Damos comienzo a una recopilación de mujeres que han quedado difuminadas en la historia, entre los bastidores de un patriarcado que tiende a menoscabar lo realizado por ellas. A pesar de los tiempos duros para alzar voces, para salir al estrado, tan siquiera para salir a la calle, lo hicieron. Con todo en contra, luchando contra la incomprensión, el insulto, la vejación o la risa. Esfuerzo titánico que unieron a la lucha emprendida, sea por la cultura, por la clase trabajadora, los derechos de las minorías o por si mismas. Por eso merecen que los libros de historia abran sus páginas a tanta mujer ninguneada. Comenzamos nuestra andadura en #LaPajarera con esta enorme luchadora francesa.
LOUSE MICHEL.
Reconozco que mi primer contacto con esta mujer fue pleno de perplejidad. Que fuerza sobrehumana la debió impeler para acometer una vida de lucha, de pelea, de cárcel, represión y creación. Nació en Vroncourt-la-Côte, Haute-Marne, 29 de mayo de 1830 y murió en Marsella en 1905. En ese lapso de tiempo, fraguó una carrera como maestra, enarboló la primera bandera negra en la Comuna de Paris, se convirtió en símbolo del anarquismo.
Era hija natural de una sirvienta, Marie Anne Michel, y del terrateniente Étienne-Charles Demahis o más probablemente de su hijo, Laurent Demahis. Sus abuelos paternos le dieron una buena educación basada en principios liberales. Louise leía a Voltaire y a Jean-Jacques Rousseau en su infancia, junto a otros autores de semejante talla. Tuvo una infancia feliz, cubierta por ensoñaciones de ser poeta que era su sueño. Estudió magisterio, pero su incipiente carácter revolucionario la impidió jurar el cargo ante Napoleón III y por tanto no pudo ser empleada pública.
Muertos los abuelos que la protegían, le quedó una herencia que fue utilizada en abrir escuelas libres , en donde aplica técnicas de enseñanza libertaria y republicana, que auspiciaron la desconfianza de algunos padres. Sus hermanos la expulsan de la familia, quedando libre y sola para ejercer sus ideales.
Se traslada a Paris, sigue ejerciendo la enseñanza, conoce a Victor Hugo con el que establece una larga relación de amistad, publica poemas con el seudónimo Enjolras, personaje de la novela Los Miserables. En ese tiempo comienza a introducirse en ambientes revolucionarios, colabora en periódicos como articulista defendiendo a los más desfavorecidos y se asocia a La Sociedad Democrática de Liberalización, que propugna ayudar a las trabajadoras.
Cuando la derrota de Napoleón III en la guerra franco-prusiana pone fin a la dictadura y el ejercito prusiano avanza sobre Paris, Luise Michel, forma parte del Comité de Vigilancia del barrio de Montmatre, para organizar la defensa de la capital, conoce a Theofile Ferré y comienza una relación con él.
Seguidora de Louis Auguste Blanqui. jefe revolucionario republicano socialista que funda un movimiento, forma parte de movimientos populares. Cuando las tropas del general Trochu abren fuego contra la multitud delante de la alcaldía de París, Louise, vestida de guarda nacional, responde disparando. Es el 17, 18, 19 de Mazo de 1871, marcan el inicio de la Comuna de Paris. En esos meses, crea comedores para niños, guarderías infantiles, escuelas profesionales y orfanatos laicos. Eso no impide que luche fusil en mano, contra las tropas que invaden Paris, y participa como enfermera, reclutando mujeres para conducir ambulancias. Como guarda del 61º batallón de Montmartre, lidera un batallón femenino cuyo coraje destacará en las últimas batallas libradas por los comuneros, en el cementerio de Montmartre y en Clignancourt, donde muchas de sus compañeras pierden la vida. Logra sobrevivir, pero capitula ante las autoridades cuando se entera de que han apresado a su madre, y amenazan con fusilarla si no se entrega. Es condenada a diez años de prisión y destierro. Pronuncia unas valerosas palabras en su juicio:
-“No me quiero defender. Pertenezco por entero a la revolución social. Declaro aceptar la responsabilidad de mis actos.(…)Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad sólo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta Comisión”-
Es deportada a Nueva Caledonia, donde colabora con los que luchan por la independencia de la isla, y recibe entonces el calificativo de Louve rouge, la Bonne Louise (la loba roja y la buena Louise. Estudia la fauna y flora de la isla, entabla relación con los movimientos canacos, a los cuales apoya frente a la metrópoli. Aprende su lengua, forma escuelas, funda periódicos, de apoyo a los movimientos independentistas canacos, mientras crea más escuelas donde también formará a los hijos de los deportados y de nativos…
Vuelve a Paris, amnistiada y reconocida por el pueblo, comienza a desmarcarse de un socialismo parlamentario autoritario, y comienza su acercamiento al anarquismo, propugna la adopción de la bandera negra, participa de manifestaciones, saqueos a panaderías para repartir los alimentos a los desfavorecidos, como muestra de combate político, por lo que es condenada de nuevo a cárcel. Presa en Saint Lazare, defiende a prostitutas encarceladas y denuncia su condición de víctimas de la sociedad.
Sale amnistiada y sigue manifestándose y luchando de forma continúa. En una de sus proclamas recibe dos balazos en la cabeza provenientes de los disparos de un monárquico. Es vigilada, seguida de forma constante, lo cual no la impide fundar periódicos, dar conferencias, participar de la lucha social de forma enconada. Vive entre Londres y Paris, quema la salud en sus últimos años, viajando para dar conferencias por varias ciudades de forma incansable, mientras, consciente de su próxima muerte, supervisa la edición de sus obras.
Fue contemporánea y amiga de Enrico Malatesta, Leon Blum, Sebastian Faure.
Escribió varias obras de poesía, teatro, narración y opinión política y numerosos artículos periodísticos; del conjunto de su producción cabe destacar sus Memorias (1886), El nuevo mundo (1888) y La Comuna (1898).
Dos batallones de las Brigadas Internacionales, llevaron el nombre de Louise Michel en la Guerra Civil Española. Una estación de metro de París y un jardín al lado del Sagrado Corazón de París también lo lleva.
Incansable luchadora feminista, cuya labor en pos de los derechos democráticos de los menos favorecidos fue constante en su vida. Se dedicó hasta el último aliento a la lucha por el feminismo, los desfavorecidos y la cultura. Desde #LaPajarera le rendimos homenaje ya que nos impelen los mismos ideales.
María Toca
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