En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.
Para conseguir la libertad de sus hermanos
caen en los barbechos los más nobles castellanos.
No veré perdida España porque mi sangre no quiere.
El fascismo de Alemania
junto a las encinas muere.
Para hacer cenizas la ambición de los tiranos
caen en las trincheras los más nobles castellanos.
Españoles de Castilla
y castellanos de España
un fusil a cada mano
y a cada día una hazaña.
Voy a combatir al alemán que nos da guerra
hasta conquistar los horizontes de mi tierra.
Miguel Hernández
Poema dedicado a Matilde Landa
Matilde Landa
Enfrentarse al personaje de Matilde Landa es entrar en un oscuro túnel que nos muestra en relieve la terrible experiencia que fue la Guerra Civil. Ganaron una guerra que hirió de muerte a la patria que decían amar, pero no les bastó. La crueldad y la vesania les hicieron llevar hasta la total humillación a los vencidos. A las vencidas, como era el caso de esta mujer nacida en Badajoz el 24 de Junio de 1904. Matilde Landa era hija de un abogado krausista, Rubén Landa Coronado, sobrino de Catalina Coronado https://www.lapajareramagazine.com/carolina-coronado y de Jacinta Vaz Toscano, que contrajeron matrimonio civil y no la bautizaron además de proporcionarla una educación librepensadora extraña en aquellos tiempos. En su juventud, Matilde participa activamente en la Institución Libre de Enseñanza formando parte de la importante labor educadora de esta Institución.
Con esos antecedentes no es extraño que Matilde Landa, se adhiera desde muy joven en la lucha por las mejoras sociales y los derechos de la mujer. En 1934 participa en el Congreso Nacional de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo. Al comienzo de la Guerra Civil se adhiere al Partido Comunista de España enrolándose en el Quinto Regimiento de Milicias Populares propiciado por Dolores Ibarruri que buscaba de esa forma crear un batallón de mujeres milicianas. Colabora como voluntaria en 1937 en el Socorro Rojo Internacional participando de la evacuación de Málaga.
El prestigio de Landa se acrecienta durante los duros años de la guerra, pasando a formar parte de la sección de información popular del Subsecretariado de Propaganda del gobierno republicano viajando por todo el estado dando mítines y conferencias. Colabora durante toda la guerra en un hospital de guerra de Madrid donde reciben heridos del frente y personas afectadas por los bombardeos frecuentes .
El fin de la guerra la coge en la capital. No se exilia porque ha recibido órdenes de reconstruir al PCE y ayudar en la evacuación de dos camaradas. En esos primeros tiempos del franquismo, la oposición es heroica, ya que no está organizada, se trata de salvar algo de todo el naufragio que supuso la guerra y la vida de los combatientes que no han podido huir.El grupo del que forma parte Matilde, cae, los dos huidos son detenidos y entre terribles torturas alguien confiesa dónde está escondida . Es detenida y condenada a muerte en uno de los juicios sumarísimos de la época. Entra en Yeserías y poco después debido a su prestigio y ascendente sobre las presas le ofrecen la libertad a cambio de repudiar al comunismo y abjurar del PCE. Se niega rotundamente, aun siendo torturada y es trasladada a la prisión de Ventas que era un pudridero de mujeres, con más de 10.000 reclusas hacinadas en un espacio infame. El hambre, las infecciones, y la miseria matan más que los pelotones de fusilamiento. Cuando Matilde Landa ingresa en Ventas, hace muy poco que han salido hacia la muerte las 13 Rosas.
La fama de esta prisión siniestra es notable, pasan hambre, no tienen medidas higiénicas de ningún tipo… Matilde Landa, con la autorización de Carmen de Castro, directora de la prisión, que la conoce de la Institución Libre de Enseñanza, crea la Oficina de Penadas, en su pequeña celda con solo una maltrecha máquina de escribir. La Oficina se dedica a preparar recursos para intentar salvar a las condenadas a muerte como ella. Consigue librar del pelotón de fusilamiento a bastantes, entre otras a Rosario Sánchez Mora “La Dinamitera” Su prestigio se hace legendario entre las presas, que la respetan y admiran su trabajo infatigable en favor de todas.
Un familiar cercano al régimen franquista, consigue que la conmuten la pena de muerte por 30 años de reclusión fuera del territorio peninsular. Es trasladada a la prisión de Palma de Mallorca. La noche que sale de Ventas, las 10.000 presas lanzan gritos, canticos y palmas de forma ensordecedora para despedirla en un emocionado tributo de cariño y respeto.
La prisión de Palma poco tiene que envidiar a la de Ventas, por la sordidez y hacinamiento. A Matilde Landa la precede su prestigio de mujer fuerte, digna, incomparable, lo que estimula al Obispo de Palma, en su afán redentor, que piensa en convertirla y hacer de ella bandera de propaganda del régimen. Recordemos que Landa no está ni siquiera bautizada. Lo que estimula más al Obispo en su tarea de redención.
La incomunican del todo durante meses. Con la única persona que puede hablar durante ese tiempo es con Barbara Pons, miembro destacado de Acción Católica de Palma. Recibe presiones de todo tipo mezclado con amenazas, ante su negativa tajante a convertirse y ser bautizada en público.
