No quiero atarte a lazo de nostalgia
ni dejarte en manos de los que aquí quedamos,
te quiero libre, rozagante,
envuelto en nubes de dicha reparada.
No mires abajo, hijo mío,
no detengas tu vuelo en naderías.
En nuestras cuitas, y penas, no repares,
no te alejes mucho, déjanos, solo, tu estela,
pero no te acerques demasiado,
que aquí todo es pequeño, frío,
a la medida de nosotros, que somos,
muchas veces, hasta mezquinos.
Lo que nos queda, hijo, lo ordenamos:
es nuestra lucha, nuestra vida.
La tuya trascendió al espacio
donde se goza sin tino y sin reparo,
en paz, tranquilo, como los hijos de aquella mar.
Por eso, aunque duela,
no nos mires, no te acerques demasiado,
quédate gozando de tu alma,
que a nosotros nos llega
con la memoria de tu amor
y la dulce nostalgia
de aquellos tiempos en que tu presencia
estaba, ciega, entre nosotros, gozándola,
sin tino, y sin apenas, darnos cuenta.
Por siempre, para siempre.
POR COMPLETO. ( décima y ovejillo.)
El aroma de tu piel
me permite caminar
por tu mundo sin frenar
hasta el panal de tu miel.
Y comerme tu pastel
y saciarme por completo
de tu boca, en este dueto
de sensaciones carnales
nos arrancamos los males
somos rima de un soneto.
Desde aquel jardín de Roma.
Aroma.
Me llega es verdad no miento
El viento.
Y prendo de amor un sueño
Pequeño.
Yo mi labor desempeño
con tu cuerpo al sol contigo
llevo en mis manos conmigo
aroma el viento pequeño.
Puchelar.
Gracias de nuevo, Puchelar. Muy bello. Gran aportación a #LaPajarera