertirse en Warren Buffet; que tortura a los toros para demostrar el amor que les tienen; que se mete en Tinder para que le saquen de Tinder y que lee a Arturo Pérez-Reverte para sentirse intelectual…
Llegará el 19-J, y esa noche seremos nosotros los que respondamos: “Explicaciones ¿de qué?”.
Igor del Barrio
Sobre Igor del Barrio 36 artículos
Periodista. Bloguero.Escritor

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