¿Qué oculta el PP?

 

Volvemos, como el borrico dando vuelta al molino, a sacar la Ley de Memoria, que se quiere derogar en Cantabria, a instancias de VOX y con la aquiescencia diligente de su partido hermano, PP. Antes que nada, no puedo menos que preguntar al PP de Cantabria, si consideran que la prioridad legislativa de Cantabria es la derogación de una ley como la de Memoria Democrática para que sea un proceso de urgencia lo que se proponga al Parlamento nada más iniciado el curso parlamentario. De ser así, les felicito,  ya que viven en un maravilloso mundo donde no existe el problema de la vivienda, ni el paro juvenil, ni esa sanidad que en verano cerró por derribo, o ya que estamos, la innombrable corrupción que aqueja, tanto  al PP regional como al nacional. Que envidia siento de poder eludir tantas preocupaciones para atender la urgencia de la derogación revanchista y malvada de una ley que les molesta ideológicamente. Porque queda claro escuchando al diputado regional Iñigo Fernández que les guía la revancha de no haber sido consultado -falacia mayor, porque desde el PSOE se afirma de forma contundente que se reunieron y consultaron a los del PP en repetidas ocasiones- Es decir, como no se sintieron debidamente interpelados, derogan. Independientemente de que la ley sea o no útil.

Considera el señor Fernández que es una ley revanchista porque no equipara a las víctimas. Va a tener razón, el querido Iñigo, porque mantener escudos fascistas, yugo, flechas y aguilucho incluido, lapidas en iglesias, monumentos en honor de los “caídos por Dios y por España” nomenclatura de calles y monumentos funerarios , durante más de ochenta años en honor de una parte (la suya) de los muertos, es cuanto menos una infamante desigualdad. Para equiparar a las víctimas deberíamos entregar muchos estancos, administraciones de loterías,  realizar monumentos, dar muchas pagas y honores a las otras víctimas, las olvidadas. Claro que nos encontramos con el pequeño problema de que no están. No están porque se han ido muriendo los descendientes directos de aquellos que lucharon por la democracia, por un gobierno legal, por la justicia social y la libertad. Los herederos de aquellas víctimas hemos ido envejeciendo, muriendo en la soledad de un silencio programado por el odio y la revancha.

Odio y revancha que le hizo exclamar con voz tronante en el Parlamento de Cantabria contra el terror rojo. ¿Qué terror, señor Fernández? En Cantabria durante trece meses (no dieciocho como exclamó con soberbia ignorancia) hubo una guerra, bombardeos por parte de la facción nazi, y claro que se cometieron desmanes y revanchas que detestamos como fue la masacre del Alfonso Pérez que toda persona de bien, rechaza con contundencia. Lo que olvida en señor Fernández es que a las víctimas del barco prisión se las enterró con dignidad, tienen sus nombres en lapida de la iglesia del Cristo y sus deudos fueron indemnizados y agasajados, como debe ser. En cambio, fíjese que contraste, cuando solicitamos permiso para dignificar a las víctimas del bombardeo nazi del Barrio Obrero, con una lápida  recordando sus nombres, el ayuntamiento de Santander, tan generoso en otros dispendios, nos negó el derecho a dar nombre y honor a las víctimas. Cuando habla de igualar a las víctimas ¿se refiere a eso, señor Fernández?

Para hacer justicia equitativa deberíamos dejar pasar más de ochenta años obviando a los muertos del bando faccioso (golpistas que provocaron la guerra) y ofrecer gloria y honor a quienes defendieron la democracia, la libertad y la legalidad. Eso sí que sería igualar…

Habla, también, el indigente mental de don Iñigo, de fosas…que no se han solicitado aperturas, esgrime como argumento de la inutilidad de la ley. En primer lugar, en Cantabria apenas hay fosas…lo que hay son simas. Barrancos inhóspitos a los que se arrojó a los asesinados por falangistas y por activos golpistas. Y sí, se abrió una sima gracias a la ley de Memoria, precisamente fue en la que se encontraron los restos de Eloy Campillo, guardia forestal que delató al grupo guerrillero por lo que fue ajusticiado y tirados sus restos al barranco que fue abierto nada más aprobarse la ley. Una sola se investigó y justo se encuentran los restos de gente de “su” bando.  Que fortuna tienen los fascistas, oiga.

La mayoría de las fosas son impracticables o de difícil acceso, además ¿quién va a solicita exhumación si la mayoría de las familias han desaparecido o siguen enterrando el dolor entre el miedo y la agresión de palabras como las pronunciadas por el PPVOX de Cantabria, precisamente por escuchar discursos de odio como el del señor Fernández?

La minimización que realiza el PP de la Memoria Histórica dudo si obedece a la ignorancia o a la mala fe. Quizá a ambas. La Memoria no es cuestión de fosas, o no solo. La Memoria es cuestión de cultura social, de información de la historia sesgada por decenas de años de mentiras explicadas con altavoz.

El diputado Fernández, apunta en sus intervenciones, que pretendemos sesgar la información en los colegios…le respondo lo manido de “se cree el ladrón…” No, al contrario, lo que  pretende la Ley es contar los hechos de forma neutra, tal como sucedieron sin sesgo ideológico alguno, porque la historia se escribe de forma aséptica o es propaganda. La que llevan haciendo los amigos y antepasados del señor Fernández y del PPVOX más de ochenta años. Quizá sea el sesgo educacional que tuvo el señor Fernández lo que le hizo grita en el Parlamento de Cantabria “¡el terror rojo!

¿Qué terror rojo? ¿Conoce don Iñigo, el numero de comunistas que había en Cantabria en el año 1936? No llegaba a unos pocos centenares, el PCE no sacó apenas votos en nuestra región. Habla del terror rojo tal que le explicaron en las clases de Formación Espíritu Nacional a las que asistió con mucha atención y no ha contrastado ni olvidado ninguna de ellas.

La Memoria es también erradicar el culto al fascismo que sigue en iglesias, cementerios, ermitas, y calles con nombre de genocida. Le dejo dos ejemplos cercanos: la iglesia de San Roque, en el Sardinero, que mantiene en el frontispicio de la fachada principal el yugo y las flechas. Y la colegiata de Castañeda que sustenta un gran monumento al lado de la entrada principal con nombres de “caídos por Dios y por España

Le preguntaría ¿por quién cayeron los del otro bando don Iñigo? Se lo respondo: por la democracia, la libertad y la legalidad.

Las falacias con que el PP llena su boca y sus declaraciones obedecen de forma clara a una total aquiescencia con el pasado fascista, a una ignorancia supina de nuestra historia y a un afán revanchista malvado y vengador, como lo fueron sus antepasados de los años cuarenta. Los que llenaron las fosas y los cementerios de España de víctimas que aun hoy, con casi noventa años de distancia, les cuesta asumir. A ellos y por ellos, criminales fascistas, es a quien justifican los argumentos del PP de Cantabria.

Por último, me gustaría saber ¿a qué obedece tanta saña contra la ley de Memoria y contra la verdad historica? ¿qué tapan, qué ocultan y a quién protege el PP de Cantabria queriendo derogar una ley sana y francamente escasa para la convivencia democrática que intenta sanar viejas heridas y rencores viejos? ¿De verdad está tan interesado el PP de Cantabria en seguir manteniendo el fascismo en nuestra región?

María Toca Cañedo©

 

Sobre Maria Toca 1673 artículos
Escritora. Diplomada en Nutrición Humana por la Universidad de Cádiz. Diplomada en Medicina Tradicional China por el Real Centro Universitario María Cristina. Coordinadora de #LaPajarera. Articulista. Poeta

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