Al fin, la chantajean con prebendas para el resto de las presas y en caso de negarse, con administrar castigos a las mujeres y a los hijos que conviven con ellas. La presión y el chantaje es terrible para una mujer íntegra que se debate entre la absoluta repulsión de abjurar de sus ideas y propiciar una mejora en las condiciones carcelarias. Un chantaje emocional terrible para alguien que está en absoluta indefensión.
Como decíamos al principio, a los ganadores de la contienda no les llega con su triunfo y con la venganza de una represión ciega sino que necesitan la total humillación del adversario.
Son las seis de la tarde, Matilde lee a Teresa de Jesús porque ha pactado su conversión con los jerifaltes católicos. Ha convenido con el Obispo las mejoras carcelarias de las penadas de Palma. Poco después escribe una sentida carta a su hijita explicando sus acciones. Con el libro en las manos se asoma a una ventana que da al patio interior de la cárcel y sin dudarlo un momento se precipita al vacío. Es el 26 de Septiembre de 1942, Matilde Landa tiene detrás mucha historia y solo 38 años. Cae en el patio quedando malherida. Durante cuarenta y cinco minutos permanece inconsciente en el suelo, mientras, de forma alevosa, el Obispo la bautiza in articulo mortis, no siendo capaz de respetar los deseos y de una mujer íntegra que prefirió morir antes que traicionar sus ideales.
En 1970 David Ginard i Féron realiza una biografía de esta gran mujer, llamada “Matilde Lada. De la Institución Libre de Enseñanza a las prisiones franquistas” consiguiendo sacarla del olvido. Hoy la traemos aquí con el mismo motivo.
Esta es parte de la emotiva carta que dirige a su hija minutos antes de lanzarse al vacío:
«Hoy es el gran día, dicen. Doña Bárbara, otras señoras de Acción Católica y las monjitas andarán relamiéndose con el triunfo. El dolor del pecho no me deja pensar, Carmencilla; pero no creo que el aceite alcanforado alivie mi sufrimiento, porque otro dolor, más hondo, es el que me acucia (…)».
«No puedo ver sin llorar los rostros de esos niños a los que amenazan con dejar sin leche si yo no me convierto –prosigue la misiva- Tú sabes, Camencilla, lo mucho que me preocupan los niños, los más desgraciados, con sus corazoncitos, tan sensibles y tan a merced de los caprichos de los mayores. No puedo, no puedo aceptarlo. Sería como prostituirme. Ay, esos niños… ¿Será lo mío un capricho? (…) Quien sobra soy yo. (…) Espero que me sigas queriendo y que te acuerdes de mí a pesar de lo que te cuenten, a pesar de lo que voy a hacer. Que tú, mi niña, mi chiquitina, y esos pobres niños me perdonéis«, escribió Landa antes de su suicidio en una carta que recoge Antoni Tugores en la obra Víctimes invisibles.
Vittorio Vidali, afirmó que si tuviera que describir lo ocurrido en España en la Guerra Civil y la postguerra, contaría la vida de Matilde Landa y de Antonio Machado porque ambas definen el drama de una patria destrozada.
Esa fue la terrible vida de una mujer ejemplar.
María Toca©
Cada vez que leo una historia como la de Matilde Landa, siento como una especie de fatiga mental. La historia de la Humanidad me produce mucha fatiga porque es recurrente, repetitiva, asombrosa mente simple, son lis explotadores de siempre, los arrea dores, los que ejercen una brutalidad de otro mundo, como satánica, sobre las víctimas de siempre. Cuando seremos capaces de dar un salto evolutivo y de dignidad y decir basta!!. Ahora no hay querrá civil, pero si que tenemos una guerra de clases emprendida desde arriba contra la clase obrera, una guerra solapada con la que siguen agrediendonos constantemente. ¿Hasta cuando lo soportaremos? ¿Y cómo se preguntó Chernyshevski ¿qué hacer?, cuando las palabras y las instituciones están secuestradas en manos que no son las nuestras. Ningún gobierno, ni conservador ni progresista, se ha mostrado eficaz a la hora de terminar con esta barbarie.
Lo dicho, la historia de Matilde Landa, me produce rabia y fatiga mental a partes iguales.
Cuanta verdad transmites en tus palabras, José Miguel. Una humanidad que ha conseguido tantas cosas (desviar ríos, canalizar mares, ir a al espacio…) y no consigue erradicar la miseria, la explotación y el sufrimiento social. Falta voluntad o sobra sentimientos mezquinos…Lo ignoro pero no puede ser tan complicado. Y sí, el personaje de Matilde Landa, perturba por su vida y por el horroroso final que demuestra como la abyección humana no tiene fin. Un abrazo querido compañero.
Una gran reforma educativa y filosófica, de profunda reeducacion y toma de posición ante el mundo. O vivimos todos con dignidad, o se nos garantiza a todos el acceso a una vida material equilibrada, a la cultura, etc, o todo será un constante infierno. Hay que meter eso en la cabeza de los niños, aunque sea contra su voluntad. De otra forma, se repetirá el mismo horror generación tras generación, yo lo tengo muy claro.