PEQUEÑO MANUAL DE ANTROPOLOGÍA BESTIAL

 

Decía no hace mucho, que la especie humana debería repensarse, y, a la vista de los acontecimientos, la realidad es que parece que se está en ello. Desgraciadamente, la revisión de valores, no necesariamente coincide con lo que un servidor, el sentido común y, sobre todo, el concepto mismo de derechos humanos y valores éticos dan por razonables.

Es posible que lo que ocurre estuviera, en el fractal de germen que inició su andadura en la explosión cámbrica de la vida. Es posible que, viendo la correlación de situaciones que vive la humanidad desde que aprendió a escribir para dictar normas, haya, después de todo, una semilla de maldad anidando en lo más hondo de la conciencia humana, esperando para saltar cíclicamente para poner al borde del abismo los valores, la conciencia y la propia vida. Hay, todo hay que decirlo, excepciones notables, pero en lo que nos ocupa, desgraciadamente, tenemos que darle la razón a Facundo Cabral, que juraba que su abuelo, solo le tenía miedo a los gilipollas, porque eran tantos, que podían elegir presidentes.

Los USA que, hasta ahora, habían tratado de mantener oculta su vocación totalitaria, xenófoba, intransigente, colonialista y tiránica, parece que han decidido, mostrar abiertamente que su bandera puede ser cambiada sin ningún demérito por la de Barras y Cruces Gamadas.

Me preocupa que nuestra inocencia nos haga imaginar que un resultado diferente habría sido diferente en lo que a la violencia del régimen de la Nueva República de Gilead, le tenía reservado al mundo. Tengo la sospecha, sin pruebas pero sin dudas, de que una parte muy importante de la victoria de Trump se debe más a la derrota de Harris que a los méritos del ganador. Imaginar a estas alturas a una Mujer y además, Afroamericana en la presidencia de uno de los países más racistas del mundo, no dejaba de ser una utopía, aunque, desgraciadamente, ganara quien ganara, la batalla comercial que se avecina, de mano de las corporaciones, viene a devolvernos a los tiempos del dame o te mato que aplicaban sin ningún reparo, Friedman o Kissinger, pero, eso sí, ya sin necesidad de hacerlo a escondidas o buscando excusas que legalicen lo que vienen haciendo de forma violenta y sin pausa desde que estalló la Guerra de Cuba.

Puede ser que me equivoque, –que la gente honesta del mundo se equivoque –, pero viene siendo una constante histórica que cuando USA estornuda, el resto del mundo occidental saca el pañuelo, y de hecho, en la vieja Europa, ya se empezaba a padecer los síntomas de la intransigencia y el retorno del fascismo (eso sí) dejando ya de lado todo disfraz de obrerismo, para abrazar violentamente el neoliberalismo más radical y el expolio de derechos conquistados con lucha y sangre. Mejor irnos preparando, porque la batalla, se presenta dura y la gilipollez avanza a más velocidad aún que el fascismo.

Parece, a la vista de lo visto, que Marx y Engels, pudieran estar en lo cierto y el capitalismo muriera de empacho de sí mismo, colapsado por su propia avaricia y empujado por la conciencia de la gente, que con “los estados del bienestar” se echó una siesta de la que muchos aún no se han despertado, empiece a darle vuelta nuevamente a eso de la lucha de clases. Con todo, mucho tiempo ha de pasar hasta que se empiece a entender el torbellino que se avecina.

Las generaciones venideras no son conscientes aún de lo que Trump ha mostrado como programa fundamental. Y por más que en el resto del mundo vayamos a padecer sus desmanes, los obreros estadounidenses, serán los primeros en padecer el programa industrial y financiero que propone. Leyendo por encima, se parece más a un programa de desarrollo autárquico en el que la ley del mercado (por cierto, como siempre) solo se invoque en la medida en que los grandes holdings yankees salgan ganando. Pero, a simple vista, va a poner en peligro, según su propio programa, a todos aquellos trabajadores que desarrollen su carrera profesional en el ámbito de las importaciones. Los aranceles aduaneros que Trump quiere imponer, van a suponer una catástrofe para todas las empresas con tratos comerciales con los USA, pero, remitiéndonos a experiencias pasadas de la misma índole, enviarán a muchos trabajadores al paro aumentando ya la incalculable bolsa de pobreza que asola el país.

Que los emigrantes hayan sido uno de los pilares del triunfo del nuevo führer que llega al poder con la intención (ya lo demostró con anterioridad) de saquear su propio país y, sospecho que todos los que se le pongan a tiro, no deja de ser sino uno de los ejemplos más miserables de egoísmo humano. Cerrar la puerta a quienes vienen detrás de uno con los mismos problemas y empujado por las mismas penurias, demuestra que Góngora estaba más que acertado cuando dijo lo de “ande yo caliente…”

Por último, deberíamos estar a estas alturas vacunados contra “el buen candidato” en las elecciones presidenciales de los USA. El mejor, será siempre terrible, el peor, ni nos lo imaginamos y, por si fuera poco, la conciencia de los movimientos por los derechos civiles, el Black Panther, Martin Luther King y toda aquella voluntad renovadora que se alzó entre los años 50 y 70 del siglo pasado, es parte de una historia que, devorada por el sistema, la devuelve convertida (salvo excepciones valientes) en una masa de obreros sin trabajo, gente sin conciencia y afroamericanos matando orgullosamente por un país que no les quiere más que como carne de cañón y que cada vez, deja ver más clara su vocación de portadores de la Svástica.

Jehtro Legrand

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