Porque soy mujer

 

 

Se acercan elecciones, este año lo tenemos prieto y vamos viendo las sucesivas olas que predicen marejada y mar tirando a gruesa.

Yo voy a implicarme en general. Y mucho. Hacer distingos con la izquierda, los haré, claro que sí, porque tanto mi ideario como el proyecto de futuro que me gustaría para mi país está tirando hacia la izquierda sin atisbos de centralidad, que eso lo dejé hace mucho.  Entiendo que no es posible centrar un tablero en donde una parte tiene medios de producción, poder económico, bancario, justicia y comunicación y en el otro, gente. Gente que en ocasiones ni tan siquiera es consciente de lo que carece ni de sus necesidades y escucha los cantos de sirena de la acera contraria dando apoyo al amo de corral y a quien pone el yunque. Por eso no puedo ser centrista, por equidad. Porque no hay equilibro entre los contendientes. Cuando lo haya vuelven y me proponen equidistancias, verán cómo me pongo en el punto medio. Hasta entonces, me encontrarán en la punta  izquierda.

Me consta que ninguna de las izquierdas operativas en este momento puede, ni de lejos, desmontar el neoliberalismo que nos asola. No pueden asaltar el Palacio de Invierno porque no hay mayorías (para realizar una revolución hay que tener por lo menos un 60% de apoyo popular, Berlinguer, dixit) y porque el baño de sangre previsible, quizá no compensara. El sistema tiene un blindaje fuerte y cercado de minas antipersonas, pretender con un resultado mínimo desmontarle es utópico y falaz. Además de irrisorio. Soy consciente, pues, de tales limitaciones. Soy realista con los deseos y las dificultades.

Pero soy mujer, saben. Soy mujer y pensionista raspada, además tengo  personas que amo abriéndose camino en la vida. Gente joven que pretende un futuro en este marasmo de incertidumbres. Por eso, aunque me encabrono mucho con esa izquierda domada y suave, conciliadora y apagafuegos, la apoyaré a muerte.

Claro que no me conformo. Claro que busco más y más. Deseo fervientemente una Renta Básica Universal, Sanidad pública de calidad, cultura amplia y popular, justicia equitativa y real, pacifismo, respeto hacia el medio ambiente y al mundo animal, educación pública de calidad. Propugno nacionalizar la banca, las eléctricas, las comunicaciones, regular el mercado de la vivienda y los alimentos básicos, así como en general todas las empresas vitales para el servicio público. También propugno que torne a mano publica lo que nunca debió pasar a privada. Sobra decir que el aborto libre, en la seguridad social, acceso a salud bucodental y oftalmológica y lucha a muerte contra el patriarcado asesino. Derogar esa Ley Mordaza indigna de cualquier país que se precie de demócrata.  Todo eso y lo que surja, como en las citas.

¿Los partidos de izquierda a los que voy a apoyar van a conseguir todo lo que deseo para mi país, para el mundo? Ni de coña. Es casi imposible, por eso no malgasten tiempo intentando convencerme de que sí o de que no.

Pero soy mujer, como les decía. Y aunque blanca y europea quiero que cualquier ser humano pueda transitar por el mundo a su antojo. Que la raza, religión, sexo, color de piel, cultura no sea causa de menoscabo de derechos. Que la vergüenza del colonialismo deje de existir. Palestina y Sahara, Kurdistán, entre otros, queden  libres de la bota imperialista. Quiero que se pueda abortar segura, trabajar o no, gestar o no, tener los derechos sexuales asumidos en su totalidad,  que las fronteras se pierdan en la noche de los tiempos. Lo quiero ya. Lo ansío con fuerzas y no me conformo, solo transito por los escalones que la vida y la sociedad me imponen.

Me consta que lo chulo es romper moldes, ir de nihilista perpetua porque el sistema es una mierda y si no me lo cambian al completo no quiero nada. Eso es lo guay, claro que sí,  tienen ustedes toda la razón. Mola mucho tomar esa postura, lo que ocurre que me parece casi tan banal como criminal. Como si al ahogarnos nos tiraran un salvavidas y no lo tomáramos en espera del barco salvador de lujo o de un salvavidas de color adecuado… Lo más probable es que mientras esperamos, nos ahoguemos.

El sistema, la Constitución, las leyes…están marcadas y mancilladas por el poder económico, me consta. Pero soy mujer, ya les digo…

Por eso voy a implicarme hasta las trancas para que salgan elegidas esas izquierdas. Las izquierdas que hay. No porque me entusiasmen al cien, ochenta…ni al cuarenta por cien, que no. Que voy a empujarlas, a criticarlas hasta quedarme ronca, se lo aseguro. Pero soy mujer, tengo gente que amo sin futuro y he vivido lo suficiente para saber que la derecha cuando toma el poder (limitado poder, porque los otros no los suelta nunca) nos machaca hasta la asfixia.

Me consta que cuando se recortan los derechos, se extiende la pobreza, cunde la injusticia y la pérdida de derechos, nosotras, las mujeres,  somos las primeras de la fila en caer. Encabezamos el entierro siempre.

Ya lo estamos viendo cuando los ultras sacan la patita suelen dar donde nos duele. Sabemos que la pobreza, la precariedad y el desamparo social tiene nombre de mujer, si dudan comprueben estadísticas. Por eso, daré empujones a la izquierda, apoyaré a la izquierda y trabajaré como sea para arañar el mínimo voto para esa izquierda. Porque soy mujer y aunque sea blanca, europea, es decir privilegiada, soy muy consciente de las carencias y odio el sistema que las propicia porque mantengo el convencimiento que el barco lo remamos todas/os o nos hundimos todos/as.

Y no me da la gana regalarles mi inoperancia. Así es que pelearé fuerte por la izquierda, toda la izquierda. Ya luego, cuando estén el poder seguiré empujando, peleando, criticando y luchando por lo expuesto más arriba, que es meta indiscutible que hay que conquistar.

Ustedes busquen sus motivos, seguro que encuentran varios. Yo, ya les digo, el hecho de ser mujer me empuja a no quedarme quieta y mi  empeño siempre, siempre será critico y con condiciones. Pero no me pidan que me abstenga estando las cosas como están porque los cavernarios cabalgan con fuerza. Y ellos no se achantan, se lo aseguro, conquistan y luego queman la tierra hasta no dejar ni un rastrojo de derechos. Por eso, ahora apoyamos lo que hay y luchamos por lo que llegará.

Y porque soy mujer y me aburre repetir las guerras que gané hace  tiempo.

María Toca Cañedo©

 

Sobre Maria Toca 1684 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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