A las personas que desconocen lo ocurrido en Galiza, en la década de los ochenta/noventa les extraña que un líder político fuera amigo de un narco. De un narco importante, se entiende. Las que conocemos la tierra, sabemos que es imposible lo contrario. La tupida red que el narcotráfico gallego labró en la sociedad galaica es de tal calibre que implica el tejido social al completo. Fue un genocidio de toda una generación.
Quien no murió entonces, camina como alma en pena con el bote de metadona en la mano, el VIH cronificado o tiene tantos muertos en su cabeza que es uno/a más. No hay casa, por todo el contorno de la ría de Arousa, que no tenga heridos o muertos producidos por el gran negocio que labraron los Marcial Dorado de la época.
La financiación de los partidos políticos (obsérvese el plural) especialmente los de derechas (ay, el Manoliño Fraga, el Fernández Albor) tenían (¿tienen?) relaciones estrechas, muy estrechas y fructíferas con la mafia gallega. ¿Cuánto dinero salió de las venas envenenadas de la juventud de la época camino de las arcas de los partidos? Nunca lo sabremos a menos que algún periodista se la juegue porque los narcos y los amigos de los narcos no engañan.
Hay una escena crucial en Fariña, cuando Xerardo Fernández Albor, habla quedamente con el narco. Eso era lo habitual. He visto en la iglesia parroquial de A Pobra do Caramiñal el sitio destacado reservado al narco del pueblo, que había financiado el manto y las joyas de la Virgen. Como poco antes de mi estancia, Sito Miñanco financió el club de fútbol donde jugaban los alevines de sus clientes futuros.
Los coches que aparcaban los guardias civiles del puesto de A Pobra, de Vilagarcía de Arousa, de cualquiera de los pueblos de alrededor era un compendio de lujo inaudito, así como sus muñecas, decoradas con Rolex de oro. Lo cuento en alguna (varias) novelas que he escrito porque pocas cosas me han marcado tanto en mi vida. Comprobar como la impunidad, la terrible impunidad, normalizaba la vida de asesinos convirtiéndolos en adalides sociales, en bienhechores de una sociedad cómplice y contaminada. La Cosa Nostra gallega.
Un tiroteo por nocturno no espantaba a nadie, al contrario. Era tan normal que ni se comentaba.
Los chicos de la zona comenzaban con las sacas* como un juego con el que ganaban mucho dinero. En los albores de los años noventa, se les pagaba por saca ¡100.000 pts.! (600€ de la época) Eran solo unas horas de trabajo y riesgo nulo, porque la guardia civil estaba en el ajo. Durante un tiempo ese era el pago, poco después comenzaban a pagar la mitad en especie. 50.000 pts. en heroína o cocaína que en Santiago, A Coruña, Vigo…una vez cortada y elaborada, se revalorizaba mucho. Los chicos comenzaban a consumir cantidades descomunales de droga porque la obtenían facilmente, ya se encargaban los kapos de atizar el vicio. Al cabo de unos meses, solo se cobraba en especie. La mitad para su consumo, el resto para el negocio. Hasta que el consumo copaba lo cobrado y se pasaba a la subsistencia y al declive total. Entonces, para deshacerse del incauto que ya era un esclavo de la droga, un desecho humano, según los narcos, que no servía para nada, se le ponía de cebo para que los guardias hicieran alguna redada. Había que contentar a Madrid que reclamaban acciones contra la droga…Y ya en la cárcel se esperaba la muerte por SIDA o sobredosis. Total, no faltaba mano de obra ¿Quién con quince o dieciséis años desprecia ganar en una noche más que lo que su padre en un mes?
Esa era la manufactura humana de los Marcial Dorado, de los Sito Miñanco…de los amigos del jefe. Con la omertá como ley y la camaradería amigable como senda a seguir por quien quisiera medrar. Y los chicos del PP siempre quieren medrar.
Por eso, a nadie le extrañó en Galiza que su presidente fuera amiguiño do narco…Que cosas, si eso es un grado en la zona.
Los pazos de la droga rezuman muerte. Los políticos, la iglesia, la banca, el comercio…gallego, rezuma sangre de los jóvenes que murieron para que ellos se encumbraran.
Y eso, queridas mías, es historia. Uno de ellos, es probable que sea el próximo presidente de España.
María Toca Cañedo©
*Sacas: descargue de paquetes de droga que llegaban a las playas o a la costa desde las lanchas rápidas de los narcos.
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